Perguntam-me não raras vezes:
- "Qual o livro de José Saramago que mais gostaste de ler?"
A resposta que pode ser dada a cada momento:
- "Impossível de dizer... não sei responder, não seria justo para com outros (livros) não nomeados. Mas uma coisa sempre soube. Uma obra de Saramago, enquanto "pseudo ser vivo" ou com "gente dentro" tem que me raptar, prender-me, não me deixar sair de dentro das suas páginas. Fazer de mim um refém, e só me libertar no final da leitura... mesmo ao chegar à última página. Aí, o "Eu" leitor que se mantém refém, liberta-se da "gente que a obra transporta dentro" e segue o seu caminho.
Mas segue um caminho que se faz caminhando, conjuntamente com mais uma família"

Rui Santos

terça-feira, 9 de dezembro de 2014

Entrevista de Pilar del Río ao SinEmbargo (México) - Lançamento do livro "Alabardas, alabardas, Espingardas, espingardas"

Pilar del Río em entrevista ao SinEmbargo (México), como reportagem sobre o lançamento do livro "Alabardas, alabardas, Espingardas, espingardas"

Link para visita do site, em http://www.sinembargo.mx/

Link, para a entrevista, aqui em http://www.sinembargo.mx/07-12-2014/1184977

(Pilar del Río presentó el último libro de Saramago en la FIL, 
acompañada por Lydia Cacho y Claudia Piñeiro. Foto: FIL)


"Guadalajara, Jalisco (SinEmbargo).– No hacía falta ningún pretexto para que la periodista española Pilar del Río expresara abiertamente su solidaridad con los estudiantes desaparecidos de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa, pero la presentación del libro póstumo de su marido José Saramago (1922-2010) fue un ámbito ideal para ello.

Acompañada por la periodista y activista mexicana Lydia Cacho y por la escritora argentina Claudia Piñero, Del Río se refirió a Alabardas, el último regalo del Nobel portugués, inspirado en una anécdota de la Guerra Civil española, cuando una bomba que cayó en Extremadura, en lugar de explotar dejó ver una leyenda que decía “esta bomba no matará a nadie”. 

El explosivo había sido “intervenido” por la Resistencia y su historia  dio origen al último libro de Saramago, un tratado antiarmas que resulta muy oportuno para el difícil momento político y social que atraviesa nuestro país y que fue presentado este miércoles en la 28 Feria Internacional del Libro en Guadalajara que transcurre aquí hasta el próximo 7 de diciembre.  

Alabardas es un libro inconcluso. Está integrado por 20 cuartillas ordenadas por el propio escritor y se completa con textos de Roberto Saviano y Fernando Gómez Aguilera e ilustraciones de Günter Grass. En él, el autor portugués de Memorial del convento y Ensayo sobre la ceguera, entre otros, expresa  “su coherencia literaria e ideológica. Está su prosa exquisita, su ideología y en el apartado de notas puedes ver cómo fue construyendo el libro. Es toda una clase de escritura”, según Piñeiro. 

“Queda la sensación de que este libro llega inacabado para que nosotros lo terminemos. Vivimos en un momento en el que el gobierno parece empeñado en instalar el miedo. Tendremos que escribir la segunda parte y entregársela a Pilar”, dijo a su tiempo Lydia Cacho. “ 

Nos dicen que las armas vienen de Estados Unidos, pero los que estamos investigando por todo el país sabemos que hay armas hechas en Brasil. Es necesario que discutamos lo que estamos haciendo en Latinoamérica con este tema”, agregó la autora de Los demonios del edén. 

En la novela, Arthur Paz Semedo descubre una caja de la que es imposible saber qué contiene porque Saramago murió. A partir de este hecho, Claudia Piñeiro leyó un texto en el que creó un paralelismo entre el personaje y los normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero. 

“Así como no podemos saber qué contenía la caja porque la muerte sorprendió a Saramago, tampoco podemos saber qué tipo de maestros hubieran sido esos normalistas porque los desaparecieron. No digo la muerte porque vivos se los llevaron y vivos los queremos”, afirmó la autora de Betibú. 

