Perguntam-me não raras vezes:
- "Qual o livro de José Saramago que mais gostaste de ler?"
A resposta que pode ser dada a cada momento:
- "Impossível de dizer... não sei responder, não seria justo para com outros (livros) não nomeados. Mas uma coisa sempre soube. Uma obra de Saramago, enquanto "pseudo ser vivo" ou com "gente dentro" tem que me raptar, prender-me, não me deixar sair de dentro das suas páginas. Fazer de mim um refém, e só me libertar no final da leitura... mesmo ao chegar à última página. Aí, o "Eu" leitor que se mantém refém, liberta-se da "gente que a obra transporta dentro" e segue o seu caminho.
Mas segue um caminho que se faz caminhando, conjuntamente com mais uma família"

Rui Santos

segunda-feira, 29 de fevereiro de 2016

Texto para uma exposição de pinturas em Lanzarote - 10/12/95 ("Cadernos de Lanzarote - Diário III)

10 de Dezembro (de 1995)
"Palavras de apresentação para uma exposição de pinturas cuja venda se fará em benefício de obras sociais de Lanzarote: 
A mão esquerda não nasceu com sorte. Por causa desse nome (esquerda, sinistra), é como se fosse ela a culpada de todas as maldades deste mundo, e tão pouco digna de confiança costumam considerá-la que, segundo um dito corrente, no caso de a mão direita dar alguma coisa, convém que a esquerda não o saiba. Em princípio, a intenção do dito é bastante louvável, uma vez que com ele se pretende impedir que as pessoas andem por aí a gabar-se das bondades que pratiquem, mas o certo é que a ninguém ocorreu dizer até hoje que a mão direita não deverá saber o que a esquerda dá... Nenhuma palavra é inocente. 
Felizmente que há palavras para tudo. Felizmente que existem algumas que não se esqueceram de recomendar que quem dá deve dar com as duas mãos, para que em nenhuma delas fique o que a outras deveria pertencer. Assim como a bondade não tem por que envergonhar-se de ser bondade, assim a justiça não deverá esquecer-se de que é, acima de tudo, restituição, restituição de direitos. Todos eles, começando pelo direito elementar de viver dignamente. Se a mim me mandassem dispor por ordem de precedência a caridade, a. justiça e a bondade, o primeiro lugar dá-lo-ia à bondade, o segundo à justiça e o terceiro à caridade. Porque a bondade, por si só, já dispensa justiça e caridade, porque a justiça justa já contém em si caridade suficiente. A caridade é o que resta quando não há bondade nem justiça. 
Pintar é dar a ver. Portanto, dar o que se pintou é dar duas vezes. E se é verdade que em geral se pinta com a mão direita, não é menos verdade que a mão esquerda esteve lá presente, no acto de criação. Quando Miguel Ângelo, no tecto da Capela Sistina, fez estender a mão direita de Deus para que o homem nascesse, a mão que ele tocou, já humana, foi a esquerda. Chamemos, então, se quisermos, caridade à mão direita, por ser a mais fácil e a mais comum, à mão esquerda chamemos-lhe bondade, por ser tão rara, mas a justiça que a ambas deverá gerir, é na razão que se há-de encontrar. A relação humana terá de ser obra da razão para que possa ser, conjuntamente, caritativa, bondosa e justa." 
in, "Cadernos de Lanzarote Diário III"
Caminho, páginas 215 e 216 (10/12/95)

Programa "Contracorriente" - Entrevista a José Saramago por Omar Valiño - 2005

A entrevista de Omar Valiño a José Saramago, pode ser visualizada


Apresentação da obra "Evangelho segundo Jesus Cristo" em Cuba - Artigo de Rosa Miriam Elizalde no "CubaDebate" (19/06/2005 )

José Saramago com Omar Baliño na apresentação da obra

A entrevista pode ser recuperada e lida aqui,
em http://www.cubadebate.cu/opinion/2005/06/19/jose-saramago-cuba-irradia-solidaridad/#.VtRdwPmLTIU

Rosa Miriam Elizalde (19/06/2005)

"Saramago durante la presentación de El Evangelio según Jesucristo. A su lado, el escritor Omar Baliño.Especial para Cubadebate, Juventud Rebelde y La Jornada

La antesala de esta entrevista es el  portal del Palacio del Segundo Cabo, en La Habana Vieja, donde corre una brisa inusitada,  presagio de aguaceros. José Saramago presenta en Cuba su novela El Evangelio según Jesuscristo, y aunque el escritor se anuncia aquí para las 11:00 de la mañana, muchos lo han estado esperando desde tres horas antes. Cuando aparece el Nobel portugués con su esposa, la periodista y traductora Pilar del Río, no hay un espacio libre junto a las antiquísimas columnas de la sede del Instituto Cubano del Libro, ni en sus alrededores.  La gente se ha subido en los bancos de la Plaza vecina y algún lector temerario se cuelga de un árbol para tomar fotos por encima de la multitud.  

Cuando el matrimonio se retira a la casa donde se hospeda y en la que se producirá esta conversación, se han vendido 1 118 libros al precio de 20 pesos -”0.75 euros”, le traducirá Pilar a su marido- y José habrá estado firmando ejemplares por más de dos horas. “Un señor me contó que vino en una motocicleta manejando desde Matanzas (ciudad a 100 kilómetros de La Habana)”, dice, agotado y feliz antes de comenzar el diálogo que se produce tal y como lo leerán ustedes, salvo con una breve interrupción.

Pilar recibido una llamada de Jonan Fernández, coordinador de ELKARRI, una organización que promueve la solución pacífica en el País Vasco. Él le ha dado la noticia  de que ETA ha decidido suspender las acciones armadas contra las personas electas de los partidos políticos en España. Jonan le ha dicho por teléfono: “sin tirar cohetes se ha logrado algo. Es un proceso todavía largo, pero es un peldaño más”. Pilar no pudo evitar comentarle a José: “Esta noche al menos 2000 familias dormirán más tranquilas”.

Mientras transcurría la hora y media de conversación con Saramago en una de las habitaciones de la casa, ella traducía muy cerca de nosotros la novela más reciente del Nobel, Las intermitencias de la muerte. La obra, que se presentará simultáneamente en noviembre de este año en todos los países de América Latina y Canadá, es un texto más breve que sus entregas anteriores -unas 200 páginas- y comienza  con la frase “Al día siguiente, no murió nadie”. 

Aunque parezcan piezas dispersas de un rompecabezas, los hechos de esta tarde relacionados con Saramago – la entrevista, la noticia de ETA, la nueva obra, las palabras en la presentación de El Evangelio según Jesucristo- están atados con una misma cuerda: “Todo en este mundo, o casi todo, lleva por delante dos palabras: ‘mandar’ y ‘matar’.  Hay que romper esa lógica.” 

UN JOVEN SUBTERRÁNEO

-La primera pregunta no es mía, sino de una vecina que lo ha visto en la televisión. Quiere saber cuántos años de más usted se adjudica y con qué propósito. Nadie le cree en Cuba que ha cumplido ya 82.
-No, Rosa Miriam, tú sabes que no me quito ningún año. Nací el 16 de noviembre -mi carné de identidad dice por error que fue el 18-, el 16 de noviembre de 1922. He contado todos los días que han pasado desde entonces hasta hoy.

