Perguntam-me não raras vezes:
- "Qual o livro de José Saramago que mais gostaste de ler?"
A resposta que pode ser dada a cada momento:
- "Impossível de dizer... não sei responder, não seria justo para com outros (livros) não nomeados. Mas uma coisa sempre soube. Uma obra de Saramago, enquanto "pseudo ser vivo" ou com "gente dentro" tem que me raptar, prender-me, não me deixar sair de dentro das suas páginas. Fazer de mim um refém, e só me libertar no final da leitura... mesmo ao chegar à última página. Aí, o "Eu" leitor que se mantém refém, liberta-se da "gente que a obra transporta dentro" e segue o seu caminho.
Mas segue um caminho que se faz caminhando, conjuntamente com mais uma família"

Rui Santos

sábado, 30 de abril de 2016

Exposição "Pinceladas de Saramago" - Dos artistas Roberto Batista, Gloria Díaz, Pedro Raidel e Silvia Ramos, os protagonistas de "Artemages, palabras que a veces son colores" - "Centro de Arte La Recova" em Santa Cruz de Tenerife

"Pinceladas de Saramago" 
Los artistas Roberto Batista, Gloria Díaz, Pedro Raidel y Silvia Ramos son los protagonistas de "Artemages, palabras que a veces son colores", una explosión pictórica que anoche se inauguró en el Centro de Arte La Recova de esta capital



Publicado online "El Día.es" por Jorge Dávila, aqui
em http://eldia.es/cultura/2016-04-30/2-Pinceladas-Saramago.htm

"Saramago a través de la pintura. Esa es la clave para entender "Artemages, palabras que a veces son colores", la exposición que se inauguró anoche en el Centro de Arte La Recova, en la que se pueden ver casi doscientas obras de arte creadas por Roberto Batista, Gloria Díaz, Pedro Raidel y Silvia Ramos. José Carlos Acha, quinto teniente de alcalde y concejal del área de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz, estuvo presente en la puesta de largo de un proyecto que tiene como piedra angular la obra del escritor y ensayista luso y que se puede visitar hasta el próximo 20 de mayo.
La idea de "Artemages" empezó a tomar forma hace tres años. "Pedro se apoyó en El viaje del elefante para realizar sus propuestas, Gloria buscó la inspiración en varios de sus cuentos, Silvia en sus ideas sobre la pintura y, por último, yo opté por rebuscar en su pensamiento, su escepticismo, su pesimismo...", cuenta Roberto Batista sobre los puntos de partida elegidos por los cuatro artistas.
El colectivo artístico que ha hecho posible esta actividad, creada en el año 2004, desarrolló con anterioridad los proyectos "Salinas" -expuesto en la Casa Massieu de Tazacorte y el exconvento de Santo Domingo- e "Interiores" -se pudo ver en la sala pequeña de La Recova-, dos visiones en las que se posicionaron en el extremo opuesto de "Artemages". Acrílicos, óleos y acuarelas sobre madera, papel o tela y otras técnicas mixtas conforman la base de una aventura de colores y formas a partir de la cual los creadores desligan los pensamientos de Saramago para generar una curiosa narrativa pictórica."


Publicado online no La Opinión de Tenerife, aqui 

"La exposición ´Artemages´ convierte las palabras de Saramago en pinturas
El colectivo Apresto cuelga sus visiones sobre la obra del premio Nobel en La Recova"

"El Centro de Arte La Recova acogerá, a las 20:30 horas de hoy, la inauguración de la exposición Artemages, palabras que a veces son colores, en la que los creadores han aceptado el reto de convertir frases de José Saramago en obras de arte. El quinto teniente de alcalde y concejal de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, José Carlos Acha, indicó sobre esta propuesta creativa que la muestra "reúne más de 150 pinturas realizadas por el colectivo Apresto que integran los artistas Roberto Batista, Gloria Díaz, Pedro Raidel y Silvia Ramos".

La muestra podrá visitarse hasta el 20 de mayo en la conocida sala capitalina. Utilizando óleos, acrílicos, acuarelas y técnicas mixtas sobre lienzos, maderas y papel se presentan obras en diversos formatos que nos hablan desde la figuración a una aparente abstracción. Especialmente para este proyecto se presentan unas cajas que contienen cuatro carpetas con obras originales de los cuatro pintores. Artemages es el tercer proyecto del colectivo de arte Apresto. Cada uno de sus miembros se enfrenta a la lectura de la obra de José Saramago."

Encontro com a activista Aminetu Haidar e a tomada de posição de José Saramago sobre o povo Saharauis (Sahara / Marrocos) - 22/11/2009

Entrevista publicada no jornal "El País" (jornalista Juan Cruz), em 4 de Dezembro de 2009, e pode ser recuperada, aqui 

"Seremos moralmente más pobres si Aminetu Haidar se muere"

"Todos seremos moralmente más pobres si Haidar se muere", dijo José Saramago en esta entrevista en la que cuenta cómo vio a la militante saharaui cuando fue a encontrarse con ella el último martes en el aeropuerto de Lanzarote, donde esta mujer de 44 años hace huelga de hambre. Saramago reside en Lanzarote desde 1993, con su mujer, la periodista y traductora Pilar del Río.

Pregunta. Fue a solidarizarse.
Respuesta. Y a ayudar, como otros tantos, a algo que me parece fundamental, aparte de los factores de la historia política: para ayudar a que esta mujer no se muera. Eso me parece básico, y por eso fui.

P. ¿Qué hacer?
R. Para que no se muera se necesita encontrar una solución. Creo que el Gobierno español está tratando de veras de encontrar una salida, pero todas las gestiones se le han ido complicando, día a día. Sólo se puede confiar en que Zapatero tenga fuerza y con esa fuerza logre un buen fin. Y el buen fin es que esta agonía no se prolongue hasta que sea demasiado tarde. La salud de Haidar es cada vez más precaria, todos podemos verlo. Y cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento

P. ¿Qué sintió usted cuando la encontró?
R. Fui para ayudarla a vivir, como otros, ya se lo dije. Y cuando he estado con ella, el martes, se hablaba de que podía haber una solución pronto. Lo creía ella misma, sonreía ante esa perspectiva. Había una atmósfera de satisfacción. Y no pasó nada, y han pasado los días y esto no mejora nada... Fíjese en las notas del cónsul marroquí y en las reacciones brutales, de una crueldad increíble, del Gobierno de Rabat...

P. ¿Usted espera que un arbitrio internacional zanje el problema?
R. Todas las esperanzas están puestas en eso, pero se desvanecen... Aunque intervenga la ONU, sus mecanismos son muy lentos, y esta mujer no puede esperar... Si Marruecos cumpliera, o hubiera cumplido, las resoluciones de la ONU, el conflicto que plantea el Sáhara se habría resuelto, porque el Sáhara Occidental ya sería independiente, probablemente... Pero hay en el mundo algunos países a los que las resoluciones de la ONU les importan un pepino, y entre ellos está Marruecos. Otro de esos países que no tienen en cuenta los dictados de la ONU es Israel, que con respecto a Palestina adopta la misma actitud de Rabat ante el Sáhara. No les importa lo que la ONU diga. Se permiten volver la espalda ante la presión internacional.

P. Estuvo con ella. Al volver a casa, ¿cómo valoró la naturaleza humana del drama que plantea la situación de Haidar?
R. Me parece que una mujer como ésta, que tiene unos hijos encantadores, y aquí tengo las fotos de su familia, haya decidido dar un paso tan arriesgado denota una firmeza fuera de lo común. Que la hayan conducido a esta situación lleva a pensar que la capacidad de desprecio por la naturaleza humana es infinita en la crueldad de algunos. No podemos permitir que esta mujer se muera. Vamos a ser moralmente más pobres si la dejamos morir.

P. Esto sucede en Lanzarote; Canarias es vecina muy próxima del Sáhara. ¿Alguna reflexión sobre lo que esto supone para las islas?
R. Cuando se me habla de los canarios pienso siempre que deberían preocuparse más de sus islas, donde se producen fenómenos de corrupción que avasallan y que no despiertan aquí, parece, demasiada preocupación. Si no se preocupan por lo que sucede en su casa, ¿cómo van a preocuparse de manera eficaz de lo que sucede en el Sáhara, por muy cerca que esté? Sin duda hay grupos que están haciendo mucho por solidarizarse con la situación, por ayudar a esta mujer y a su pueblo, pero chocan con la barrera infranqueable de Marruecos, que impide cualquier negociación. Estos colectivos hacen lo que pueden, claro. En cuanto a Canarias, repito que independientemente de esos colectivos lo que percibo es que los ciudadanos de las islas tienen que cambiar de mentalidad, preocuparse más por sus problemas, convertir su territorio en un verdadero archipiélago unido, y acabar con una situación en que cada isla va a lo suyo.

* Este articulo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de diciembre de 2009


"Seremos moralmente más pobres si Aminetu Haidar se muere" - José Saramago

"Querida Aminatu Haidar, 
Si estuviera en Lanzarote, estaría contigo. Y no porque sea también un militante separatista, como te ha definido el embajador de Marruecos, sino precisamente por todo lo contrario: creo que el planeta es de todos y todos tenemos derecho a nuestro espacio para poder vivir en armonía. Creo que los separatistas son los que separan a las personas de su tierra, la expulsan, tratan de desarraigarla para que, siendo algo distinto a lo que son, unos alcancen más poder y los otros pierdan su propia estima y acaben siendo engullidos por la sinrazón.
Marruecos con El Sahara incumple todas las normas de buena conducta. Despreciar a los saharauis es la demostración de que la Carta de los Derechos Humanos no se ha instalado en la sociedad marroquí, que no protesta con lo que se le hace al vecino, y es, sobre todo, la evidencia de que Marruecos no se respeta a sí mismo: quien está seguro de su pasado no necesita expropiar al de al lado para expresar una grandeza que nadie nunca reconocerá. Porque si el poder de Marruecos acaba doblegando a los saharauis, ese país, admirable por otras cosas, habrá obtenido la más triste victoria, una victoria sin honor, sin brillo, levantada sobre la vida y los sueños de tanta gente que quería vivir en paz en su tierra y con sus vecinos para, todos juntos, hacer del continente un lugar más habitable. 