La escritora anunció además que la delegación de escritores argentinos había firmado un comunicado en solidaridad con las familias de Ayotzinapa “porque nos parece imposible estar acá y no opinar. Sabemos que hay una ley mexicana que prohíbe que los extranjeros opinen sobre los temas nacionales, pero no nos van a poder llevar a la cárcel porque tantos argentinos juntos en un mismo lugar nadie los soporta”, bromeó, para luego agregar más seria que “la literatura nos hermana, sobre todo en este tema que nos es tan cercano”. 



"Ya en entrevista con SinEmbargo, Pilar del Río mostró su “nostalgia y satisfacción” porque pese “a  que ya no están las figuras tutelares”, ha disfrutado mucho esta edición donde presentó el libro póstumo de José Saramago. 

“He visto mucha complicidad entre los autores. No conozco cómo va la parte de los negocios, pero vi a mucha gente en los salones y sobre todo he visto una gran necesidad de la gente para festejarse entre sí. Supongo que tiene que ver con la situación que estamos viviendo en el mundo. Si encontramos una ocasión de ser felices, ¿por qué la vamos a desaprovechar?”, se  Del Río en forma retórica. 

–José Saramago hubiera sido el primero en manifestarse en solidaridad con los 43 estudiantes desaparecidos, ¿verdad? 

–Pues, es muy difícil decir lo que hubiera hecho una persona que ya no está, pero sí podemos ver lo que ha hecho. Él vino a Acteal desde Lanzarote, España, para estar con los sobrevivientes de aquella masacre. Fue a Palestina cuando Ramala estaba rodeado. Fue a Timor cuando Indonesia había rodeado a los habitantes descendientes de portugueses, aunque no sólo a ellos; estuvo con los saharauis… Creo que Saramago estaba con las personas que buscaban la autonomía, la independencia, con los que no querían ser tutelados y, por supuesto, condenaba la violencia. 

–¿Qué le daba a él este instinto para estar siempre del lado correcto, por decirlo así? 

–Me parece que siempre supo distinguir muy bien quién era su gente y quién no. Solía decir que no conocía los entresijos del poder ni el poder en sí. Sin embargo, en los ’80 escribió un libro como Levantado del suelo  (Relata la historia del pueblo de Lavre en el Alentejo portugués desde 1910 hasta 1979, incluyendo la Revolución de los Claveles el 25 de abril de 1974). Y siempre escribió sobre hombres y mujeres que buscaron ser ellos mismos en su memoria, en su identidad, desde la libertad usando la razón y la conciencia. 

–Eso te unió mucho a él, ¿verdad? Tú eres alguien muy interesado también en luchas sociales… 

–Bueno, nos conocimos porque a mí sus libros me resultaron como un mazazo en la conciencia. Independientemente de hacerme más lectora, no podía entender que se escribiera de esa manera, tan absolutamente deslumbrante, y luego con tanta compasión, tanta belleza y una visión de la historia que compartía. Eso es lo que me llevó a él. 

–¿Qué te despierta la situación que se vive en México? 

–Primero el horror por los 43 estudiantes desaparecidos, pero después el horror por la cantidad de fosas comunes llenas de cadáveres de personas cuyas desapariciones no fueron denunciadas. No son 43, ni mil, son 100 mil, 150 mil, y eso me aterra. Me resuena el grito de Elena Poniatowska en el sentido de qué se puede esperar de un país que siempre cadáveres por todo su territorio. Si siembras cadáveres recogerás muerte. José Saramago, en una situación similar en Colombia, dijo que Colombia tenía que vomitar a sus , porque si ellos no sabían por qué habían muerto nosotros teníamos que saber por qué habían vivido y por qué habían sido asesinados. Cuáles eran sus nombres, sus señas de identidad. ¿Cómo es posible que un país tan culto como México permita esto? 

–En este contexto presentas la última novela de José. ¿Cuándo la leíste? 

–La iba leyendo mientras la iba escribiendo. Luego de que él murió tardé mucho tiempo en retomarla, me daba prurito, era casi como una intromisión. 

–¿Estaba acordado con él que iba a salir Alabardas? 

–No. Él murió en junio y en agosto tuvimos una reunión en Lanzarote con todos sus editores y ahí acordamos sacarla, sin prisa. La verdad es que no teníamos prisa. La hemos sacado ahora porque estamos en el centenario de la Segunda Guerra Mundial y esta es una novela cuya acción transcurre en una empresa de armas que existen en México, que existen en otros países y con las que convivimos a diario como si fabricaran golosinas o jabones. Como si fueran una pastelería cuando en realidad son empresas que fabrican máquinas para matar. 