-Entonces hay un joven subterráneo dentro de Saramago, como decía alguien.
-No, no.  En primer lugar, quizás es algo de eso que llaman genética, que alguna importancia tiene.  Por otro lado, la suerte de que, a lo largo de toda mi vida, a excepción de alguna u otra cosa sin importancia, he tenido buena salud. Tampoco tengo costumbres de alcohol, ni de noches que no se duerme porque se va uno por ahí a los bares. Debe influir que no me gusta el ruido, eso sin lo cual muchísima gente parece que no puede vivir, porque necesita aturdirse. Dile a tu vecina que no se nota mucho la edad, al menos no tanto, pero llegará el momento en que la gente me mire y diga: realmente ahora sí tiene la edad que tiene.

-Supongo que habrá influido también que usted es un hombre enamorado. Los diálogos entre Jesús y María de Magdala en El Evangelio según Jesucristo, solo pudo haberlo escrito alguien muy apasionado y muy joven.
-El día en que llegué a Cuba, el 14 de junio, cumplíamos Pilar y yo 19 años de casados. Se viven más años si uno está feliz, si está bien con la persona que vive, si se comprenden uno al otro, y se tiene algo muy claro, que la felicidad para que dure hay que defenderla, porque si no se cae en la rutina, en lo cotidiano. Cuando la conocí, yo tenía 63 años.

-Debe haber aparentado, más o menos, unos 30…
-No estás muy lejos. Cuando yo miro las fotos del momento en que nos conocimos y de esos primeros años, yo me veo casi como un chico. Y no era cierto, claro está. A lo mejor la capacidad de seguir trabajando me ha mantenido mentalmente despierto, activo. A lo mejor es cierto eso que se dice: cuando la cabeza funciona, todo funciona. Hasta ahora yo sigo escribiendo. Acabo de terminar otra novela y sigo trabajando. El Premio Nobel no me ha bloqueado.  Si uno sigue teniendo algo que decir, pues que lo diga; si es mejor que lo de antes, estupendo; si no es tan bueno, pues que siga. Un escritor es como un atleta, que cada vez que salta o corre no tiene que hacer tiempos mejores que los anteriores.  Uno tiene que hacer su trabajo en cada momento sin estar pensando en esa obsesión de la perfección. Primero, porque la perfección no existe y, segundo, porque muchas veces cuando uno llega a hacer algo que vale, realmente, la pena, en el caso de la literatura tiene mucho que ver con el asunto y con el momento en que se concibe y luego se realiza. 

CUBA

-No voy a preguntarle qué le hizo venir a Cuba, porque ya usted dio una respuesta, que fue bastante manipulada…
-Pues sí te la quiero contestar a ti para dejarlo claro de una vez: vine, sencillamente, porque me han invitado.

-Bien, pero empecemos por un ejercicio de memoria: ¿cuándo usted se entera de que Cuba existe en este mundo?
-Durante la invasión de Bahía de los Cochinos, en el año…

-Abril de 1961…
-Yo no vivía en Lisboa, sino en un pueblo que está muy cerca. Iba y venía en tren, y recuerdo con una nitidez extraordinaria la lectura de un periódico de Portugal que anunciaba la invasión a la Isla como un triunfo de los enemigos de la Revolución.  Había un titular a toda la página y describía lo ocurrido, no con muchos detalles -recuerda que era la época en Portugal de los presidios, las censuras. Me chocó profundamente el tono de triunfalismo con que el periódico exhibía la noticia. Al día siguiente sentí un placer casi maligno cuando el periódico no tuvo más remedio que decir que el intento de invasión había fracasado.

-En ese momento usted todavía no militaba en el Partido Comunista de Portugal…
-Yo tenía 39 años y no llevaba una actividad política muy activa, pero estaba muy atento en lo que iba a pasar. Entré al Partido Comunista en 1969, pero colaboraba desde hacía mucho tiempo.

-De esa etapa es también su recuerdo del Che, que describió en un artículo que se publicó en Cuba no hace mucho: “Al Portugal infeliz y amordazado de Salazar y de Caetano, llegó un día el retrato clandestino de Ernesto Guevara.”
-Ese retrato llegó y nos conmovió a todos…  Existía una izquierda activa, seria y trabajadora que lo vio como un referente… Y también había, por encima, o por debajo, como se quiera entender, una izquierda que podemos llamar intelectual que, hasta con buena fe a veces, convirtió al Che en una especie de icono. Eso ocurrió mucho menos entre gente de la clase obrera, que en lo que llamábamos desde entonces la izquierda afectiva, que en el fondo siguieron al Che y a la Revolución Cubana como si fueran modas. Y como sabemos, no falta quien siempre está buscando la última moda.

No quiere decir que no existiera ahí incluso alguna o mucha sinceridad, pero también había un poco de oportunismo.  Cuando el tiempo pasó y el Che ya había muerto y las cosas se normalizaron de alguna forma, la izquierda dejó de parecerle a mucha gente esa  especie de aurora, de algo que iluminaba todo el espacio. Fue entonces cuando escribí que el retrato del Che desapareció de la pared y en algunos casos se tiró a la basura. Ese texto es a la vez un homenaje al Che Guevara y también, una mirada irónica sobre la inestabilidad de las ideologías, donde a veces se estima más lo superficial que  lo profundo.

-En ese artículo usted dijo que el del Che “era el retrato de la dignidad suprema del ser humano.”
- Sí, sí, eso es sin duda. Y para muchísima gente… No estoy diciendo que la figura del Che para esas personas hubiera perdido importancia.  Era la vida la que había cambiado. Ellos mismos se vieron cambiados y sin demasiadas ideas progresistas.  Y, por lo tanto, el retrato de Che Guevara dejó de representar para ellos lo que representaba antes. Se cansaron y donde estaba el Che, pusieron otra cosa.

Si pudiéramos hablar con ellos, estoy seguro de que no tendrían ninguna duda en reconocer que si hubo una persona en los tiempos recientes que ha dado al mundo un ejemplo de dignidad, un ideal realmente humano, ese ha sido el Che Guevara. Y lo mejor de todo es que uno también uno se encuentra continuamente con chicos y chicas que saben todo lo que hay que saber sobre la vida y sobre las acciones de Che Guevara, y que llevan su camiseta, pero de corazón.

-Recuerdo cuando leí por primera vez El cuento de la isla desconocida, una hermosa parábola del viaje del individuo hacia sí mismo, hacia los demás, hacia la isla en que vivimos. ¿Qué ha descubierto Saramago durante estos días en esta Isla desconocida, mentida y satanizada que es Cuba?
-Después de los conflictos que generaron -como se sabe- una reacción mía, no mucho tiempo después tuve oportunidad de firmar un documento defendiendo a Cuba. Pero incluso entonces me quedé con la idea de que tal vez Cuba ya no me quería, y que la culpa -si de culpa se puede hablar- es mía, porque he sido yo el que  he dicho “no estoy de acuerdo, y etcétera, etcétera”.  Es decir, yo pensaba después: Cuba no es algo ajeno a mi propia vida, a mis propios sentimientos, pero seguramente Cuba que ya no me quiere…

A partir de un momento me empezaron a llegar señales que desmentían esas dudas -conversaciones con la embajadora en Madrid, Isabel Allende, y mensajes que llegaban. Y yo decía: bueno, las cosas finalmente no se han perdido, no se han roto, y me quedé así. Para venir aquí, como es lógico, tenía que tener un motivo y llegó la invitación.