Querida Aminatu Haidar, 
Has dado un ejemplo valioso que en todo en mundo se reconoce. No pongas en riesgo tu vida porque te quedan por delante muchas batallas y eres necesaria. Tus amigos, los amigos de tu pueblo, tomaremos el relevo en los foros que sean necesarios. 
Al Gobierno de España le pedimos sensibilidad. Contigo, con tu gente. Ya sabemos que las relaciones internacionales son muy complejas, pero hace muchos años que se abolió la esclavitud para las personas y para los pueblos. No se trata de humanitarismo: las resoluciones de Naciones Unidas, el Derecho Internacional y el sentido común están de un lado, y en Marruecos y en España se sabe. 
Dejemos que Aminatu regrese a casa con el reconocimiento de su valor, a las claras, porque son personas como ella quienes dan personalidad a nuestro tiempo, y sin Aminatu todos seríamos más pobres. Aminatu no tiene un problema, lo tiene Marruecos. Y puede resolverlo, tendrá que resolverlo y no solo para una mujer frágil, sino para todo un pueblo que no se rinde porque no puede entender ni la irracionalidad ni la voracidad expansionista, propia de otros tiempos y de otro grado de civilización.

Un abrazo muy fuerte, querida Aminatu Haidar. 
José Saramago"

Carta publicada online no site Asociación Dar Al Karama, em 24/11/2009, aqui 



"Querida Aminetu Haidar,
Se estivesse em Lanzarote, estaria contigo.
Não porque seja um militante separatista, como te definiu o embaixador de Marrocos, mas precisamente pelo contrário. Acredito que o planeta a todos pertence e todos temos o direito ao nosso espaço para poder viver em harmonia. Creio que os separatistas são todos aqueles que separam as pessoas da sua aterra, as expulsam, que procuram desenraizá-las para que, tornando-se algo distinto do que são, eles possa alcançar mais poder e os que combatem percam a sua auto-estima e acabem por ser tragados pela irracionalidade.
Marrocos em relação ao Sahara transgride tudo aquilo que são as normas de boa conduta. Desprezar os Saharauis é a demonstração de que a Carta dos Direitos Humanos não esta enraizada na sociedade marroquina, que não se rebela com o que se faz ao seu vizinho, e que é a prova de que Marrocos não se respeita a si próprio - quem está seguro do seu passado não necessita expropriar quem lhe está próximo para expressar uma grandeza que ninguém jamais reconhecerá. Porque se o poder de Marrocos alguma vez acabasse por vergar os saharauis, esse pais admirável por muitas e muitas coisas, teria obtido a mais triste vitoria, uma vitoria sem honra, nem gloria, erguida sobre a vida e os sonhos de tanta gente, que apenas quer viver em paz na sua terra, em convivência com os seus vizinhos para que, em conjunto, possam fazer desse continente uma lugar mais feliz e habitável.

Querida Aminetu Haidar,
Dás um exemplo valioso em que todas as pessoas e todo o mundo se reconhecem. Não ponhas em risco a tua vida porque tens pela frente muitas batalhas e para elas és necessária. Os teus amigos, e os amigos do teu povo, defender-te-mos em todos os foros que forem necessários.
Ao Governo de Espanha pedimos sensibilidade. Para contigo, e para com o teu povo. Sabemos que as relações internacionais são muito complexas, mas há muito anos que foi abolida a escravidão tanto para as pessoas como para os povos. Não se trata de humanitarismo, as resoluções das Nações Unidas, o Direito Internacional e o senso comum estão do lado certo, e em Marrocos e em Espanha disso se sabe.
Deixemos que Aminetu regresse a sua casa com o reconhecimento do seu valor, à luz do dia, porque são pessoas como ela que dão personalidade ao nosso tempo e sem Aminetu todos, seguramente, seriamos mais pobres.
Aminetu não tem um problema. Um problema tem seguramente Marrocos. E pode resolvê-lo... terá que resolvê-lo. Não se trata apenas de um problema de uma mulher corajosa e frágil, mas sim o de todo um povo que não se rende já que não entende nem a irracionalidade nem a voracidade expansionista, que caracterizavam outros tempos e outros graus de civilização.

Um abraço muito forte, querida Aminetu Haidar
José Saramago"

Carta publicada online no Expresso, em 25/11/2009, aqui 

"Narrador Inexistente" Conferência de encerramento do curso de verão da Universidade Complutense - El Escorial / Madrid - "Cadernos de Lanzarote Diário IV" (09/08/1996)

in "Cadernos de Lanzarote Diário IV" 
Caminho, páginas 191 a 196 

9 de Agosto (de 1996) 
"Para a conferência de encerramento dos Cursos de Verão da Universidade Complutense, em El Escorial, retomei o tema do «Narrador Inexistente», já provocadoramente presente no papel que há dois anos fui debitar a Edmonton (Canadá), por ocasião de um Congresso da Associação Internacional de Literatura Comparada. Claro que o mundo das teorias literárias não mudou de rumo por eu ter dito o que lá disse, nem tão-pouco irá mudar agora, mas não resistirei, sempre que venha a propósito, e mesmo sem a propósito nenhum, a meter o meu remo na água ao contrário da corrente. Diz-se que cada doido tem a sua mania, e a minha, se doido sou, é esta. Eis uma parte do que li em El Escorial: 

«Nesta minha contestação, claro está, não irei ao ponto de negar que a figura duma abstracção denominada Narrador possa ser apontada e exemplificada no texto, pelo menos, com todo o respeito o digo, segundo uma lógica dedutiva bastante similar à da demonstração ontológica da existência de Deus efectuada por Santo Anselmo... Aceito, até, a probabilidade de variantes ou desdobramentos de um alegado Narrador central, com a tarefa de expressarem uma pluralidade de pontos de vista e juízos considerada, pelo Autor, útil à dialéctica dos conflitos. A pergunta que me faço, e isto é o que verdadeiramente mais me interessa, é se a atenção obsessiva prestada pelos analistas de texto a tão escorregadia entidade, propiciadora, sem dúvida, essa atenção, de suculentas e gratificantes especulações teóricas, não estará contribuindo para a redução do Autor e do seu pensamento a um papel de perigosa secundaridade na compreensão complexiva da obra. Aclararei que, quando falo de pensamento, não estou a retirar dele as sensações e os sentimentos, os anseios e os sonhos, todas as vivências do mundo exterior e do mundo interior sem as quais o pensamento se tornaria, quiçá (arrisco-me a pensá-lo...), em um puro pensar inoperante. 

«Abandonando desde agora qualquer precaução oratória, o que aqui estou assumindo, afinal, são as minhas próprias dúvidas e perplexidades sobre a identidade real da voz narradora que veicula, nos livros que tenho escrito e em todos os que li até agora, aquilo que derradeiramente creio ser, caso por caso, e quaisquer que sejam as técnicas empregadas, o pensamento do Autor. O seu próprio, pessoal (até onde nos é possível tê-lo), ou, acompanhado-o, misturando-se com ele, os pensamentos outros, históricos ou contemporâneos, cientemente ou incientemente tomados de empréstimo, para alcance dos objectivos e satisfação das necessidades discursivas, descritivas ou reflexivas da narração. 

«E também me pergunto se a resignação ou a indiferença com que que o Autor, hoje, parece aceitar a apropriação, por um Narrador academicamente abençoado, da matéria, da circunstância e da função narrativa, que em épocas anteriores, como autor e como pessoa, lhe eram exclusiva e inapelavelmente imputadas, não serão, essa resignação e essa indiferença, uma expressão mais, assumida ou não, e mais ou menos consciente, de um certo grau de abdicação de responsabilidades mais gerais. 

«Que fazemos, os que escrevemos? Nada mais que contar histórias. Contamos histórias os romancistas, contamos histórias os dramaturgos, contamos também histórias os poetas, contam-nas igualmente aqueles que não são, e não virão a ser nunca, poetas, dramaturgos ou romancistas. Mesmo o simples pensar e o simples falar quotidianos são já uma história. As palavras proferidas, e as apenas pensadas, desde que nos levantamos da cama, pela manhã, até que a ela regressamos, chegada a noite, sem esquecer as do sonho e as que o sonho vierem a tentar descrever, constituem uma história com uma coerência interna própria, contínua ou fragmentada, e poderiam, como tal, em qualquer momento, ser organizadas e articuladas numa história escrita e torna-das literatura. 

«O escritor, esse, tudo quanto escrever, desde a primeira palavra, desde a primeira linha, será em obediência a uma intenção, às vezes clara, às vezes obscura - porém, de certo modo, sempre discernível e mais ou menos óbvia, no sentido de que está obrigado, em todos os casos, a facultar ao leitor, passo a passo, dados cognitivos comuns a ambos, para que ele possa, sem excessivas dificuldades, entender o que, pretendendo parecer novo, diferente, talvez mesmo original, já é afinal conhecido porque, sucessivamente, vai sendo reconhecido. O escritor de histórias, manifestas ou disfarçadas, é um exemplo de mistificador: conta histórias para que lhas aceitem como críveis e duradouras, apesar de saber que elas não são mais do que umas quantas palavras suspensas naquilo a que eu chamaria o instável equilíbrio do fingimento, palavras frágeis, permanentemente assustadas pela atracção de um não-sentido que as empurra para o caos, para fora dos códigos convencionados, cuja chave a cada momento ameaça perder-se. 