–¿Qué aporta la novela de Saramago a este contexto de mundo donde la gente está más preocupada en armarse que en vivir? 

–Saramago decía que no había que volver al individualismo, pero sí que había que volver al individuo, destacar la importancia del ser humano. Nosotros sabemos que hay fábricas que hacen armas, que se fabrican armas bajo una cortina legal, que hay trabajadores abocados a la tarea de que esa arma que va a matar al prójimo quede perfecta, sea eficaz. Convivimos a diario con las armas y sólo cuando nos afecta a nosotros nos extrañamos de esa situación. Los mayores conflictos no están representados por las luchas armadas en distintas partes del mundo sino por la muerte individual. ¿Qué podemos hacer ante eso? Creo que necesitamos un stop ya. Frenar. Habrá que buscar otra forma de gobierno y de defensa, pero hay que parar con el armamentismo ya. No podemos volver a la ley de la selva porque nos falta un paso para llegar a la horda. 

–La novela llega entonces en el momento adecuado 


–Sí. José Saramago tenía esa misión. En el mundo desarrollado, cuando todos parecían felices, él publica Ensayo sobre la ceguera. Publicó Ensayo sobre la lucidez cuando hacía falta reforzar el poder ciudadano."


Biografia, para consulta no site da Direcção Geral do Livro, dos Arquivos e Bibliotecas

Biografia, para consulta no site da Direcção Geral do Livro, dos Arquivos e Bibliotecas,