Viajamos desde Canadá y hemos recibido Pilar y yo la amistad de siempre, y quizás un poco más.  No quiere decir con más amistad, sino como si aquí los que nos han recibido tuvieran la preocupación  de explicarnos: “te queremos, te estamos expresando ese querer nuestro de una forma quizás mayor, no pienses que nos quedaron pequeños rencores”.  Nadie me ha dicho esto pero uno lo siente. Todo eso se ha recompuesto, a pesar de que lo que dije entonces, con mucho dolor y sin querer romper definitivamente con Cuba, ha sido celebrado, manipulado, usado. Después se han dado cuenta que las cosas no iban por ahí y empezaron a aparecer versiones: Saramago está otra vez con Cuba y no sé qué.  En fin, lo que importa es que estoy aquí, que soy amigo de Cuba y que la manipulación mediática no me quita el sueño. Tengo otras cosas que me quitan el sueño.

-En abril usted firmó el llamamiento de intelectuales del mundo que denunció las maniobras de Estados Unidos contra Cuba en Ginebra.  Ahí se decía que “EE.UU. no tiene autoridad moral para erigirse en juez de los derechos humanos en Cuba”. ¿Lo que ha visto en estos días corrobora esa afirmación?
-Absolutamente. Esta vez nosotros hemos tenido la oportunidad que no habíamos tenido antes de conocer un poco más. Hemos estado en dos lugares muy importantes: la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) y la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).

En la Universidad de Ciencias Informáticas hubo un momento en que me emocioné mucho. Los chicos me contaron que allí se recibe a las personas que vienen de Venezuela con cataratas, retinosis y que los cuidan, que a veces llegan un abuelo y un nieto ciegos, y que han regresado a su país mirándose, uno al otro, diciéndole uno al otro: “Yo soy tu abuelo, y puedo mirarte”, y el nieto: “Abuelo, sí, ahora puedo yo mirarte.”  Bueno, estas cosas tocan directamente al corazón de uno. Que eso ocurra es maravilloso.

-Pudiera decirse que es tema para otro Ensayo sobre la ceguera…
-Pero aquí había una especie de contradicción que no es tal.  Estábamos en la Universidad de las Ciencias Informáticas, y eso parte de un principio obviamente equivocado. Se presupone que en donde se estudian tales cosas no puede ocurrir algo que tiene que ver con los sentimientos, con la compasión, con la solidaridad. Una universidad informática supone algo muy frío,  y en este caso no es así…

He tenido dos desprendimientos de retina y dos cataratas.  Yo sé muy bien qué es todo esto. Si me hubiera ocurrido a principios del siglo pasado, estaría ciego.  Y sé que muchísima gente está ciega y que pudieran dejar de estarlo si muchos más hicieran lo que hace Cuba.

Aquí la Operación Milagro me parece una denominación justa. No en el sentido de que lo que pasa sea obra de una intervención sobrenatural, no; nada más natural…  Lo que pasa es que para estos venezolanos y para muchos otros latinoamericanos -me han dicho que este año se operarán más de 100 000-  que no tenían ninguna esperanza de recuperar la visión, cuando la recuperan, son ellos mismos que lo entienden como milagro.  Por lo tanto, creo que quien bautizó esa operación con el nombre de Operación Milagro, ha hecho muy bien.

-¿Y qué pasó en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas?
-Una emoción de otra naturaleza. Allí vi chicos y chicas, más chicas que chicos -parece que hay 51 por ciento de mujeres- de toda Latinoamérica, de África, incluso de Estados Unidos, insertados en algo concreto, no en una  teoría, o en cualquier cosa que tuviera que ver con una utopía futura imposible de realizar. Y todo esto lo hace un solo país, que establece una corriente distinta de comunicación entre los pueblos de Latinoamérica, capaz de encontrar objetivos comunes, de trabajar en común para llegar a ellos. Y otra cosa curiosa: tanto en la ELAM como en la escuela de Ciencias Informáticas vimos espectáculos preparados por los propios estudiantes, donde los que bailaban, bailaban muy bien; los que cantaban, cantaban muy bien; los que tocaban, tocaban muy bien, y esas cosas no se encuentran con frecuencia. La acogida que nos hicieron fue conmovedora. Uno lloraba abrazando a esos chicos.

-Usted hablaba en la Universidad de La Habana de que Cuba había hecho posible la internacionalización de la solidaridad…
 - Eso es increíble.  El más puro, el más auténtico, el más desinteresado movimiento de solidaridad nace precisamente en uno de los países más desprotegidos, más pobres, que es a la vez como una especie de foco que irradia solidaridad  de una forma natural, espontánea, como si tuviera que ser una consecuencia lógica de todo cuanto pasa aquí.  Cada vez que hay un movimiento de solidaridad internacionalista, empieza en Cuba y va a Venezuela, va y ha ido a Africa, a Haití.  No es necesario convocar a la población cubana a un referendo para ver si están de acuerdo o no con ir a Venezuela, o a Haití, o a donde sea porque es justo. Es como si este pueblo fuera solidario por naturaleza, pero más bien por educación, por algo aprendido, porque la solidaridad también se aprende.

-Recuerdo haber leído una especie de credo de José Saramago, un cuento en el que usted fabulaba una visita a Marte, y descubría que no era más que un sueño, que cosas como esa que describió no eran posibles en la Tierra.
-Eso fue escrito a finales de los años 60, y la única referencia que tenía en ese momento para soñar un mundo diferente era Cuba.

-Aquí tengo lo que escribió: “Al principio, cuando yo pedí explicaciones, la respuesta era siempre la misma: el hospital, la universidad, el museo estaban allí porque eran precisos.  Tantas veces me dieron esta respuesta que pensé que mejor sería aceptar con naturalidad, por ejemplo, la existencia de una escuela con 10 profesores marcianos en un sitio donde solo había un niño, también marciano, claro…” ¿Usted sabía que en Cuba hay 98 escuelas a las que asiste un solo niño, que viven en lugares muy intrincados?
-Pues me alegra saberlo: ¿98 escuelas para un solo niño, y con más de un profesor? Me has dado la mejor noticia.  No lo sabía y no me extraña, porque de todas estas cosas de Cuba nunca no se habla. 

TERRORISMO

-No solo no se habla de eso, tampoco de algo que ha dicho y repetido muchas veces, con toda razón, Noam Chomsky: “Cuba es probablemente el blanco de más terrorismo de todos los países del mundo.”
-Hay cosas que son obvias, pero nadie se quiere dar cuenta de que son tal. Pero cuando alguien mira lo obvio y lo muestra y lo explica, entonces, pasa a una dimensión completamente distinta.  Los hechos están allí para demostrar que efectivamente Cuba, o por lo menos la Cuba que nació con la Revolución, no ha sido nunca un país que puede ser acusado de cualquier forma de terrorismo. 

Pero como alrededor de Cuba se ha inventado todo ese aparato de calumnias, a mí no me sorprende nada que muchas personas lo ignoren. Hay una acción diabolizante, sistemática, que se reproduce por todos los medios posibles de la estructura de poder en el mundo, que intenta ocultar esa verdad obvia que ha rescatado Chomsky. Por lo que se dice continuamente pareciera que no tiene el mundo otro problema que Cuba, cuando esta isla no es uno de los países que más preocupaciones da a los habitantes del planeta. Más bien lo contrario.  Cuba no es, y no ha sido nunca, un país de donde haya salido una acción terrorista. Cosa que no puede decir Estados Unidos.

-El caso de Posada Carriles, como el de Ben Laden, es paradigmático. Los monstruos de la CIA terminaron practicando alegremente lo que aprendieron de sus maestros…
-Estados Unidos está tratando de impedir que Posada Carriles hable.  Yo no estoy seguro de que lo extraditen a Venezuela, aunque me gustaría que se hiciera, claro.