«Não esqueçamos, porém, que, assim como as verdades puras não existem, também as puras falsidades não podem existir. Porque se é certo que toda a verdade leva consigo, inevitavelmente, uma parcela de falsidade, que mais não seja por insuficiência expressiva das palavras usadas, também certo é que nenhuma falsidade chegará a ser tão radical que não veicule, mesmo contra as intenções do embusteiro, uma parcela de verdade. Nesse caso, a mentira poderia conter, por exemplo, duas verdades: a sua própria, elementar, isto é, a verdade da sua própria contradição (a verdade encontra-se oculta nas próprias palavras que a negam...), e uma outra verdade, aquela de que acabou por tomar-se veículo, comporte ou não essa nova verdade, por sua vez, uma parcela de mentira. 

«De fingimentos de verdade e de verdades de fingimento se fazem, pois, as histórias. Contudo, e a despeito do que, no texto, se nos apresenta como material evidência, a história que ao leitor mais deverá interessar não é, em minha opinião, a que a narrativa lhe propõe. Uma ficção não está formada somente por personagens, conflitos, situações, lances, peripécias, surpresas, efeitos de estilo, jogos malabares, exibições ginásticas de técnica de narração - uma ficção (como toda a obra de arte) é, acima de tudo, a expressão ambiciosa de uma parcela identificada da humanidade, isto é, o seu autor. Pergunto-me, até, se o que determina o leitor a ler não será a esperança não consciente de descobrir no interior do livro - mais do que a história que lhe vai ser contada - a pessoa invisível, mas omnipresente, do autor. Tal como creio entender, o romance é uma máscara que esconde e ao mesmo tempo revela os traços do romancista. Provavelmente (digo provavelmente...), o leitor não lê o romance, lê o romancista. 

«Com isto não pretenderei sugerir ao leitor que se entregue, durante a leitura, a um trabalho de detective ou de antropólogo, procurando pistas ou removendo camadas geológicas, no fundo das quais, como um culpado ou uma vítima, ou como um fóssil, se encontraria escondido o Autor... Muito pelo contrário: o que digo é que o Autor está no livro todo, que o Autor é todo o livro, mesmo quando o livro não consiga ser todo o autor. Verdadeiramente, não creio que tenha sido para chocar a sociedade do seu tempo que Gustave Flaubert declarou que Madame Bovary era ele próprio. Parece--me, até, que, ao dizê-lo, não fez mais do que arrombar uma porta desde sempre aberta. Sem querer faltar ao respeito devido ao autor de L'Éducation sentimentale, poderia mesmo dizer que uma tal afirmação não peca por excesso, mas por defeito: Flaubert esqueceu-se de nos dizer que ele era também o marido e os amantes de Emma, que era a casa e a rua, que era a cidade e todos quantos, de todas as condições e idades, nela viviam, casa, rua e cidade reais ou inventadas, tanto faz. Por-que a imagem e o espírito, e o sangue e a carne de tudo isso, tiveram de passar, inteiros, por uma só entidade: Gustave Flaubert, isto é, o homem, a pessoa, o Autor. Também eu, ainda que tão pouca coisa em comparação, sou a Blimunda e o Baltasar de Memorial do Convento, e em O Evangelho segundo Jesus Cristo não sou apenas Jesus e Maria Madalena, ou José e Maria, porque sou também o Deus e o Diabo que lá estão... 

«O que o autor vai narrando nos seus livros não é a sua história pessoal aparente. Não é isso a que chamamos o relato de uma vida, não a sua biografia linearmente contada, quantas vezes anódina, quantas vezes desinteressante, mas uma outra, a vida labiríntica, a vida profunda, aquela que dificilmente ousaria ou saberia contar com a sua própria voz e em seu próprio nome. Talvez porque o que haja de grande no ser humano seja demasiado para caber nas palavras com que a si mesmo se define e nas sucessivas figuras de si mesmo que lhe povoam um passado que não é apenas seu, e que por isso lhe escapará sempre que tentar isolá-lo ou isolar-se nele. Talvez, também, porque aquilo em que somos mesquinhos e pequenos é a tal ponto comum que nada de muito novo poderia ensinar a esse outro ser pequeno e grande que é o leitor... 

«Finalmente, talvez seja por algumas destas razões que certos autores, entre os quais me incluo, privilegiam, nas histórias que contam, não a história que viveram ou vivem (fugindo assim às armadilhas do confessionalismo literário), mas a história da sua própria memória, com as suas exactidões, os seus desfalecimentos, as suas mentiras que também são verdades, as suas verdades que não podem impedir-se de ser também mentiras. Bem vistas as coisas, sou só a memória que tenho, e essa é a única história que quero e posso contar. 

«Quanto ao Narrador, se depois disto ainda houver quem o defenda, que poderá ele ser senão a mais insignificante personagem de uma história que não é a sua?» 

(Nota: textos em bold do blogger)
in "Cadernos de Lanzarote Diário IV" 
Caminho, páginas 191 a 196 (09/08/1996)

sexta-feira, 29 de abril de 2016

"A outra razão de Alonso Quijano" (22/09/2009)

Publicado através da Fundación Alonso Quijano, aqui
em http://www.alonsoquijano.org/webfundacion2010/node/52

José Saramago: Presidente de honor (2003-2010)

"Lanzarote, 12 de enero de 2003

Estimados amigos,

         Siempre me ha parecido que no se ha dado atención suficiente, si se ha dado alguna, a ese iluminado hombre de quien se habla de escapada en la primera página del Quijote y un poco más en la última. Digo iluminado porque si realmente es cierto que con lectura se ha vuelto loco, entonces tendremos que reconocer que ha elegido la mejor forma de convertirse en otro, que en eso pienso que consiste la locura. Mi tesis es diferente: Quijano ha fingido la locura... El motivo de esta carta no era tanto hablar de mi interpretación del cambio de Quijano en Quijote, sino deciros que acepto como una impagable muestra de amistad la invitación que me habéis hecho para ser el presidente de honor de la Fundación Alonso Quijano. La acepto de todo corazón y la agradezco.

Un abrazo muy fuerte,

                                José Saramago."



"Cervantes, porque sem o autor do Quixote a Península Ibérica seria uma casa sem telhado"



"A outra razão de Alonso Quijano" - 22 de Setembro de 2009

Pode ser recuperado e consultado, aqui
em http://www.josesaramago.org/a-outra-razao-de-alonso-quijano/

"Todos sabemos como a história começa: naquele lugar de La Mancha cujo nome nunca viremos a conhecer, vivia um fidalgo pobre chamado Alonso Quijano que, um dia, em consequência do muito ler e do muito imaginar, passou do juízo à loucura, tão simplesmente como quem abre uma porta e a torna a fechar. Assim o quis Cervantes, acaso porque à mentalidade do seu tempo repugnasse aceitar que um homem em posse plena das faculdades mentais, mesmo sendo apenas uma personagem de romance, decidisse, por um acto de vontade, deixar de ser quem tinha sido para converter-se em outro: graças à loucura, a rejeição das regras do chamado comportamento racional torna-se pacífica, não problemática, uma vez que permitirá desprezar qualquer aproximação ao louco que não proceda em conformidade com as vias que têm a cura como objectivo. Do ponto de vista dos contemporâneos de Cervantes e das personagens do livro, Quijote é louco porque Quijano enlouqueceu. Em momento algum se insinua a suspeita de ser Quijote, tão-somente, ou, pelo contrário, de supremo modo, o outro de Quijano. Não obstante, Cervantes tem uma visão muito precisa da irredutibilidade das consequências da mudança de Quijano, tanto assim que reforma e reorganiza de alto a baixo o mundo em que vai entrar essa entidade nova que é Quijote, mudando os nomes e as qualidades de todos os seres e coisas: a estalagem torna-se castelo, os moinhos são gigantes, os rebanhos exércitos, Aldonza transforma-se em Dulcinea, para não falar de um mísero cavalo promovido a épico Rocinante e de uma bacia de barbeiro alçada à dignidade de elmo de Mambrino. Já Sancho, tendo embora de viver as aventuras e as imaginações de Quijote, não precisará nunca de enlouquecer nem de mudar de nome: mesmo quando o proclamarem governador de Bartaria continuará a ser, no físico e no moral, mas sobretudo na sólida identidade que sempre o definiu, Sancho Panza. Nada mais, mas também nada menos.