"José de Sousa Saramago nasceu em Azinhaga, no Ribatejo, no dia 16 de Novembro de 1922, e morreu em 18 de Junho de 2010, em Lanzarote, Canárias.
Em 1924, José Saramago, com dois anos de idade, parte, juntamente com os pais, para Lisboa. Uma infância vivida sem desafogo económico e passada entre Lisboa e a casa dos avós maternos – Jerónimo Melrinho e Josefa Caixinha. Por falta de meios económicos, abandona o Liceu com doze anos e ingressa numa escola de ensino profissional onde, durante cinco anos, aprendeu o ofício de serralheiro mecânico. Ainda que frequentasse um curso técnico-profissional, as disciplinas de Francês e de Língua Portuguesa integravam os planos curriculares e Saramago pôde, assim, iniciar-se no gosto pela leitura. Em 1939, depois de terminado o curso, exerceu durante dois anos a profissão de serralheiro mecânico. Em 1944, trabalhou num organismo de Segurança Social como empregado administrativo. Neste mesmo ano, casa-se com Ilda Reis, de quem viria a ter, em 1947, a sua única filha, Violante. Publica o primeiro romance para adultos – Terra do pecado (1947) –, não voltando a publicar até 1966, ano em que é dado à estampa Os poemas possíveis.
Um ano depois, em 1950, José Saramago passa a trabalhar, como responsável pela produção, na editora Estúdios Cor, o que lhe proporcionou um contacto directo com alguns dos principais escritores da época. De 1955 a 1981, intercalou a sua actividade editorial com trabalhos de crítica literária na revista Seara Nova (1967-68) e de tradução. Em 1969 filia-se no Partido Comunista Português. 1970 é o ano que marca o seu divórcio e a publicação de mais três livros: Provavelmente alegria (poesia, 1970), Deste mundo e do outro (crónicas, 1971) e A bagagem do viajante (crónicas, 1973). Entretanto, em 1971, abandona a editora e torna-se coordenador e editor de um suplemento literário do Diário de Lisboa até 1973. Nos meses que se seguiram à Revolução de 1974, Saramago coordena o FAOJ (Fundo de Apoio aos Organismos Juvenis), sob a dependência do Ministério da Educação. De Abril a Novembro de 1975, desempenhou também funções de director-adjunto no Diário de Notícias, mas foi demitido devido às mudanças operadas pelo golpe militar de 25 de Novembro e que travou o processo revolucionário. Sob a acusação de marxista radical, fica de novo sem emprego e sem perspectivas de o arranjar, resolvendo dedicar-se inteiramente à literatura.
Os finais da década de setenta e toda a década de oitenta ficam assinalados pela publicação de vários títulos, entre eles, Levantado do chão (romance, 1980; Prémio Internacional Ennio Flaiano 1992), Memorial do convento (romance, 1982; Prémio Pen Club 1983 e Prémio Literário do Município de Lisboa 1983), O ano da morte de Ricardo Reis (romance, 1986; Prémio Pen Club 1985, Prémio Dom Dinis 1986, Prémio Grinzane-Cavour 1987), A jangada de pedra (romance, 1986) e História do cerco de Lisboa (romance, 1989). Em 1992, Saramago vê vetada pelo Governo Português a candidatura ao Prémio Literário Europeu do romance O evangelho segundo Jesus Cristo (1991; Grande Prémio de Romance e Novela da Associação Portuguesa de Escritores 1991 e Prémio Brancatti 1991) e decide fixar residência na ilha de Lanzarote com Pilar del Río, jornalista espanhola com quem casara em 1988. Nas Canárias, publica a peça de teatro In nomine Dei (1993), que dará origem a um libreto da ópera Divara, com música do conceituado compositor italiano Azio Corghi (1937), estreada nesse mesmo ano em Münster (Alemanha). De resto, foram sete as obras que Saramago viu adaptadas à ópera por este compositor. Com a atribuição do Prémio Nobel de Literatura, em 1998, a obra de José Saramago começa a ser traduzida em várias línguas e a ser adaptada ao teatro e ao cinema. Em 2007, surge a Fundação com o seu nome, sediada em Lisboa, na Casa dos Bicos, apresentando, entre vários objectivos, o de preservar e difundir a literatura portuguesa contemporânea.
Na vasta bibliografia de José Saramago, encontramos livros que se salientam pelas incursões na narrativa de fundo histórico (Memorial do convento (1982), História do cerco de Lisboa (1989), A viagem do elefante (2008)), por investimentos semânticos que configuram as ideias de efemeridade da vida, de eros e thanatos, da busca da identidade e do sentido da existência [Todos os nomes (1997), O conto da ilha desconhecida (1998), O homem duplicado (2002), As intermitências da morte (2005)] de contestação e de transformação social [Manual de pintura e de caligrafia (1977), Objecto quase (1978), A noite (1979), Levantado do chão (1980), O ano da morte de Ricardo Reis (1986), A jangada de pedra (1986), O ano de 1993 (1987), Ensaio sobre a cegueira (1995), A caverna (2000), Ensaio sobre a lucidez (2004)], mas também de denúncia da intransigência religiosa e revisitação de acontecimentos bíblicos [A segunda vida de Francisco de Assis (1987), O Evangelho segundo Jesus Cristo (1991), In nomine Dei (1993), Caim (2009)]. Em suma, releituras de um mundo que não «estava bem» e que, dezasseis anos volvidos sobre o Ensaio sobre a cegueira, continua a estar mal, construídas num tom alegórico e sem condescendências.
Mas encontramos também nas estantes um conto infantil singelo e mágico, direccionado a leitores entre os seis e os dez anos, e esquecido pelo seu Autor desde os inícios da década de setenta – A maior flor do mundo (2001). No conto, observa-se a configuração de uma enunciação discursiva que paulatinamente se afasta daquela que será, inicialmente, a voz do autor textual – a qual, assumindo uma deixis pessoal, confessa a sua incapacidade para escrever histórias para crianças (pois «Além de ser preciso saber escolher as palavras, faz falta um certo jeito de contar, uma maneira muito certa e muito explicada, uma paciência muito grande») – e que se transforma em narrador declaradamente heterodiegético, abandonando todas as marcas discursivas anteriores e instaurando um segundo nível diegético («Dali para diante, para o nosso menino, será só uma pergunta sem literatura: "vou ou não vou?" E foi.»). E, com ele, também nós, leitores, iniciamos essa viagem, atravessamos o mundo todo, chegamos ao grande rio Nilo, recolhemos a água com as mãos, voltamos a atravessar o mundo, e damos de beber três gotas de água à plantinha sedenta, e repetiremos essa viagem «vinte vezes» ou «cem mil», não importa, pois o que interessa é ver «a flor aprumada» a dar «cheiro no ar», é realizarmos algo maior do que nós mesmos.
As ilustrações de João Caetano (v.), em técnica mista – pintura e colagem – valeram-lhe o Prémio Nacional de Ilustração 2001 e ampliam magnificamente os sentidos do texto, demarcando os dois níveis diegéticos ao mesmo tempo que dissolvem regras pragmáticas atinentes ao processo de comunicação literária. Neste caso, a representação pictural da voz discursiva que se apresenta no primeiro nível diegético plasma o autor empírico José Saramago, estatuindo uma relação de identidade. Ainda no que respeita às ilustrações, é também curiosa a primeira imagem, de uma sequência de três, que encerra o livro: o narrador do primeiro nível diegético, sentado à secretária, com um copo vazio, olhando, perplexo, o milagre – a maior flor do mundo –, e testemunhando ser a literatura o lugar de todos os possíveis.
A maior flor do mundo obteve a distinção «altamente recomendado» da Fundação Nacional do Livro Infantil e Juvenil, do Brasil, em 2001. E é «de leitura obrigatória para os adultos», a fim de aprenderem «o que há tanto tempo têm andado a ensinar», como se afirma no paratexto da contracapa.
Em 2007, o realizador galego Juan Pablo Etcheverry transformou este conto infantil numa curta-metragem, utilizando plasticina tradicional 2D. A banda sonora de Emílio Aragón harmoniza-se com a poeticidade do texto. 