-Pero si cumplen lo que establece sus leyes, tendrán que extraditarlo.
-Cuando ocurrió el caso de Elián, no tuvieron más remedio que cumplirla.  Pero en ese caso no había de por medio planes de terrorismo. Elián era solo un niño que estaba donde no debía estar y pasó a estar donde, efectivamente, debía estar. Posada es otra cosa. A mí no me sorprendería nada que si la situación se complica, si la presión internacional actúa sobre Estados Unidos para que cumpla la ley,  aparezca un “loco” y lo mate, en el momento en que el terrorista esté yendo de un lugar a otro. No sería la primera vez que allí pasa. Todo puede ocurrir.

Tampoco creo que la Unión Europea ayude en esta historia, pero afortunadamente hoy en América Latina hay países que de alguna forma optaron por la autodeterminación después de una anterior dependencia casi canina hacia Estados Unidos. Creo que estos países deberían exigir con mayor fuerza que se haga justicia y se cumpla la ley en este caso.

-Es importante tener en cuenta que este caso no está aislado de otros hechos que están ocurriendo en el continente. Por ejemplo, de la decisión de Argentina de anular las dos leyes que consagraban la impunidad de los crímenes de la dictadura militar. ¿Habrá esperanzas de generar un movimiento internacional hacia la justicia?
-Creo que sí.  Es una revolución el que este país haya decidido derogar esas leyes que habían intentado ignorar que hay en Argentina muchísimos criminales impunes, incluso activos en el ejército. Lo trascendente es que eso no va a quedar limitado a las fronteras de Argentina. Otros países de la región han pasado por situaciones similares, y va a ser muy difícil que ante ese ejemplo las instituciones, los partidos y los ciudadanos de esos otros países queden indiferentes a la nueva actitud de Argentina. Vivimos en un mundo que no tiene conciencia de sí mismo y si se acepta alguna vez, y así lo parece, es muy difícil que en América Latina esto no sea el principio de una ola, una ola que de alguna forma pueda barrer de criminales todo el continente. Incluidos los criminales como Posada Carriles.

-Sin embargo, mientras eso ocurre el Pentágono acaba de anunciar que no solo no va a cerrar los campos de tortura al estilo del de Guantánamo, sino que los va a ampliar.
-Guantánamo no es el único centro de torturas norteamericano, y algunos de ellos seguramente han sido ampliados sin que Estados Unidos se sintiera en la necesidad de anunciarlo.

Pero es una mala señal y evidentemente un mal indicio que los medios de comunicación norteamericanos apenas ostenten resistencia a este estado de cosas. Solo hay voces débiles, muy débiles, como la del otro día en The New York Times, que ha pedido que se cierre esa cárcel.

-¿Usted cree que habrá algo después de esta travesía en el desierto?
-La situación es muy grave, pero algo se puede hacer todavía. Ahora bien, sin utopías. He estado en Porto Alegre, en el Foro Social Mundial, y  decidí llevar allí algo que me preocupa hace años de años: la utopía. Si yo pudiera, borraría no solo de los análisis, sino también de la mente de las personas el concepto de utopía. Lo que dije allí no era una provocación. La utopía ha hecho más daño a la izquierda que beneficio, porque no es algo que uno espere ver realizado en su vida, no; se pone ahí en el futuro, en un lugar que no sabe ni dónde ni cuándo será. Una utopía es un conjunto de articulaciones, de necesidades, de deseos, de ilusiones, de sueños. Si uno es consciente de que no lo puede realizar en el tiempo en que vive, qué sentido tiene. ¿Cómo es que podemos tener la seguridad de que 150 años después, cuando ninguno de los que ha construido esa utopía estará vivo, las personas tendrán algún interés en una utopía que no es suya, que pertenece a un pasado?

Seguir hablando de utopía como un instrumento, digamos del ideario, de la ideología de la izquierda, me parece un atentado contra la lógica y el sentido común. Eso lo tengo clarísimo.

Después de exponer todo esto, les decía: pero yo puedo proponer a todos vosotros una utopía, ahora mismo, y esa utopía se llama simplemente, mañana, mañana; porque mañana todos podemos pensar que estaremos vivos aún y lo que hayamos hecho hoy, tendrá consecuencias. Por tanto, acabemos con las utopías que no nos va a servir de nada.  Abajo la utopía.

-Por cierto, algo que no publican los medios es su decisión de no viajar  a Estados Unidos ni recibir ningún premio en ese país…
-Ni premio, ni doctorado Honoris Causa ni presentaciones de libros. No estoy dispuesto a ser humillado por la policía de Estados Unidos.  Es cierto que yo podría colocarme en otra postura, que sería razonable. Esa es una puerta por donde uno pudiera salir, pero que a mí, personalmente, no me sirve.  Yo pudiera decir que haga lo que haga la policía de Estados Unidos no puede humillarme.  No es una reacción de mal humor, es un conjunto de cosas. La fisonomía fascista de Estados Unidos hoy es bastante completa. Lo que antes serían objetivos más o meneos disfrazados hoy está ahí con toda claridad y toda rotundidad.  Está clarísimo que Estados Unidos se está preparando para la Tercera Guerra Mundial, probablemente contra China. En Uzbekistán, ya hay bases norteamericanas.  Mi esperanza es que la opinión pública mundial, que a veces es una cosa muy abstracta, logre algo similar a lo que pasó con Viet Nam, que paró la guerra.

Otro ejemplo esperanzador es el resultado en Francia y en Holanda de los referendos en Europa sobre la Constitución, una decisión que trasciende ese continente. Los políticos europeos están completamente desorientados, acorralados, no saben qué hacer, están dispuestos a cualquier tipo de acuerdo, aun provisional… Andan en el limbo, con la idea de que si ellos no pueden variar las cosas, las cosas acaban por tranquilizarse. ¡Qué simple! Eso es lo que hace el político cuando no tiene nada que proponer a la gente. 

HIENAS Y CHACALES

-El Che lo decía de otro modo. En su discurso ante la ONU, en 1964, dijo: “Nuestros ojos libres hoy son capaces de ver lo que ayer nuestra condición de esclavos nos impedía observar: que la ‘civilización occidental’ esconde, bajo su vistosa fachada, un cuadro de hienas y chacales.”
-Eso es, eso es.  Aunque la palabra hiena o la palabra chacal suenen demasiado fuertes a oídos insensibles.  Pensándolo bien:  ¡pobres hienas y pobres chacales que no tienen ninguna culpa de lo que hacen los dueños del mundo! La hiena no mata, la hiena aprovecha lo que está muerto, y nosotros matamos y no solo matamos, sino que aprovechamos lo que está muerto si nos conviene. Si no nos conviene lo tiramos a la basura, sea una cosa o sea una criatura humana. ¿Habrá algo más detestable que eso?

-Por estos días publicó La Jornada un comunicado de líderes indígenas que acordaron invitar a un grupo de personalidades internacionales para constituir el observatorio del cumplimiento de los derechos indígenas. Usted es una de estas personalidades.
-No sabía, y me emociona mucho saber que me han tenido en cuenta.

-Recuerdo que después de la matanza en Acteal, usted se preguntaba “¿qué será de nosotros cuando se pierda la última dignidad de este mundo?”
-Esas palabras están escritas en los carteles en Chiapas. Ellos se preguntaban, ¿que será de nosotros los indios?  Tomé esa pregunta y con todas intención la amplié: ¿qué será de todos nosotros, indios o no indios?  ¿Qué será de nosotros si la dignidad que queda en el mundo se pierde definitivamente? Si tenemos conciencia pero no la usamos para acercarnos al sufrimientos, ¿de qué nos sirve la conciencia? 