Que nos diz Cervantes da vida de Alonso Quijano antes que a suposta loucura tivesse transformado o mal favorecido e infatigável cavaleiro a quem as derrotas nunca diminuirão o ânimo, antes parecerá encontrar nelas o alento para o combate seguinte, infinitamente perdido e infinitamente recomeçado? Cervantes, dessa vida enigmática, nada nos quis dizer. E, contudo, Alonso Quijano frisava já os cinquenta anos de idade quando Cervantes o plantou inteiro na primeira página do Quijote. Mesmo numa aldeia perdida de La Mancha, tão perdida que nem o seu nome se achou, um homem de cinquenta anos teria tido, por força, uma vida, acidentes, encontros, sentimentos vários. Seus pais, quem foram? De que irmão ou irmã lhe veio a sobrinha? Não teve Alonso Quijano filhos, um varão, por exemplo, que por não ter nascido à sombra do santo sacramento do matrimónio foi deixado ao deus-dará? E a mãe desse filho, quem teria sido? Uma moça de aldeia, barregã por uns tempos, ou apenas tomada de ocasião em tarde de calor, no meio da seara ou atrás de um valado? Conhecemos tudo da vida de D. Quijote de La Mancha, porém nada da vida de Alonso Quijano, no entanto o mesmo homem, primeiro dotado de razão, depois deixado dela, senão, como me parece hipótese mais sedutora, deixada ela por ele, conscientemente, para que Alonso Quijano pudesse, sob a capa de uma loucura que passaria a justificar tanto o sublime como o ridículo, ser enfim outro, para como outro poder viver em outros lugares e fazer da labrega Aldonza (quem sabe se antes mãe de filhos que não foram reconhecidos?) uma puríssima e inalcançável Dulcineia, mudando assim, como numa operação alquímica, o chumbo cinzento em ouro resplandecente.

É neste ponto, segundo entendo, que deparamos com a questão crucial. Se Alonso Quijano foi o mero invólucro físico de um delírio mental produzido pelo muito ler o pelo muito imaginar, então não haveria grandes diferenças entre ele e aqueles outros loucos que, dois ou três séculos mais tarde, se tomaram por Napoleão Bonaparte só porque dele ouviram falar, ou acerca dele leram, como capitão, general e imperador. Quanto a mim, prefiro acreditar que, em um dia da sua insignificante vida, Alonso Quijano decidiu ser outra pessoa, e, tendo, por isso mesmo, que colocar-se contra o seu tempo, onde só a pessoa Quijano tinha lugar, optou por fazer aquilo que então já ninguém ousaria: restabelecer a ordem da cavalaria andante, pondo ao seu serviço, por inteiro, alma e corpo. Se falasse francês, Quijano poderia ter antecipado, naquele seu momento fundador, o dito célebre de Rimbaud: la vraie vie est ailleurs. Pelo menos, imaginemos que, ao deixar a tranquilidade e a segurança da sua casa, grotescamente armado, montado na esquelética cavalgadura, teria proferido, no seu castelhano manchego, estas palavras, postas aqui também na língua de Rimbaud para manter o paralelismo, e que seriam, ao mesmo tempo, uma divisa e um programa: Le vrai moi est ailleurs. E foi assim que começou a caminhar, já outro, e portanto à procura de si mesmo.

Este jogo entre um eu (Quijano) que se torna em um outro (Quijote), ponto forte, se posso atrever-me a dizê-lo, desta interpretação, encontra uma simetria recente no conhecido sistema de espelhos, cientemente organizado por Fernando Pessoa, que é constelação heteronímica. Sendo os tempos diferentes, Pessoa não necessitou enlouquecer para se tornar nesses outros Napoleões que são o Álvaro de Campos da Tabacaria, o Alberto Caeiro do Guardador de Rebanhos, o Ricardo Reis das Odes, ou o Bernardo Soares do Livro do Desassossego. Curiosamente, porém (tanto pode, afinal, a suspeita social que pesa sobre aqueles que, de modo directo ou indirecto, aspiraram a retirar-se da humana convivência), o próprio Fernando Pessoa, para dar do seu caso uma explicação que não relevasse da simples vontade de ser outro (ou, mais complexamente, necessidade de não ser quem era), diagnosticou-se a si mesmo como histero-neurasténico, por esta maneira transitando, com perturbador à-vontade, das auras poéticas ao foro psiquiátrico. Isso lhe servirá para explicar os seus heterónimos, atribuindo-se a si mesmo uma «tendência orgânica e constante para a despersonalização e para a simulação». (Falar de «despersonalização», neste caso, não de uma despersonalização – situação, suponho, em que o poeta, no mesmo instante em que deixa de ser ele próprio, assiste à ocupação do vazio por uma nova entidade poética, tornando portanto a ser alguém, na medida em que havia podido tornar-se outro).

É interessante observar, repito, como Pessoa nos quer fazer crer na «origem orgânica» dos seus heterónimos, aliás em total e flagrante contradição com a descrição que faz do «nascimento» deles, que mais parece corresponder a uma sequência de lances de um jogo dentro de outro jogo, como caixas chinesas saindo de caixas chinesas: «lembrei-me de inventar um poeta bucólico», «aparecido Alberto Caeiro, tratei logo de lhe descobrir uns discípulos», «arranquei do seu falso paganismo o Ricardo Reis latente», «de repente, e em derivação oposta à de Ricardo Reis, surgiu-me impetuosamente um novo indivíduo (Álvaro de Campos)»… É de supor que o aparecimento dos outro heterónimos, ou semi-heterónimos, que foram António Mora, Vicente Guedes ou Bernardo Soares, tenha percorrido caminhos mentais similares e modos de elaboração e definição paralelos. Para fazer um Quijote, Cervantes tinha de levar Quijano à loucura, ao passo que Fernando Pessoa, que já levava dentro de si a tentação de mil vidas diferentes, e que, de alguma maneira, já era personagem de si mesmo, não podendo enlouquecer deveras e tornar-se, nessa loucura, outro, criou para seu uso e nossa mistificação uma fingida histero-neurastenia, ao abrigo da qual se poderia permitir quantas multiplicações o seu espírito fosse capaz de suportar. Parece claro, pois, que a ironia pessoana se vai exercer em duas direcções distintas: a o leitor, obrigado pelo poder compulsivo de uma expressão artística invulgar a tomar a sério o que é pura mistificação, e a do próprio Pessoa, agente e objecto conscientes dessa mesma mistificação.

Ou muito me engano, ou não é este o caso de Cervantes. É verdade que ele, com aparente frieza e indiferença, parece querer expor, primeiro Quijano e depois Quijote, à irrisão familiar e pública, mas esse homem uno e duplo, Janos bifronte, cabeça de duas caras, de quem o leitor se rirá mil vezes, também será capaz mil vezes de despertar no nosso espírito os mais subtis sentimentos de compaixão e solidaridade, e, como se tal fosse pouco, criar em nós o desejo profundo e irresistível de identificação com alguém como esse Quijote – personagem incorpórea de romance, criatura feita de tinta e papel –, em verdade desprovido de tudo, menos de ansiedade e de sonho. Ainda que não o queira confessar, todo o leitor, no segredo de seu coração, desejaria ser D. Quijote. Talvez pelo facto de ele não ter consciência de seu ridículo e nós vivermos sujeitos a ela em todas as horas lúcidas, mas sobretudo, creio, porque na aventura risível do Cavaleiro da Triste Figura está presente, sempre, o sentido mais dramaticamente interiorizado e mascarado da existência humana: o da sua finitude. Sabemos de antemão que nenhuma das aventuras de Quijote será mortal ou sequer realmente perigosa, que, pelo contrário, cada uma delas será motivo de novas gargalhadas, mas, em contradição com esta tranquilizadora certeza, que resulta do pacto estabelecido com o Autor desde as primeiras páginas, percebemos que, afinal, Quijote encontra, a cada passo que dá, em permanente risco, como se, em vez de ali ter sido posto por Cervantes para meter a ridículo os romances de cavalaria, fosse a premonitória representação do homem moderno, sem toga nem coturnos, armado de uma razão desfalecente, incapaz de chegar ao outro por não poder conhecer-se a si mesmo, dividido tragicamente entre ser e querer ser, entre ser e ter sido.

Essa razão, porém, a que chamei desfalecente, como um fio que constantemente se parte e cujas pontas dilaceradas constantemente vamos tentando atar, é o único vademecum, possível, quer para Quijote quer para esse Sancho/Quijote que é o leitor. Razão de regras instáveis, por certo, mas razão trabalhando em estado de plenitude, ou razão de loucura, se aceitarmos o jogo de Cervantes, mas, tanto num caso como no outro, razão ordenadora, capaz de sobrepor leis novas ao universo das leis velhas apenas por uma introdução metódica de contrários. Pessoa dispersou-se noutros e nessa dispersão, porventura, se reencontrou. Quijano substituiu-se a si mesmo por outro enquanto a morte não chegava para fazer voltar tudo ao princípio, ao primeiro enigma e à primeira tentação: ser alguém que não fosse ele, estar num lugar que não fosse aquele.

Vítima de uma loucura simplesmente humana ou agente de uma vontade sobre-humana de mudança, Quijote procura recriar o mundo, fazê-lo nascer de novo, e morre quando compreende que não bastou ter mudado ele para que o mundo mudasse. É a última derrota de Quijano, a mais amarga de todas, a que não terá salvação. A vontade esgotou-se, não há tempo para enlouquecer outra vez."
José Saramago

quarta-feira, 27 de abril de 2016

Exposição permanente na Fundação José Saramago - "José Saramago. A semente e os frutos"

Flyer de apresentação da Fundação José Saramago

Toda a informação disponível através da página da Fundação José Saramago, aqui 

"Na obra literária de José Saramago (Azinhaga, 1922) conjuga-se a literatura mais exigente e pessoal com as interrogações mais fecundas. Autor tardio, mas de formação caldeada no calor de letras escritas e de leituras, soube construir, a partir da década de oitenta, uma literatura renovadora e original, que lhe conferiu, em 1998, o primeiro Prémio Nobel concedido a um escritor de língua portuguesa. Denso e irónico, inteligente e cético, terno e sarcástico, demolidor e pertinaz nas suas críticas, praticou, ao longo da sua produção narrativa, tanto a desmitificação da História convencional como a censura ativa dos desvios contemporâneos, tomando sempre como referência a essência humana da vida, a solidariedade, a compaixão, o respeito pelo outro e a relatividade do ponto de vista. Armado por um autor-narrador forte, que invade o espetro da sua narrativa, defendia que a obra é o romancista, ao mesmo tempo que marcou uma literatura construída a partir de ideias fortes, de audazes metáforas visionárias e ilustradas, de uma deslumbrante fabulação e de uma consciência incómoda que quis e soube ligar o seu destino ao pulsar turbulento do coração do mundo contemporâneo, permanentemente posto a nu e questionado. 