Bibliografia: A maior flor do mundo (2001), Lisboa: Caminho.

[Ana Cristina Vasconcelos] - 05/2013"

Outro apontamento,

Prémio Nobel de Literatura 1998. Nascido no Ribatejo, mas desde muito novo a residir em Lisboa, José Saramago é um caso paradigmático de escritor autodidacta: com um curso em serralharia mecânica concluído em 1939, vai, ao longo dos anos, repartir a sua actividade profissional pela tradução, a direcção literária e de produção numa casa editora, colaborações várias em jornais e revistas (salientando-se a função de crítico literário que manteve na Seara Nova e o jornalismo propriamente dito, tendo orientado o «Suplemento Literário» do Diário de Lisboa e sido director-adjunto do Diário de Notícias, já no período pós-revolucionário de 1974-75). 
Tendo embora iniciado a sua carreira nas letras em 1947, com o livro Terra do Pecado, é em 1980, com o romance Levantado do Chão, história da vida de uma família camponesa do Alentejo desde o início do século até à revolução de Abril e ao advento da reforma agrária, que José Saramago produz aquilo a que já se convencionou chamar o seu «primeiro grande romance». Primeiro porque a partir daí eles se têm sucedido regularmente como outros tantos «grandes romances», o maior dos quais, por ter constituído um autêntico «caso» de celebridade tanto nacional como internacional, com tradução para uma vintena de línguas e adaptação a libretto de ópera, foi sem dúvida Memorial do Convento (1982). 
Fascinante relato da construção do convento de Mafra e do esforço dos homens que o construíram, Memorial do Convento trata também do sonho do «padre voador», Bartolomeu de Gusmão, e da construção da sua Passarola, que voará mercê das vontades dos homens que Blimunda, a que vê através dos corpos e da terra, irá, pacientemente, aprisionando num frasco. Tudo isto é servido por um estilo que passará a constituir forte marca do autor e que se define, basicamente, pela supressão de alguns sinais de pontuação, nomeadamente pontos finais e travessões para introduzir o diálogo entre as personagens, o que vai resultar num ritmo fluido, marcadamente oral e muito próprio, tanto da escrita como da narrativa. 
Estas características irão, aliás, contribuir para transformar os seus livros em objecto de interesse para encenadores, músicos e realizadores de cinema: Memorial do Convento, de que o autor recusou autorizar uma adaptação cinematográfica, foi já adaptado a ópera pelo compositor italiano Azio Corghi, com o título «Blimunda». A estreia mundial, com encenação de Jérôme Savary, realizou-se no Teatro alla Scala, de Milão, em Maio de 1990. Também da peça In Nomine Dei foi extraído um libretto: o da ópera «Divara», estreada em Münster (Alemanha), em 31 de Outubro de 1993, com música de Azio Corghi e encenação de Dietrich Hilsdorf. 
De romance histórico se tem inevitavelmente falado em relação à produção romanesca de Saramago, embora o próprio autor recuse tal etiqueta aplicada às suas obras. E se os romances de José Saramago estão definitivamente modelados numa dimensão histórica (quer os que remetem para o passado – a maioria – quer, por exemplo A Jangada de Pedra (1986), que surge como ficção de uma hipótese fantástica situada num futuro), não o estarão menos numa dimensão propriamente humana, naquilo em que a acção e reflexão dos homens, mesmo, ou principalmente, dos mais modestos no interior de cada época histórica, pode pesar para ocasionar desvios, ainda que ficcionais, da «verdade» que a História consignou. Na opinião de Maria Alzira Seixo, será precisamente «desta conjunção entre continuidade temporal e intervenção humana» que Saramago irá «extrair uma noção de alteridade que [...] é a proposta de diálogo entre todo o diverso, ou melhor, de conjunção acertada e dramática das várias condições que situam o homem no mundo, seu entrecruzar doce e fecundo, sua irreparável desarmonia que se deplora e compensa em literatura». 
Se o romance de José Saramago é histórico, pela dimensão histórica, e fantástico, pela dimensão fantástica, ele é principalmente dos homens e das mulheres na história e da sua capacidade de ver e agir sobre o real para além do crível e do evidente. Parte da extraordinária receptividade que as suas obras têm merecido em todo o mundo, e que culminou com a atribuição do Nobel, dever-se-á, sem dúvida, a esse carácter humanista, a esse reduto de confiança e esperança no poder do humano que a sua obra projecta. 
De facto, mesmo antes da consagração máxima trazida pelo Nobel, Saramago era já o autor português contemporâneo mais traduzido, com livros editados em todo o mundo, da América do Norte à China, e detinha já um capital de prestígio reconhecido pela atribuição de vários prémios literários internacionais e nacionais – de onde se destacam o Prémio Camões, em 1995 e os prémios Vida Literária, da Associação Portuguesa de Escritores (1993) e de Consagração de Carreira, da Sociedade Portuguesa de Autores (1995) –, doutoramentos honoris causa pelas Universidades de Turim (Itália), Manchester (Inglaterra), Sevilha, Toledo e Castilla-La Mancha (Espanha) e graus honoríficos, como o de Comendador da Ordem Militar de Santiago da Espada e Chevalier de l'Ordre des Arts e des Lettres (atribuído pelo governo francês). É, além disso, membro honoris causa do Conselho do Instituto de Filosofia do Direito e de Estudos Histórico-Políticos da Universidade de Pisa (Itália); membro da Academia Universal das Culturas (Paris); membro correspondente da Academia Argentina das Letras e membro do Parlamento Internacional de Escritores (Estrasburgo). 