EL ALBA

-En Venezuela usted afirmó que “la osadía de este país puede traer cambios significativos en la historia”. ¿Qué tipos de cambios?
-En la historia del continente americano.  Es evidente que ya la región ha empezado a cambiar de una manera que todavía no es muy clara. En América Latina está pasando algo, y eso nos permite pensar que este inicio de cambio puede ir mucho más allá y penetrar hondo. Es el caso de Venezuela,  Argentina,  Chile, Bolivia, Brasil, Uruguay.  Si ellos, y también nosotros, ayudan, colaboran unos con los otros, no empiezan a poner intereses particulares por encima de los intereses de Latinoamérica, veremos el despertar de Bolívar y de otros que miraron a América como un todo. 

-Eso, exactamente, es el sentido y el contenido de la Alternativa Bolivariana para las Américas, el ALBA.
-Creo que podemos estar en el principio de una vida nueva, en el principio de un camino, de aquel que hablaba el poeta Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar.”  El camino todavía no está, pero empieza a dibujarse una dirección, o un punto a donde quizás se llegue mañana o pasado mañana o algún día, pero creo que se está avanzando en esa dirección.

- Hugo Chávez habla de un socialismo del Siglo XXI, que se parece muchísimo a lo que usted también ha defendido: “el socialismo del espíritu”. ¿Cree que el futuro andará por ahí?
-Sí, sí.  Mira, es que si las cosas no pasan por el espíritu, por muy logradas que hayan sido en otro campo no tienen sentido. Hace casi dos años integré un grupo con el entonces presidente de la Unión Europea, Romano Prodi, quien me había encargado reflexionar sobre lo que debía ser el futuro del hombre.  Hemos elaborado un documento muy serio que ahora estará en un cajón donde buceará alguien que no sabe nada del asunto. Pero en la primera reunión, cuando Prodi se reunió con nosotros -unas 15 ó 16 personas-, había historiadores, había grandes economistas y el único escritor era yo. Él comenzó aquel encuentro diciendo:  “Europa ha fracasado, porque nosotros nos equivocamos; pensamos que integrando la economía, lo demás vendría por añadidura, y nos damos cuenta de que no, que hay que volver a la política.” 

Volver a la política no es, en sí mismo, una recomendación. Se trata de ir al espíritu. Si no pasamos todos los asuntos por el espíritu, no hay ninguna garantía que los cambios pasen por nosotros. 

Recuerdo que al derrumbarse la Unión Soviética, todo el mundo se preguntaba: ¿dónde está el hombre nuevo?  ¿Qué es lo que ha pasado?  No existió ni existiría en un modelo como ese. Si no cambiamos, no nos cambiamos; es decir, si no cambiamos de vida, no cambiamos la vida. Cuando digo cambiar de vida, no es dejar de ser albañil para pasar a ser médico.  No es eso. Hay que cambiar la forma de entender el mundo. El mundo necesita acción; pero no se llega a la acción sin que eso haya sido elaborado por el espíritu. Uno de los grandes males que tiene nuestra época, es que no tenemos ideas y parece que los políticos y ahora hablo de los políticos de izquierda, no se dan cuenta de una realidad: la derecha no necesita ideas; pero la izquierda no va a ninguna parte si no las tiene. Ese es el problema.

-Sartre, que habría cumplido 100 años el martes pasado, describe en La Razón Dialéctica lo que el llamó “el grupo en fusión”, es decir, cuando el individuo sustituye totalmente sus intereses personales por el destino del grupo. Él miraba a fondo el momento en que el pueblo francés se lanzó a la toma de la Bastilla. ¿Habrá posibilidades con el modelo político en boga de que una fusión de esa naturaleza acontezca?
 -No es nada fácil contestar esa pregunta. No creo que debemos plantearnos como izquierda una fusión tal en la que se diluye completamente el ser individual, aunque aspiremos a que el ser humano no deje de tener conciencia y responsabilidades colectivas. Tampoco vamos a convertirnos todos en misioneros laicos. No. Las personas tienen su propia vida, el derecho a su pequeño gran egoísmo personal e incluso compartirlo con los demás.  Compartirlo en el sentido de que lo que tú quieres para ti también tienes que quererlo para el otro. Entender que lo que es para ti en exclusiva, se lo estás quitando, aunque no te des cuenta, a otro.

Y en esto no se puede desdeñar la práctica. Cuando esas chicas que en la UCI me decían de una forma emocionada y emocionándonos, cómo era que ellos cuidaban a las personas que llegaban, yo me preguntaba: ¿ellas van a cambiar?, ¿van a convertirse en personas duras, egoístas, interesadas solo en lo suyo, o se van a quedar como las maravillas que son en estos momentos?  No sé cuál es la respuesta, y vamos a pensar que ocurrirá lo mejor, lo mejor para cada uno, pero también si se puede, lo mejor para todos. De cualquier modo alguien que exprese de esa manera su solidaridad, que la practique, tiene muchísima más humanidad, que el que solo se valore a sí mismo. 

EL EVANGELIO SEGÚN SARAMAGO

-Me comentaba Pilar que detrás de toda esa catedral que es El Evangelio según Jesucristo está el fantasma de un amigo judío que le ayudó a mirar a Jesús no como hijo de Dios, sino como criatura humana.
-Era un amigo nuestro, un judío libanés que ya ha muerto. Sam Levi tomó una amistad por nosotros y nosotros por él, y me ayudó a entender los orígenes del cristianismo, en particular en lo que tenía que ver con rituales, ritos, oraciones… Difícilmente habría podido llevar al libro esa sensación de realidad que él creó. Algunos judíos me escribieron para preguntarme:  “¿Cómo es que usted sabe tanto de la vida de los judíos de hace 20 siglos?”  No en la historia que yo cuento de María Magdalena, ese es otro cuento. Sí en lo fundamental: en una base de información histórica sólida.

-Aunque ahí está, como en toda su obra, el ser humano en el centro de todas las cosas.
-Sí, aunque no hay nada en el planeta que pueda decir que está en el centro de todas las cosas. Para estar en el centro de todas las cosas se necesita poder rodear, pasar la mirada y la mirada es también el entendimiento, la inteligencia, la sensibilidad, y nosotros somos los únicos que podemos hacerlo.

No es que estemos en el centro de las cosas, porque seamos la cosa más importante que una vez existió y existirá en el universo. Al contrario, un día todo esto se acabará. En el centro de la vía láctea hay un agujero negro que va absorbiendo materia, luz y ese será nuestro destino probable en millones de años, si antes el sol no se apaga. Se necesitaría ser muy vanidoso para seguir pensando que uno es el centro del universo.

Ahora, en el mundo de lo inteligible, de lo que se puede entender, comprender, nosotros somos los únicos que podemos tener una noción del universo, una noción de la vida. No hay otros; la abeja no puede, el mosquito no puede, el chacal no puede… Nadie puede sino nosotros, y en ese sentido sí somos el centro, pero es un centro que tiene que ser responsable de sí mismo, y responsable por los demás.

-Aun cuando se reconoce ateo, usted se lleva muy bien con Dios: ha escrito dos novelas, una obra de teatro y al menos un artículo muy conocido en cuyo título él aparece.
- Yo no creo en Dios, pero hay algo que yo no puedo ignorar, y es la importancia de Dios o, más aún, del factor Dios, que tanto decide en nuestras vidas. A mí desde muy joven me interesó muchísimo la historia de la religión, muchísimo. Siempre digo: “Yo soy ateo, pero tengo una mentalidad cristiana”, y no puedo tener otra: no soy musulmán, ni budista, ni animista. Desde el punto de vista de mi cultura, de mi sensibilidad, soy un cristiano y, por lo tanto, tengo el derecho de ocuparme, preocuparme, estudiar, escribir sobre lo que, en gran parte, ha hecho de mí la persona que yo soy…

- …un eslabón todavía entre el mono y el ser humano.
- El filósofo conductista Conrad Lorenz tenía realmente mucha razón cuando descubrió que el eslabón entre el mono y el Hombre no está perdido: somos nosotros. Primero estamos nosotros y luego vendrá el ser humano, si algún día llega. En ese caso debemos aferrarnos a la idea, a la única creencia válida en todo esto: pensar, tener la ilusión de que algún día seremos verdaderos seres humanos.