Saramago — que nunca ocultou a sua militância comunista — projetou mundialmente o seu trabalho e a sua figura pública, acentuando o seu perfil de intervenção cívica em defesa da liberdade, dos direitos humanos e da inclusão social, imbuído de valores e ideais suscetíveis de construir outra realidade mais justa, mais humana. Esta atitude engagée serviu-lhe para recuperar, com energia e credibilidade, o papel do intelectual inconformista, envolvido nas questões palpitantes e nos debates do seu tempo, trazendo ângulos de visão heterodoxos, refutando a ordem aceite maioritariamente e reclamando uma ética individual e coletiva que contemplasse como prioridade o ser humano, a sua dignidade, acima de qualquer outra hierarquia discriminatória ou qualquer outro interesse de poder ou económico. José Saramago desenvolveu, pois, com intensidade as suas responsabilidades cívicas, com o desejo de colocar o cidadão ao mesmo nível do escritor, tal e como ele mesmo expressaria: «Tenho muito cuidado em não transformar os meus romances em panfletos, apesar de ser marxista e comunista com cartão. Tenho umas ideias e não separo o escritor do cidadão das minhas preocupações. Acho que nós, os escritores, devemos voltar à rua, e ocupar de novo o espaço que antes tínhamos e agora é ocupado pela rádio, pela imprensa ou pela televisão. É preciso, além disso, fomentar o humanismo, o conhecimento de que milhares e milhares de pessoas não podem aproximar-se do desenvolvimento.» (1994) 

Polémico, pessimista confesso, brilhante, ativista e incómodo, a perspetiva da sua vida caldeada oferece o balanço de um trabalho literário amplo e pertinaz, em que o cultivo do romance conviveu com o teatro, a poesia, as crónicas jornalísticas e as memórias. A exposição José Saramago. A semente e os frutos dá conta, em síntese, dessa dedicação, mostrando como o príncipe da literatura que foi José Saramago funde as suas raízes no operário das letras que, com o seu minucioso e metódico trabalho, em momentos difíceis da sua vida - os árduos e obscuros anos quarenta, cinquenta e sessenta em Portugal - sedimentou as bases do brilho futuro. A mostra, que aglutina numerosos manuscritos, documentos, primeiras edições e centenas de traduções em mais de quarenta línguas, propõe um percurso tanto pela produção literária de José Saramago como pelos seus contextos ideológicos e sociais. 

A conceção expositiva de José Saramago. A semente e os frutos incorpora recursos audiovisuais postos ao serviço de conteúdos específicos que abrem as portas ao denso e rico mundo saramaguiano. O discurso expositivo oferece a possibilidade de aproximação à génese do escritor através de inúmeras portas de entrada, propocionando a cada visitante a oportunidade de construir o seu próprio percurso, em função dos seus interesses no momento de penetrar num universo literário e intelectual tão amplo e sugestivo como polifacetado." 
Fernando Gómez Aguilera 

segunda-feira, 25 de abril de 2016

Revista Blimunda - edição #47 de Abril de 2016 - Para descarregar aqui gratuitamente

Revista Blimunda - capa da edição #47 de Abril de 2016

A presente edição, pode ser consultada e descarregada, via página da Fundação José Saramago, aqui em http://www.josesaramago.org/blimunda-47-abril-2016/

Sinopse de apresentação
"A Blimunda que se publica neste 25 de Abril, no aniversário de 42 anos da Revolução de Abril, tem um tema central que atravessa praticamente toda a revista, a Liberdade. Ela está, por exemplo, na entrevista a Gene Sharp, autor do livro From Dictatorship to Democracy – obra cuja leitura acabou levando à prisão a 17 ativistas angolanos; é também cenário do romance A Resistência, de autoria do brasileiro Julián Fuks, que conversou com a Blimunda a propósito desse livro. Esta edição da revista estreia um novo espaço que será ocupado por Andréa Zamorano, escritora brasileira radicada em Portugal, autora do romance A Casa das Rosas. O texto de estreia, intitulado O Esqueleto, tem a opressão de uma ditadura como pano de fundo.

Para assinalar os 400 anos da morte de Miguel de Cervantes, autor que fez da liberdade um dos alimentos para a sua criação, a revistaBlimunda recupera um texto de José Saramago sobre a «Outra razão de Alonjo Quijano» e um artigo do escritor e cineasta espanhol Javier Rioyo sobre a passagem de Cervantes por Portugal

A convidada do mês para a sessão de fotos dos «Livros do Desassossego» é a artista Mariana Dias Coutinho, que durante os Dias do Desassossego’15 pintou um mural em homenagem a Fernando Pessoa e José Saramago na Rua do Alecrim, em Lisboa.

Na secção infantil e juvenil o destaque é para os 60 anos do Prémio Hans Christian Andersen, considerado o Prémio Nobel da Literatura infantojuvenil.

Como conteúdo especial, a revista publica um texto inédito de José Rodrigues Miguéis sobre Raul Brandão.

Boas leituras!"

domingo, 24 de abril de 2016

"Grândola" cantada por Luis Pastor e João Afonso e restantes companheiros presentes na casa de José Saramago e Pilar del Río em Tías Lanzarote

Relembrar e comemorar Abril - 42 anos de Abril - 1974/2016

Pode ser visualizado via YouTube, aqui

"El sábado de la semana pasada tuvimos la fortuna de conocer a Joao Afonso, el sobrino de José Alfonso. Fué en la biblioteca de Saramago en Tías - Lanzarote. Allí coincidió el grupo de artistas que visitaba la isla con motivo del concierto de Luis Pastor y su nuevo disco Duos. Fue una reunión íntima que terminó acariciada por poemas y canciones. Y no pude evitar coger la cámara y ponerme a grabar para socializar el pasaje." de Fernando Berlín da RadioCable.com

Enquanto não chega a edição deste mês recuperamos a "Blimunda" de Abril de 2013 - Revista Digital

Capa da edição #11 - Abril de 2013

Sinopse da edição #11 (Abril de 2013), que pode ser recuperada e descarregada gratuitamente para leitura, via página da Fundação José Saramago, aqui

"A Blimunda de abril está aqui! Com várias páginas sobre o festival Rota das Letras de Macau, uma entrevista a Andréa del Fuego, Prémio José Saramago, um dossier sobre os 50 anos da Feira do Livro Infantil de Bolonha, com a escolha de um livro descoberto na Feira por editores, autores e ilustradores portugueses, e a habitual secção Saramaguiana, com um texto de Laura Restrepo, que assinala também nas páginas da Blimunda a abertura da Feira do Livro de Bogotá que dedica a José Saramago grande parte da sua programação.

Tudo isto e muito mais no número 11 da Blimunda, do mês de abril."

Cartaz de "Blimunda" de Azio Corghi, ópera baseada no "Memorial do Convento" de José Saramago (Teatro Alla Scala, Milão - 1990)

Teatro Alla Scala

"Blimunda" de Azio Corghi, ópera baseada no "Memorial do Convento" de José Saramago

22 de Maio de 1990

Cartaz de apresentação do espectáculo, depositado na Fundação José Saramago e que faz parte da exposição permanente "José Saramago: A semente e os frutos"

"Blimunda, o Orfeu no feminino ou passagem de Blimunda" por Itália, 
por Maria Armandina Maia

O artigo de Maria Armandina Maia, publicado na revista "Camões  Revista de Letras e Culturas Lusófonas" (n.º3, Outubro-Dezembro de 1998), pode ser recuperado aqui,