Parte do espólio de José Saramago encontra-se no Arquivo de Cultura Portuguesa Contemporânea da Biblioteca Nacional.
in Dicionário Cronológico de Autores Portugueses, Vol. V, Lisboa, 1998

Fernando Gómez Aguilera destapa um pouco de "A Viagem do Elefante"

(Imagem de João Amaral, "A Viagem do Elefante" em BD)



(...) "Depois para deixar para trás um período de hospitalização em Lanzarote, que coincidiu com a fase mais aguda da sua doença, no início de 2008, retomou a escrita entretanto interrompida de "A Viagem do Elefante". E regressaria à ficção alentando por uma atitude de plena liberdade, descosendo, uma vez mais, as costuras do género, com uma nouvelle abordada desde o seu interior, ratificando o papel desempenhado pelo majestático e libérrimo autor-narrador por quem Saramago se sentia tão encantado. O arranque do conto, que se desenvolveria com um declarado propósito simbólico, parte de uma passagem por Salzburbo, cuja universidade o escritor visitou, em 1999, para pronunciar uma conferência. No hotel onde estava alojado - o Zum Elefanem -, reparou um diferentes reproduções que representavam um elefante em plena viagem, pelas quais se interessou. Tomou assim contacto com a aventura do exótico animal que, no século XVI, havia viajado de Lisboa até  Viena, como presente do rei D. João III de Portugal o Arquiduque Maximiliano de Áustria pelo seu casamento com Maria de Habsburgo. Mas, sobretudo, impressionou-o o grotesco final do admirável e sofrido viajante: as suas patas convertidas em recipiente para sombrinhas. Adoptando intelectualmente a atitude de ensaísta, Saramago articulou o relato com a expressa vontade de penetrar na medula da literatura, numa das metáforas mais substantivas, a da viagem, e dar à luz o seu texto mais cervantino, detendo-se no prazer da literatura pela literatura, quando a palavra e a invenção se convertem em puro discurso autónomo sobre a nossa existência, pois, como ele próprio admitiria, «ao falar do elefante, falo da vida humana». Nada de estranhar, pois desse mesmo modo havia lido o grande livro das letras hispânicas, interpretando Dom Quixote nascia quando Alonso Quijano partia, quando verdadeiramente começava a sua viagem de liberdade. (...)
Com uma frescura tonificante, retoma a circunstância portuguesa, para além de se fixar em figuras concretas, para levar ao leitor um humor desinibido, por vezes burlesco, que serve de contraponto à épica melancolia do paquiderme, cujo discreto e terno heroísmo não o eximirá de um destino implacável, se exceptuarmos o poder redentor da literatura, porque, tal como indica Saramago na epígrafe que ilumina o sentido da narrativa, «sempre chegamos ao sítio aonde nos esperam». (...)