-¿Un hombre nuevo, tal vez?
- No, ya ese es un concepto cansado, fatigado. Dejémoslo en paz."

Mafra, a famosa carta do abade de Tibães e as «democracias» locais

José Saramago de visita a Mafra


29 de Setembro (de 1995)

Tinha prometido a mim mesmo não tornar a falar aqui da Câmara Municipal de Mafra e dos seus procedimentos «democráticos» e «culturais», mas hoje, rebuscando antigos papéis à procura de uma entrevista que em tempo dei e onde cria haver deixado certo pedacinho de ouro de eloquência, inesperadamente encontrei-me com as duas páginas e meia que li na biblioteca do Convento por ocasião de uma visita que lá fez o presidente da República e à qual fui convidado por motivos que então deveriam ter parecido óbvios a toda a gente. Foram essas páginas que, tempos depois, vieram a servir à vereadora da «Cultura» para denunciar que eu tinha insultado e caluniado o bom povo mafrense e a excelente vila de Mafra. Um vez que sem essas minhas palavras, efectivo corpo do delito, o processo não ficaria completo, aqui as deixo hoje, para edificação e entretenimento daqueles que, apesar de tudo, continuam a ler-me: 

«Mafra começou por ser, para mim, um homem esfolado. Tinha sete ou oito anos quando meus pais me trouxeram aqui, de excursão com alguns vizinhos. O esfolado era, e continua a ser, aquele S. Bartolomeu que aí está dentro, segurando com a mão direita, enquanto o mármore durar, a pele arrancada. Lembro-me do comprazimento com que o guia, nessa altura, se alargava em minuciosas considerações sobre a maneira como o escultor reproduzira na pedra a triste flacidez da pele desgarrada e a mísera carne exposta. Como se tal fosse necessário para que não devesse esquecer essa imagem de pesadelo, vim a encontrar, mais tarde, no Museu de Arte Antiga, a que gostava de chamar das Janelas Verdes, o mesmo pobre santo esfolado, desta vez pela mão de um pintor, Luca Giordano, o Fa Presto. 

«Muitos anos depois, lá pelos finais de 80 ou princípios de 81, estando de passagem por Mafra e contemplando uma vez mais estas arquitecturas, achei-me, sem saber porquê, a dizer: "Um dia, gostava de poder meter isto num romance." Foi assim que o Memorial nasceu. 

«Entre o muito que então li - porque rapidamente me apercebi de que sabia muito menos da época do que começara por crer -, impressionou-me a célebre carta do abade de Tibães, em parte transcrita num livrinho de Camilo, e que mais tarde li na íntegra, na qual o dito abade, convidado a vir assistir à sagração da basílica, se escusou com duríssimas palavras, resumindo as suas razões naquilo que, em seu entender, significavam as cinco letras de Mafra: o M de mortos, o A de assados, o F de fundidos, o R de roubados, o A de arrastados. Assim via aquele abade beneditino os milhares de des-graçados que, mais ou menos de toda a terra portugue-sa, a esta obra vieram, forçados pela vontade do Senhor D. João V. Não quero, nem por sombras, insinuar que no desabafo desta indignação tão santa tenham pesado ciúmes da Ordem de S. Bento por causa do estupendo edifício de que iam passar a gozar-se os franciscanos... 

(A passarola, que ficará imortalizada em o "Memorial do Convento")

«Tem o tempo de bom fazer-nos esquecer os sofrimentos, os nossos próprios, felizmente, mas sobretudo os alheios. Daí que não deva surpreender-nos que mesmo as melhores descrições do Monumento de Mafra abundem em informações sobre a quantidade de portas e janelas, de degraus de escada, número de sinos, peso das pedras principais e outras miudezas, e esqueçam os muitos mais de mil obreiros que, por acidente ou doença, aqui perderam a vida e deixaram os ossos. Afinal, não seria benéfico para a saúde do espírito andar todo o tempo com a infinita carga de mortos do passado às costas, como se, cada um deles e todos juntos, devessem ser os juízes das nossas faltas e os carcereiros das nossas liberdades. 

«Esqueçamos pois os mortos. Porém, já é mau sinal, e gravíssima enfermidade do espírito, que tanto deseja-ríamos saudável, esquecer, com a facilidade com que está sucedendo entre nós, o que esses mortos fizeram. Ou, pior ainda, desprezá-lo. A satisfação de estar vivo e de criar durante o pouco tempo que por cá andamos torna-se em autocomplacência mesquinha se de caminho olvidamos ou maltratamos a herança multímoda de quem antes de nós viveu e criou, fossem eles os ignorados operários de Mafra ou o arquitecto que desenhou a obra. O respeito pelo património está, provavelmente, em relação directa com o dom - permito-me chamar-lhe assim - de recordar. A quem acreditar que ao governo e manutenção da vida há-de bastar a memória que cada um guarda de si próprio, podemos compará-lo a um charco de águas paradas. Há vida nesse charco, não se pode negar, mas é uma vida precária, porque nenhuma água, vinda de uma nascente a montante, o estará alimentando, e estará fechada em si mesma, essa vida frágil, porque dali não poderá sair nenhuma corrente que vá fecundar as terras adiante. Queiramo-lo ou não, somos só a memória que temos. Um povo que vai perdendo a sua memória própria, está morto e ainda não o sabe, e mais morto ainda se se prepara para adoptar, como suas, memórias que lhe são estranhas, tornando-as em estagnado, e também ele mortal, presente

«O património, se assim posso exprimir-me, é um estado de espírito: vale o que o espírito valer, nem um centavo mais, nem um centavo menos. E o de Portugal, refiro-me ao espírito, claro está, parece valer bem pouco nos tempos que correm e para a gente que somos.»

Foi assim que eu caluniei e insultei o povo de Mafra. Desejo à senhora vereadora uma longa vida, pelo menos que o tempo lhe chegue para aprender a perceber o que ouve e compreender o que lê... "(...)

in, "Cadernos de Lanzarote Diário III"
Caminho, páginas 163 a 166
29 de Setembro de 1995

O célebre comentário "Privatize-se tudo" Aqui em versão completa - "Cadernos de Lanzarote Diário III" (1/9/1995)

1 de Setembro (de 1995)