"Blimunda", a ópera lírica em três actos que às 21.30 do dia 20 de Maio de 1990 estreava no Teatro Lírico de Milão, tinha a assinatura do compositor italiano Azio Corghi, autor de uma obra consagrada, que conhecera representações nos mais prestigiados teatros e salas de concerto, também a nível internacional. Na obra deste compositor, responsável pela Cátedra de Composição no Conservatório de Milão, colaborador da Fundação Rossini e da Casa Ricordi, ocupavam lugar de indiscutível relevo as obras musicais que resultavam de incursões pelo mundo literário, sobretudo com a composição Gargantua, experiência de tal modo notável que levaria o Teatro alla Scala de Milão a confiar-lhe o projecto da ópera lírica Blimunda, extraída do romance de José Saramago, Memorial do Convento.
O autor do Memorial tinha, por essa altura, três obras suas publicados em Itália: Memoriale del Convento, Feltrinelli, Milano, 1984; La Zattera di Pietra, Feltrinelli, 1987; e Storia dell'Assedio di Lisbona, Bompiani, 1990, traduções assinadas por Rita Desti (com excepção do Memoriale del Convento, fruto de uma tradução a quatro mãos, de Rita Desti e Carmen Radulet).
Para o vasto e exigente público italiano, Saramago era o autor português mais conhecido depois do "fenómeno" Pessoa, o primeiro a merecer destaque e interesse de casas editoras que constituíam um selo de garantia. No entanto, era junto de um núcleo de intelectuais que José Saramago assumia foros de verdadeira revelação, pela qualidade e ineditismo da sua palavra literária.
Ligado, na sua maior parte, a Instituições Universitárias, este grupo promovia a obra e o escritor que, pela sua mão, conheceu cidades como Perugia, Florença, Roma, Milão e Turim, em conferências e reuniões que se multiplicavam.
Foi, aliás, num destes momentos que conheceu Azio Corghi, que, impressionado pela atmosfera criada no Memorial, confessou a José Saramago o seu desejo de "contar a história de um Orfeu no feminino". A resposta de Saramago baptizaria a ópera. "Chamê-la-emos Blimunda".
Num exercício de grande unidade, escritor e compositor intersectaram os respectivos saberes, dando lugar ao magnífico trabalho que é o libreto de Blimunda, descrito pela crítica Lidia Bramani (casa Ricordi), como "uma estrutura em que são determinantes a voz recitante, solistas, oiteto madrigalista, coro, orquestra, electrónica, que se intersectam ao longo de linhas que se fragmentam e refazem, entrecruzando-se, distanciando-se, por vezes tocando-se ao de leve em três espaços musicalmente e cenograficamente distintos: o espaço acústico, o espaço imaginário e o espaço real".
Mas a estreia da ópera não se limitou em Milão ao público da sala que na noite de 20 de Maio encheu o Teatro Lírico, para aplaudir uma obra que, num só tempo, nos deslumbrava e quase estarrecia pela opulência, grandiosidade e magnificência, mas também pelo seu próprio e surpreendente avesso, na contenção da gestualidade, na pureza dos sons, no acenar dos sentidos.
Nos dias que a antecederam, numa organização promovida pela Universidade de Milão, tinha lugar o Colóquio Viaggio intorno al Convento di Mafra, na belíssima "Sala di Rapprezantanza", cujo programa era completado por um concerto de homenagem a autores portugueses do tempo – Carlos Seixas, Domingos Bomtempo e Francisco Lacerda – excelentemente interpretados por um grupo do Conservatorio Verdi, ao qual a Fundação Calouste Gulbenkian, num assinalável esforço de colaboração, facultara, num curtíssimo espaço de tempo, as partituras das obras.
Um vasto público ouviu, entre outros, textos de Piero Ceccucci: Il "Memoriale del Convento" nell'itinerario narrativo di José Saramago e Eduardo Lourenço: O Memorial da história humana como história santa.
De registar, sobretudo, as intervenções dos dois autores, Azio Corghi e José Saramago, que se prolongariam num longo debate com o público, em que falaram longamente do(s) sonho(s) de cada um: "Eu acho que, depois de o padre Bartolomeu Gusmão ter inventado a "passarela" e eu ter inventado a "máquina para viajar", é chegado o momento de o Maestro Corghi explicar a sua obra". A resposta de Corghi deixa clara a unidade da travessia entre a obra e a ópera: "História e história tenderiam para harmonizar-se numa síntese até exigirem, tornando-a "quase necessária", a intervenção da música".
Voltando às palavras de Lidia Bramani "A extraordinária coerência estrutural do Memorial do Convento permite compreender globalmente o pensamento do escritor. Mantendo um desenrolar de sequências, Saramago torna o tempo narrativo centrífugo, dissolvendo a rigidez deste a partir do interior. O tempo psicológico, individual e colectivo vence o da narração convencional graças a uma prosa moderníssima, barroca, opulenta, transbordante de rasgos de projecção, simultaneamente capazes de uma suavíssima essencialidade".
Foi assim no tempo de estreia de Blimunda em Itália. E foi também assim que José Saramago se fez Nobel: com uma estatura de excelência e humildade que ampliou, indelevelmente, o espaço da literatura e da cultura portuguesas no mundo.




"Saramago e a literatura como resistência" de João Céu e Silva - Revista "Café com Letras" n.º 1 (Abril de 2016)

Para leitura e acompanhar as diversas publicações, aqui fica o site

"Saramago e a literatura como resistência" de João Céu e Silva 

"Se há escritor em que a literatura de resistência está bem presente, o seu nome é José Saramago. Se há homem em que isso também aconteça, o nome é o mesmo. 
Poder-se-ia questionar o porquê de começar com o escritor em vez do homem se foi o primeiro que surgiu, e só dele é que a literatura saiu. Não é preciso pensar muito, afinal no tempo em que estamos, após a sua morte, um é inseparável do outro, a exemplo do último terço da sua vida, aquela que o firmou para aquilo que agora interessa, a literatura, foi sempre o seu rosto. Mesmo que falasse para audiências de três mil pessoas em Lisboa, em Cartagena das Índias ou em Frankfurt quem falava era o escritor e o leitor nunca ficou em dúvida. 
Para se analisar o conceito de resistência na sua literatura, pode-se situar a obra apenas durante o período de tempo que vai de Levantado do Chão ate Caim. Pois esse é aquele em que as anteriores tentativas literárias foram superadas e o seu carácter de resiliência melhor se mostra. É certo que na escrita anterior, como no romance do princípio, Terra do Pecado; na poesia inicial, Os Poemas Possíveis, e até nos poucos contos que constituem a sua obra, como Objeto Quase, a resistência está sempre presente. Mesmo no antigo romance que foi publicado postumamente, Clarabóia, isso acontece. Mas é sobretudo em Manual de Pintura e Caligrafia que a narrativa mais longa encontra o inimigo que é preciso enfrentar, pois é nele que a compreensão da história se apresenta como importante para a personagem principal e ficam definidos os limites da acção e, também, a plataforma onde se instala a contestação ao discurso oficial dos protagonistas sociais. 
É, no entanto, em Levantado do Chão que se inicia o percurso que José Saramago faz em nome da literatura de resistência ou, pode também dizer-se, com mais visibilidade e regularidade, de um propósito que já vem de antes — ou de quase sempre. Curiosamente, num tempo em que pareciam ter desaparecido os motivos políticos que levariam um autor a criar uma narrativa contra a situação e a fixação de uma outra história no que diz respeito à humanidade, é, no entanto, cinco anos após a chegada da democracia a Portugal que José Saramago apresenta a sua obra mais cáustica no que respeita às relações sociais, à de-pendência quase feudal de quem trabalha, a uma espécie de inquisição por via da polícia, ao questionamento do papel da mulher e da família, entre outros temas. Todavia, José Saramago não só chega à verdadeira literatura de resistência a seguir ao 25 de Abril de 1974, como continua a escrevê-la durante a vida que lhe resta. Mesmo que, aí, a resistência se transfira do campo nacional para fora das fronteiras, pondo ainda o dedo no poder de se alterar o rela-to histórico nacional, ao colocar um revisor que escolhe retirar um 'não' do texto que está ao seu cuidado e alterando assim o que é a História do Cerco de Lisboa. 

Do mesmo autor deste artigo, foi publicado um livro de entrevistas e estudo sobre a obra de José Saramago, num discurso directo com José Saramago e muitas outras individualidades.
"Uma longa viagem com José Saramago" da Porto Editora (03/1999)