Em, "A Estátua e a Pedra"
Fundação José Saramago
Ensaio de Fernando Gómez Aguilera
Páginas 56 e 57

(Imagem da encenação da peça de teatro, baseada na obra, pela ACERT)

Quem é Alonso Quijano, referido por Fernando Gómez Aguilera?
Aqui uma breve explicação, via Wikipédia em http://es.wikipedia.org/wiki/Alonso_Quijano

(Iluminura de Dom Quixote e seu fiel escudeiro)


"Alonso Quijano era el auténtico nombre del hidalgo don Quijote, personaje ficticio principal en la novela Don Quijote de la Mancha. Su procedencia se desconoce. Familiarmente, en su aldea natal se le conocía por el nombre de Alonso Quijano, el Bueno.
El porqué del nombre
Investigadores españoles han encontrado documentos históricos que avalan la historia de 'Don Quijote de la Mancha' y de las personas reales en que se basó Miguel de Cervantes para crear su célebre novela. Según 'ABC', en 1581 Pedro de Villaseñor, amigo de Cervantes, y Francisco de Acuña, intentaron matarse a lanzazos en el camino que unía los municipios manchegos de El Toboso y Miguel Esteban.
A diario, Villaseñor y Acuña, coetáneos de Cervantes, iban vestidos como caballeros medievales, y el historiador Francisco Javier Escudero y la arqueóloga Isabel Sánchez Duque consideran que el célebre dramaturgo pudo conocer estos hechos y parodió con su novela una historia y personajes reales.
"Encontramos que los Acuña intentaron matar a los Villaseñor vestidos de caballeros, con todo el aparataje medieval, y nos dimos cuenta de que la historia de Don Quijote no es inventada, es real: es lo que hacían los enemigos de los Villaseñor contra ellos. Increíble pero cierto, está documentado", afirmó Escudero.
Pero en 1573, según textos del Archivo Histórico Nacional español, se produjo un intento de asesinato de otro Villaseñor, Diego, y aquí aparece un tercer personaje, Rodrigo Quijada, que fue procesado aquel año. A su apellido, Quijada, pudo añadir Cervantes un sufijo despectivo que derivó en Quijote.
Escudero explica que El Quijote es "una parodia, una burla" y teniendo en cuenta que no se escriben novelas para burlarse de amigos, Cervantes debió crearla para "ridiculizar" a los enemigos de los Villaseñor, amigos de una de las máximas figuras de la literatura española.
"Todavía estamos en la fase preliminar y puede aparecer mucho más, pero lo que parece evidente es que El Quijote está dedicado a burlarse de esos enemigos de los Villaseñor que, posiblemente, también sean enemigos de Cervantes o a quienes Cervantes consideraba enemigos", añadió el historiador.
Los investigadores han encontrado media docena de documentos de Rodrigo Quijada, en los que se le retrata como "un personaje muy polémico que estuvo muy mal visto en todos los pueblos de la zona", y que, según su biografía, se merecía el maltrato que se le da al Quijote en la novela.
Además, todos estos personajes confluyen en un entorno geográfico conocido por Cervantes."