"Regressados de uma viagem à Argentina e Bolívia, os meus cunhados María e Javier trazem-me o jornal Clarín de 30 de Agosto.Aí vem a notícia de que vai ser apresentada no Parlamento peruano uma nova lei de turismo que contempla a possibilidade de entregar a exploração de zonas arqueológicas importantes, como Machu Picchu e a cidadela pré-incaica de Chan Chan, a empresas privadas, mediante concurso internacional.
Clarín chama a isto «la loca carrera privatista de Fujimori». O autor da proposta de lei é um tal Ricardo Marcenaro, presidente da Comissão de Turismo e Tele-comunicações e Infra-Estrutura do Congresso peruano, que alega o seguinte, sem precisar de tradução: «En vista de que el Estado no ha administrado bien nuestras zonas arqueológicas - qué pasaría si las otorgaramos a empresas especializadas en esta materia que vienen operando en otros países con gran efectividad?» A mim parece-me bem. Privatize-se Machu Picchu, privatize-se Chan Chan, privatize-se a Capela Sixtina, privatize-se o Pártenon, privatize-se o Nuno Gonçalves, privatize-se a Catedral de Chartres, privatize-se o Descimento da Cruz de Antonio da Crestalcore, privatize-se o Pórtico da Glória de Santiago de Compostela, privatize-se a cordilheira dos Andes, privatize-se tudo, privatize-se o mar e o céu, privatize-se a água e o ar, privatize-se a justiça e a lei, privatize-se a nuvem que passa, privatize-se o sonho, sobretudo se for o diurno e de olhos abertos. E final-mente, para florão e remate de tanto privatizar, privatizem-se os Estados, entregue-se por uma vez a exploração deles a empresas privadas, mediante concurso internacional. Aí se encontra a salvação do mundo... E, já agora, privatize-se também a puta que os pariu a todos.

in, "Cadernos de Lanzarote Diário III"
Caminho, páginas 147 e 148, (01/09/1995)

Citador #41 - "A minha casa é Lanzarote" - Entrevista de Alexandra Lucas Coelho - Jornal "Público" (14/10/98)


"O futuro imediato e não só - a seguir ao imediato - é Lanzarote, onde eu sou muito querido. Eu podia estar a viver num lugar que fosse indiferente, em vários pontos da Terra, por algum motivo, a viver temporariamente. Neste caso não é assim. Nós [Saramago e a mulher, Pilar del Río] fizemos uma casa, a casa está ali, temos um jardim, temos árvores, temos uma vida feliz, uma vida tranquila, não podemos desejar nada melhor. Os amigos que vão a Lanzarote ficam encantados. Não é uma ilha para todos os gostos, há pessoas que chegam e não gostam, acham que a ilha é insuportável, que é árida, seca, que são só pedras, montanhas, vulcões, campos de lava… Quem vai à espera de árvores, de passarinhos a cantar e de regatinhos circulando por entre a erva, não encontra. Tem é uma beleza de outra natureza, uma beleza áspera, dura… aqueles basaltos, aqueles barrancos… Às vezes tenho pensando que se eu tivesse procurado uma paisagem que correspondesse a uma necessidade interior minha, creio que essa paisagem é Lanzarote."

“A minha casa é Lanzarote” 
Entrevista de Alexandra Lucas Coelho - Jornal "Público" (14/10/98)



A entrevista completa pode ser recuperada e lida, aqui

In jornal "Público" (14 de Outubro de 1998)
Entrevista com José Saramago, horas depois da chegada a Lisboa
"A minha casa é Lanzarote"
Por Alexandra Lucas Coelho

"Não pensa voltar a viver em Portugal. Não será mais candidato pelo PCP. Não falará mais sobre a regionalização. Continuará a escrever e a intervir, como até aqui, quando for "necessário". A sua autobiografia até aos 14 anos, "O Livro das Tentações" revelará um outro José Saramago: "O pai espiritual do homem que sou é a criança que fui". O homem que desde que é Nobel ainda não escreveu uma palavra. Nem no diário: "Era impossível".

Voou de casa, Lanzarote, para regressar ao sangue, que é Portugal. Não lhe peçam para voltar de vez. Seria uma "chantagem sentimental". Emocionado, viu ontem Lisboa de uma varanda. Depois dos abraços, das flores vermelhas e da conferência de imprensa, levaram-no para um jantar oficial. O seu editor anunciou que o próximo romance, "A Caverna", sairá em Novembro de 1999. "O compromisso é teu, não meu", respondeu-lhe Saramago, sorridente. À noite, o Nobel acolheu-se num hotel do centro de Lisboa, que é o que se faz quando se está longe de casa.

Pondera regressar a Portugal?
José Saramago - Vamos lá ver... Não pode ser entendido que a perfeição da minha relação com Portugal só será atingida se eu voltar a viver em Portugal. Não é razoável, e eu chamaria a isso, até, uma espécie de chantagem sentimental.

Não encara essa hipótese?
Não, não encaro de facto essa hipótese. Não é que não pudesse acontecer e não sei se não acontecerá um dia, enfim... No futuro imediato tenho ideias sobre o que poderá acontecer, mas num futuro remoto nunca se sabe.

E o futuro imediato é Lanzarote...
O futuro imediato e não só - a seguir ao imediato - é Lanzarote, onde eu sou muito querido. Eu podia estar a viver num lugar que fosse indiferente, em vários pontos da terra, por algum motivo, a viver temporariamente. Neste caso não é assim. Nós [Saramago e a mulher, Pilar del Rio] fizemos uma casa, a casa está ali, temos um jardim, temos árvores, temos uma vida feliz, uma vida tranquila, não podemos desejar nada melhor. Os amigos que vão a Lanzarote ficam encantados. Não é uma ilha para todos os gostos, há pessoas que chegam e não gostam, acham que a ilha é insuportável, que é árida, seca, que são só pedras, montanhas, vulcões, campos de lava... Quem vai à espera de árvores, de passarinhos a cantar e de regatinhos circulando por entre a erva, não encontra. Tem é uma beleza de outra natureza, uma beleza áspera, dura... aqueles basaltos, aqueles barrancos... Às vezes tenho pensado que se eu tivesse procurado uma paisagem que correspondesse a uma necessidade interior minha, creio que essa paisagem é Lanzarote.

A sua casa é Lanzarote...
A minha casa é Lanzarote, neste momento. Em Lisboa já nem sequer tenho casa. Durante um ano ainda a conservámos, mas agora já não. Teria todas as razões para voltar se me sentisse mal onde estou. A Pilar vivia em Sevilha e veio viver para Lisboa. Se, por acaso, ela não tivesse podido viajar para Lisboa, teria eu ido viver para Sevilha. Porque queríamos estar juntos, evidentemente. Afinal de contas, agora, nem Sevilha, nem Lisboa - estamos em Lanzarote, estamos muito bem e não penso voltar, de facto.

Mas também já não é porque está de mal com Portugal...
Não, não. Isto de dizer que não penso voltar, nem tem sentido, porque eu estou cá. Mesmo quando não estou, estou. Estou pela memória, estou pelos amigos, estou pelos leitores, estou pelas notícias. Eu hoje [ontem], no aeroporto, dizia: esquecer-me desta terra seria o mesmo que esquecer o meu próprio sangue, e isso não se pode.

Vai comprar a sua casa da aldeia da Azinhaga?
Não sei, não sei, pode acontecer que sim. Mas a memória que eu quero é a memória que eu guardo dentro da minha cabeça. Há uma questão aqui: a casa que teria significado para mim, real significado, já não existe. Era a casa dos meus avós maternos, o meu avô Jerónimo e a minha avó Josefa. A casa onde eu nasci, vivi lá dois anos, apenas. Em casa dos meus avós é que eu vivi as minhas experiências.

Era a casa aonde regressava nas férias...
Sim, a casa dos avós de que falarei no "Livro das Tentações", como falarei de tanta gente, de tios meus, dos rios que passam na minha aldeia, o rio Alonda e um pouco mais abaixo, o rio Tejo, onde se vai à pesca... tudo isso que é a vida dum rapazinho. A partir daí, não me interessa nada. Quero é recuperar, saber, reinventar a criança que eu fui. Pode parecer uma coisa um pouco tonta, um senhor nesta idade estar a pensar na criança que foi. Mas é porque eu acho que o pai da pessoa que eu sou é essa criança que eu fui. Há o pai biológico, e a mãe biológica, mas eu diria que o pai espiritual do homem que eu sou é a criança que eu fui.