Já antes havia realizado o melhor exemplo do que é esse combate na literatura ao separar a Península Ibérica da Europa, a que irá um dia retirar a independência nacional, segundo a sua previ-são em textos escritos, como é o romance Jangada de Pedra; ou ao duvidar do modo como a História é ensinada através de um professor da disciplina em O Homem Duplicado. Será, porém, num romance citadino e sem localização geográfica — pode ser em qualquer parte do mundo quase — que o escritor demonstrará que a literatura pode ser um guia de resistência. É o caso de Ensaio sobre a Cegueira, um dos livros mais poderosos neste tópico e que leitores de todo o mundo devoraram como antes o haviam feito com obras clássicas de autores que nos tinham avisado sobre o presente e o futuro, tendo sempre presente essa ideia de luta. 
Todavia, é Levantado do Chão o manual de literatura de resistência por excelência de José Saramago. Leia-se uma frase ao acaso: "Rapazes, tomem atenção daqui para o futuro, por esta vez vão em liberdade, mas ficam prevenidos, se voltarem a andar metidos em terrorismos pagam a dobrar, e não se deixem iludir com falsas doutrinas, não sejam parvos (...)". Quem faz este alerta é o Tenente Contente, após uma prisão que serviria de lição a quem contesta a ordem, uma personagem a quem José Sara-mago dá um dos muitos nomes com um duplo sentido, situação constante deste romance. Um livro que pretende explicar a oposição à exploração económica do homem pelo homem, como se fez no Alentejo durante séculos. José Saramago poderia escolher um outro cenário, deslocalizado até do que se conhece, mas não. Num tempo em que a literatura nacional estava a desbravar novos caminhos pós-Revolução, o escritor embrenha-se no cenário mais improvável para o que se está a fazer nas letras nesse tempo. Justifica-o numa entrevista, dizendo assim: "Um escritor é um homem como os outros: sonha. E o meu sonho foi o de poder dizer deste livro quando terminasse: Isto é o Alentejo." E noutra entrevista di-lo deste modo: "A opressão é, por definição, esmagadora, tende a baixar, a calcar. O movimento que reage a isto é o movimento de levantar. Portanto, o livro chama-se Levantado do Chão porque levantam-se os homens do chão, levantam-se as searas, é no chão que semeamos, é no chão que nascem as árvores e até do chão se pode levantar um livro." 
O que terá levado José Saramago a escrever o livro Levantado do Chão? Esta é a parte que constitui a marca do escritor e que sucede no homem, como se iniciava o texto, porque desde muito jovem o homem quisera ser escritor e o escritor coincidia com esse homem. Pode ver-se esse passado em As Pequenas Memórias, com descrições de uma opressão que estava, desta vez, do lado de lá do rio Tejo; ou até em A Viagem do Elefante, o crítico delírio humorístico contra o poder da realeza e da Igreja, neste caso tendo em conta a vida de um elefante, que o escritor fez questão de deixar como aviso alegórico aos que não se levantavam do chão. 
José Saramago leva alguns anos a pensar e a escrever aquele que é considerado pela crítica um exemplo da literatura de resistência, Levantado do Chão. Em 1975, está na direção do jornal Diário de Notícias e é peão do jogo de xadrez que se pratica no país, ao nível dos movimentos sociais. Antes do ano terminar é saneado do cargo, por ocasião do golpe do 25 de Novembro e fica no desemprego. Decerto que na sua mente avançam e recuam as peças da política, da sociedade, do jogo em que esteve e a sua decisão é a de migrar durante uns meses para o Alentejo, 
mais propriamente para a povoação do Lavre. Este é o local onde a Reforma Agrária em curso o inspira para a história do romance, que se vai formando. Quem percorrer, ainda hoje, as localidades que estão no livro será capaz de refazer as paisagens e as personagens, nem que seja por conversas em cafés. Em que o som das palavras e a com-posição dos relatos que se escutam vão dar à narrativa que José Saramago começou a escrever, um par de anos depois disso. Com uma agravante, o que vai chocar hoje o viajante sobre a realidade daquela região era mais agravada à época, e a história corria solta — e fazia-se — entre as oliveiras daqueles campos. 
Face ao que o homem via, o escritor impôs-se e começou a escrever o Levantado do Chão como uma missão de resistência. Escrita que ainda não tinha chegado a duas dezenas de páginas e já se transformara num linguajar que, até então, nunca existira na literatura portuguesa. Em grande parte, era o resultado do que ouvira dizer, das gravações que fizera num pequeno aparelho que o acompanhava, nas conversas com os trabalhadores rurais, com as mulheres, ou da companhia que um cão lhe fez. E toda a literatura de resistência que andara a escrever, até aí, é sobreposta pelo retrato das gerações da família Mau-Tempo. Era este o quadro humano e social oposto àquele que, pouco tempo antes, pusera no Manual de Caligrafia um pintor a retratar. Ambos são livros de resistência, mas o segundo é mais literário que o primeiro. 
Se Levantado do Chão ficou completo, por acabar fica um romance a que Saramago chamou Alabardas. Qual a história deste romance incompleto? A recusa de um operário português em fazer bombas que matassem vizinhos espanhóis durante a Guerra Civil, tornando impotente a espoleta quando fossem largadas dos aviões de Franco. Ou seja, até ao fim, José Saramago teimou nesta tarefa da Literatura como resistência. Nas crónicas que reúne em A Bagagem do Viajante há uma que tem por título um ver-so de um poema de Carlos Drummond de Andrade: "E agora, José". José Saramago não pegou nele por acaso, servia a uma crónica sobre um outro José, da Beira, que era objeto de chacota e de violência por parte da população onde vivia, e retratou a sua história em três folhas de livro como se fosse uma das personagens de Levantado do Chão. Não lhe custou nada, afinal era um escritor apostado na ideia de literatura como resistência." 

in, Revista "Café com Letras", páginas 48 a 50 
n.º 1 (Abril de 2016)

sábado, 23 de abril de 2016

Prefácio do livro "Terra" - "Para o livro de fotografias de Sebastião Salgado" - Cadernos de Lanzarote Diário IV (28/07/1996)

(...) "Sentimo-nos confortáveis em dizer que, além de ser um dos – senão o maior – fotógrafo da actualidade, trata-se de um grande amigo da Fundação José Saramago.
Salgado e Saramago aproximaram-se em meados dos anos 90, quando o fotógrafo preparava um livro em que retratava o quotidiano dos camponeses “sem-terra” no Brasil. Nos Cadernos de Lanzarote, Saramago relata a visita que recebeu de Salgado em 1996 e o pedido que lhe foi feito. “Sentámo-nos ao redor da mesa da cozinha, fomos passando as fotografias de mão em mão, quase em silêncio, com um nó na garganta e os olhos afogados. Sebastião Salgado veio aqui para me pedir que escreva umas páginas para o livro. Assim farei, embora de antemão saiba que, diante do que acabei de ver, todas as palavras sobram, todas são de mais. Ou de menos.”
“Quando propus a participação dele no livro, foi muito mais que a introdução. Foi uma ação que a gente fez em conjunto, um manifesto”, recordou Salgado em 2010.
O livro Terra, que foi lançado em 1997, conta com 109 fotografias a preto e branco tiradas por Salgado entre 1980 e 1996. Além do prefácio de Saramago, o trabalho também teve a participação de Chico Buarque, que compôs duas canções inspiradas nas imagens – o livro vinha acompanhado de um CD com quatro músicas do cantor brasileiro. Os direitos autorais da obra foram doados ao MST (Movimento dos Trabalhadores Sem-Terra).
Recentemente, Sebastião Salgado finalizou o projecto Genesis, resultado de oito anos de andanças do fotógrafo, por 32 países do mundo, entre tribos indígenas e lugares dos mais inóspitos do mundo. A exposição pode ser vista em Madrid até ao dia 4 de maio."
Fundação José Saramago (8 de Fevereiro de 2014)

Pode ser recuperado e consultado, via FJS, aqui 

Prefácio também publicado nos "Cadernos de Lanzarote Diário IV"
Caminho, páginas 181 a 187

28 de Julho (de 1996)
"Para o livro de fotografias de Sebastião Salgado:"
"Oxalá não venha nunca à sublime cabeça de Deus a ideia de viajar um dia a estas paragens para certificar-se de que as pessoas que por aqui mal vivem, e pior vão morrendo, estão a cumprir de modo satisfatório o castigo que por ele foi aplicado, no começo do mundo, ao nosso primeiro pai e à nossa primeira mãe, os quais, pela simples e honesta curiosidade de quererem saber a razão por que tinham sido feitos, foram sentenciados, ela, a parir com esforço e dor, ele, a ganhar o pão da família com o suor do seu rosto, tendo como destino final a mesma terra donde, por um capricho divino, haviam sido tirados, pó que foi pó, e pó tornará a ser. Dos dois criminosos, digamolo já, quem veio a supor-tar a carga pior foi ela e as que depois dela vieram, pois tendo de sofrer e suar tanto para parir, conforme havia sido determinado pela sempre misericordiosa vontade de Deus, tiveram também de suar e sofrer trabalhando ao lado dos seus homens, tiveram também de esforçar-se o mesmo ou mais do que eles, que a vida, durante muitos milénios, não estava para a senhora ficar em casa, de perna estendida, qual rainha das abelhas, sem outra obrigação que a de desovar de tempos a tempos, não fosse ficar o mundo deserto e depois não ter Deus em quem mandar. 

Sebastião Salgado, Betinho e José Saramago - 1997

Se, porém, o dito Deus, não fazendo caso de recomendações e conselhos, persistisse no propósito de vir até aqui, sem dúvida acabaria por reconhecer como, afinal, é tão pouca coisa ser-se um Deus, quando, apesar dos famosos atributos de omnisciência e omnipotência, mil vezes exaltados em todas as línguas e dialectos, foram cometidos, no projecto da criação da humanidade, tantos e tão grosseiros erros de previsão, como foi aquele, a todas as luzes imperdoável, de apetrechar as pessoas com glândulas sudoríparas, para depois lhes recusar o trabalho que as faria funcionar — as glândulas e as pessoas. Ao pé disto, cabe perguntar se não teria merecido mais prémio que castigo a puríssima inocência que levou a nossa primeira mãe e o nosso primeiro pai a provarem do fruto da árvore do conhecimento do bem e do mal. A verdade, digam o que disserem autoridades, tanto as teológicas como as outras, civis e militares, é que, propriamente falando, não o chegaram a comer, só o morderam, por isso estamos nós como estamos, sabendo tanto do mal, e do bem tão pouco. 

Envergonhar-se e arrepender-se dos erros cometidos é o que se espera de qualquer pessoa bem-nascida e de sólida formação moral, e Deus, tendo indiscutivelmente nascido de si mesmo, está claro que nasceu do melhor que havia no seu tempo. Por estas razões, as de origem e as adquiridas, após ter visto e percebido o que aqui se passa, não teve mais remédio que clamar mea culpa, mea maxima culpa, e reconhecer a excessiva dimensão dos enganos em que tinha caído. É certo que, a seu crédito, e para que isto não seja só um contínuo dizer mal do Criador, subsiste o facto irrespondível de que, quando Deus se decidiu a expulsar do paraíso terreal, por desobediência, o nosso primeiro pai e a nossa primeira mãe, eles, apesar da imprudente falta, iriam ter ao seu dispor a terra toda, para nela suarem e trabalharem à vontade. Contudo, e por desgraça, um outro erro nas previsões divinas não demoraria a manifestar-se, e esse muito mais grave do que tudo quanto até aí havia acontecido. 

 Betinho, José Saramago e Sebastião Salgado em 1997, no Brasil (Foto: Leandro Aversa/Globo)

Foi o caso que estando já a terra assaz povoada de filhos, filhos de filhos e filhos de netos da nossa primeira mãe e do nosso primeiro pai, uns quantos desses, esquecidos de que sendo a morte de todos, a vida também o deveria ser, puseram-se a traçar uns riscos no chão, a espetar umas estacas, a levantar uns muros de pedra, depois do que anunciaram que, a partir desse momento, estava proibida (palavra nova) a entrada nos terrenos que assim ficavam delimitados, sob pena de um castigo, que, segundo os tempos e os costumes, pode-ria vir a ser de morte, ou de prisão, ou de multa, ou novamente de morte. Sem que até hoje se tivesse sabido porquê, e não falta quem afirme que disto não poderão ser atiradas as responsabilidades para as costas de Deus, aqueles nossos antigos parentes que por ali andavam, tendo presenciado a espoliação e escutado o inaudito anúncio, não só não protestaram contra o abuso com que fora tornado particular o que até aí havia sido de todos, como acreditaram que era essa a irrefragrável ordem natural das coisas de que se tinha começado a falar por aquelas alturas. Diziam eles que se o cordeiro veio ao mundo para ser comido pelo lobo, conforme se podia concluir da simples verificação dos factos da vida pastoril, então é porque a natureza quer que haja servos e haja senhores, que estes mandem e aqueles obedeçam, e que tudo quanto assim não for será chamado subversão. 

Posto diante de todos estes homens reunidos, de to-das estas mulheres, de todas estas crianças (sede fecundos, multiplicai-vos e enchei a terra, assim lhes fora mandado), cujo suor não nascia do trabalho que não tinham, mas da agonia insuportável de não o ter, Deus arrependeu-se dos males que havia feito e permitido, a um ponto tal que, num arrebato de contrição, quis mudar o seu nome para um outro mais humano. Falando à multidão, anunciou: «A partir de hoje chamar-me-eis Justiça.» E a multidão respondeu-lhe: «Justiça, já nós a temos, e não nos atende.» Disse Deus: «Sendo assim, tomarei o nome de Direito.» E a multidão tornou a responder-lhe: «Direito, já nós o temos, e não nos conhece.» E Deus: «Nesse caso, ficarei com o nome de Caridade, que é um nome bonito.» Disse a multidão: «Não necessitamos caridade, o que queremos é uma Justiça que se cumpra e um Direito que nos respeite.» Então, Deus compreendeu que nunca tivera, verdadeira-mente, no mundo que julgara ser seu, o lugar de majestade que havia imaginado, que tudo fora, afinal, uma ilusão, que também ele tinha sido vítima de enganos, como aqueles de que se estavam queixando as mulheres, os homens e as crianças, e, humilhado, retirou-se para a eternidade. A penúltima imagem que ainda viu foi a de espingardas apontadas à multidão, o penúltimo som que ainda ouviu foi o dos disparos, mas na última imagem já havia corpos caídos sangrando, e o último som estava cheio de gritos e de lágrimas. 

No dia 17 de Abril de 1996, no estado brasileiro do Pará, perto de uma povoação chamada Eldorado dos Carajás (Eldorado: como pode ser sarcástico o destino de certas palavras...), 155 soldados da polícia militarizada, armados de espingardas e metralhadoras, abriram fogo contra uma manifestação de camponeses que bloqueavam a estrada em acção de protesto pelo atraso dos procedimentos legais de expropriação de terras, como parte do esboço ou simulacro de uma suposta reforma agrária na qual, entre avanços mínimos e dramáticos recuos, se gastaram já cinquenta anos, sem que alguma vez tivesse sido dada suficiente satisfação aos gravíssimos problemas de subsistência (seria mais rigoroso dizer sobrevivência) dos trabalhadores do campo. Naquele dia, no chão de Eldorado dos Carajás ficaram 19 mortos, além de umas quantas dezenas de pessoas feridas. Passados três meses sobre este sangrento acontecimento, a polícia do estado do Pará, arvorando-se a si mesma em juiz numa causa em que, obviamente, só poderia ser a parte acusada, veio a público declarar inocentes de qual-quer culpa os seus 155 soldados, alegando que tinham agido em legítima defesa, e, como se isto ainda lhe parecesse pouco, reclamou processamento judicial contra três dos camponeses, por desacato, lesões e detenção ilegal de armas. O arsenal bélico dos manifestantes era constituído por três pistolas, pedras e instrumentos de lavoura mais ou menos manejáveis. Demasiado sabe-mos que, muito antes da invenção das primeiras armas de fogo, já as pedras, as foices e os chuços haviam sido considerados ilegais nas mãos daqueles que, obrigados pela necessidade a reclamar pão para comer e terra para trabalhar, encontraram pela frente a polícia militarizada do tempo, armada de espadas, lanças e alabardas. Ao contrário do que geralmente se pretende fazer acreditar, não há nada mais fácil de compreender que a história do mundo, que muita gente ilustrada ainda teima em afirmar ser complicada de mais para o entendimento rude do povo. 

Pelas três horas da madrugada do dia 9 de Agosto de 1995, em Corumbiara, no estado de Rondônia, 600 famílias de camponeses sem terra, que se encontravam acampadas na Fazenda Santa Elina, foram atacadas por tropas da polícia militarizada. Durante o cerco, que durou todo o resto da noite, os atacantes usaram metralhadoras e gases lacrimogéneos. Os camponeses resistiram com espingardas de caça. Quando amanheceu, a polícia, fardada e encapuçada, de cara pintada de preto, e com o apoio de grupos de assassinos profissionais a soldo de um latifundiário da região, invadiu o acampamento, varrendo-o a tiro, derrubando e incendiando as barracas onde os sem-terra viviam. Foram mortos dez camponeses, entre eles uma menina de 7 anos, atingida pelas costas quando fugia. Dois polícias morreram também na luta. 

Sebastião Salgado fotografa José Saramago com a sua "Leica" - García Campos /EFE (1997)

A superfície do Brasil, incluindo lagos, rios e montanhas, é de 850 milhões de hectares. Mais ou menos metade desta superfície, uns 400 milhões de hectares, é geralmente considerada apropriada ao uso e ao desenvolvimento agrícolas. Ora, actualmente, apenas 60 milhões desses hectares estão a ser utilizados na cultura regular de grãos. O restante, salvo as áreas que têm vindo a ser ocupadas por explorações de pecuária extensiva (que, ao contrário do que um primeiro e apressado exame possa levar a pensar, significam, na realidade, um aproveitamento insuficiente da terra), encontra-se em estado de improdutividade, de abandono, sem fruto. Povoando dramaticamente esta paisagem e esta realidade social e económica, vagando entre o sonho e o desespero, existem 4 milhões e 800 mil famílias de rurais sem terras. A terra está aí, diante dos olhos e dos braços, uma imensa metade de um país imenso, mas aquela gente (quantas pessoas ao todo? quinze milhões? vinte milhões? mais ainda?) não pode lá entrar para trabalhar, para viver com a dignidade simples que só o trabalho pode conferir, porque os voracíssimos descendentes daqueles homens que primeiro haviam dito: «Esta terra é minha», e encontraram semelhantes seus bastante ingénuos para acreditar que era suficiente tê-lo dito, esses rodearam a terra de leis que os protegem, de polícias que os guardam, de governos que os representam e defendem, de pistoleiros pagos para matar. Os 19 mor-tos de Eldorado dos Carajás e os 10 de Corumbiara Foram apenas a última gota de sangue do longo calvário que tem sido a perseguição sofrida pelos trabalhadores do campo, uma perseguição contínua, sistemática, desapiedada, que, só entre 1964 e 1995, causou 1635 vítimas mortais, cobrindo de luto a miséria dos camponeses de todos os estados do Brasil, com mais evidência para Bahia, Maranhão, Mato Grosso, Pará e Pernambuco, que contam, só eles, mais de mil assassinados. 

E a Reforma Agrária, a reforma da terra brasileira aproveitável, em laboriosa e acidentada gestação, alternando as esperanças e os desânimos, desde que a Constituição de 1946, na sequência do movimento de redemocratização que varreu o Brasil depois da Segunda Guerra Mundial, acolheu o preceito do interesse social como fundamento para a desapropriação de terras? Em que ponto se encontra hoje essa maravilha humanitária que haveria de assombrar o mundo, essa obra de taumaturgos tantas vezes prometida, essa bandeira de eleições, essa negaça de votos, esse engano de desesperados? Sem ir mais longe que as quatro últimas presidências da República, será suficiente relembrar que o presidente José Sarney prometeu assentar 1 milhão e 400 mil famílias de trabalhadores rurais e que, decorri-dos os cinco anos do seu mandato, nem sequer 140 mil tinham sido instaladas; será suficiente recordar que o presidente Fernando Collor de Melo fez promessa de assentar 500 mil famílias, e nem uma só o foi; será suficiente lembrar que o presidente Itamar Franco 
garantiu que faria assentar 100 mil famílias, e se ficou por 20 mil; será suficiente dizer, enfim, que o actual presidente da República, Fernando Henrique Cardoso, estabeleceu que a Reforma Agrária irá contemplar 280 mil famílias em quatro anos, o que significará, se tão modesto objectivo for cumprido e o mesmo programa se repetir no futuro, que irão ser necessários, segundo uma operação aritmética elementar, setenta anos para insta-lar os quase 5 milhões de famílias de trabalhadores ru-rais que precisam de terra e não a têm, terra que para eles é condição de vida, vida que já não poderá espe-rar mais. Entretanto, a polícia absolve-se a si mesma e condena aqueles a quem assassinou. 

O Cristo do Corcovado desapareceu, levou-o Deus quando se retirou para a eternidade, porque não tinha servido para nada pô-lo ali. Agora, no lugar dele, fala-se em colocar quatro enormes painéis virados às quatro direcções do Brasil e do mundo, e todos, em grandes letras, dizendo o mesmo: UM DIREITO QUE RESPEITE, UMA JUSTIÇA QUE CUMPRA."

in,"Cadernos de Lanzarote Diário IV"
Caminho, páginas 181 a 187 (
28 de Julho de 1996)