Quando já esperávamos "O Livro das Tentações", anunciou que outro romance se tinha interposto, "A Caverna". Em que fase está?
Já está a ser escrito mas, enfim, está muito no principio. Todos os meus romances nascem de imagens que de repente me ferem a atenção, que me atraem. Normalmente, desencadeiam-se logo três ou quatro passos no caminho que ainda falta percorrer, e que vai ser longo, evidentemente. "A Caverna" nasceu aqui há uns tantos meses, numa situação que eu depois descreverei. O livro que se devia ter seguido (até antes, ao "Ensaio sobre a Cegueira"), seria "O Livro das Tentações", o tal que é a minha autobiografia até aos 14 anos, que é um livro cuja ideia - e algum trabalho - me acompanha desde há uma quantidade de anos.

E que foi adiando...
Eu não o adio, o que acontece é que ele vai sendo adiado por outros trabalhos que me aparecem. Depois, é um livro que eu acho que posso escrever em qualquer altura, precisamente porque tem a ver com um período da minha vida, portanto ela está lá, a memória funciona... Se me aparece uma ideia para um romance, eu tenho que tratar dela imediatamente, não por medo de que ela desapareça, mas pela própria urgência com que ela se impõe: "aqui estou, tens que tratar de mim".

Entretanto, como vai ser a sua acção política? Vai intervir de alguma forma na campanha da regionalização? É possível que volte a ser candidato do Partido Comunista, num lugar não elegível? 
Embora eu seja eleitor aqui, eu vivo lá fora, portanto, participação em campanhas não tem sentido nenhum. Além disso, eu sei perfeitamente que, se se apresentasse essa hipótese, o meu partido tem suficiente bom gosto para não me pedir - agora que eu sou prémio Nobel - que eu participe numa campanha. Porque aos olhos de toda a gente isso seria interpretado como um aproveitamento político de algo que não tem nada que ver com a política, que é o prémio. Portanto, quer o meu partido quer eu, somos dotados de suficiente bom gosto para que isso não aconteça. E há outra razão: no que se refere à regionalização não estamos de acordo.

Exactamente. Não podemos então esperar intervenções suas, adversas à posição do seu partido?
Não, de modo nenhum. Eu tornei pública a minha posição em relação a isso, e a partir daí ponto final, não tenho mais que dizer. Aliás, já fui convidado três ou quatro vezes para participar em debates, para escrever depoimentos para jornais, e digo que não, porque não entro nisso. Também não quero que me transformem numa espécie de bola de pingue-pongue que é usada quando convém.

Como vai viver o seu tempo de prémio Nobel da Literatura? Imagina-se que tenha recebido uma imensidão de convites... vamos vê-lo viajar ainda mais? Vai ter tempo para escrever?
Sim, sim, vou arranjar tempo para escrever. Se o papel do prémio Nobel é ser passeado pelo mundo, ser exibido, é evidente que eu não farei isso. Este prémio Nobel vai continuar a ser quem é, participando como até aqui, com intervenções como até aqui, naquilo que considerar útil, indispensável e necessário. Não assumirei o prémio Nobel como uma "miss" de beleza que tem de ser exibida em toda a parte... não aspiro a esses tronos, nem poderia, claro...! 
Mas, se o que tenho vindo a fazer até agora tem tido alguma utilidade para alguém, como voz, como crítica, como análise das circunstâncias, dos factos, da vida política, da vida social, da situação em que o mundo está, então assim continuará a ser. Pode surpreender algumas pessoas que o prémio Nobel não se limite a desfrutar das satisfações imediatas de quem ganhou, mas o que eu quero dizer é que a única coisa que muda é isso, é que antes não tinha o prémio e agora o tenho. O homem é o mesmo e continuará a escrever. Também não me deitarei à sombra do prémio.

Escreveu alguma coisa desde quinta-feira, o dia do anúncio?
Você escreveria?

Escreveu?
Já imagina que era impossível. Claro que não. Nem uma palavra."

domingo, 28 de fevereiro de 2016

"Crónica do escritor na rua" Prefácio de Fernando Gómez Aguilera

Capa da edição "As Palavras de Saramago"
Companhia das Letras - Brasil

Prefácio da obra da autoria de Fernando Gómez Aguilera
(que fez a edição e selecção para a obra)

"Crónica do escritor na rua"
"A intervenção na esfera pública constitui um dos traços centrais do perfil intelectual de José Saramago, um escritor que sempre recusou qualquer torre de marfim, e se manteve distante da introversão. “Aonde vai o escritor, vai o cidadão”, costumava reiterar, resoluto, desfazendo qualquer dúvida eventual sobre seu compromisso civil, assumido como imperativo cívico, emanante tanto de suas convicções políticas quanto da impregnação humanista - nihil humanum puto alienum mihi - que filtrava com brio pelo tecido da sua estrutura cultural e da sua musculatura de incansável e vigoroso polemista. Como acontecera com Albert Camus, não é possível desagregar a escrita de seus princípios em face das circunstâncias da realidade, quaisquer que sejam as consequências que decorram desse fato. O autor concentra, sem fissuras, na pessoa que é, o feixe de obrigações derivado de seus atos, tanto os específicos à literatura, como os próprios do exercício da cidadania ou os concernentes à vida pura e simples, porque, para Saramago, “a obra é o romancista”, e o romancista resulta da projeção da pessoa que o anima. Desse modo, a responsabilidade - também sua variante consanguínea, concretizada num arraigado senso do dever - afirma uma das categorias que ajudam a definir seu caráter, marcando o conjunto de valores que orientaram sua conduta ética, mas também seu fazer criativo e reflexivo.
A partir da sua eclosão como narrador, no início dos anos 1980, desenvolveu uma crescente e intensa tarefa de efusão de ideias, juízos e denúncias em foros e meios de comunicação internacionais, até tornar sua voz uma referência global, particularmente identificada com o pensamento crítico, a defesa dos excluídos e a reivindicação dos direitos humanos. A concessão do prêmio Nobel de Literatura em 1998, em vez de modular seu discurso enfático, contribuiu para acentuá-lo, para estimular sua conduta e ampliar o alcance das suas palavras. Hoje quase não se poderia entender adequadamente a figura do escritor sem levar em consideração sua faceta pública, que, vista em perspectiva, adquiriu a forma de uma espécie de sustentado comportamento ativista, aproveitando a plataforma oferecida pela imprensa e pelas tribunas para difundir suas ideias e combater os desvios que, a seu ver, perturbam a ordem do mundo e o bem-estar da humanidade. Mediante declarações, entrevistas e manchetes contundentes, Saramago compartilhava considerações sobre sua própria criação ou tratava abertamente de questões palpitantes de nosso tempo, elaborando um rico sistema de pensamento de raiz radical, mas também forjando-se uma face social que é parte substantiva da sua robusta figura. E praticou isso de tal modo que, ao mesmo tempo que contribuía para criar uma opinião e desenhar sua silhueta do mundo, ia construindo sua visibilidade pública como intelectual engajado, mais além do contundente espaço ocupado pelo homem de letras, de quem Harold Bloom diria em 2001:
"Saramago é extraordinário, quase um Shakespeare entre os romancistas. Não há nenhum ficcionista vivo nos Estados Unidos, na América do Sul ou na Europa que tenha a sua versatilidade. Dir-se-ia tão divertido quanto pungente. Sei que é um marxista, mas não escreve como um comissário e opõe-se aos impostores da Igreja católica. O seu trabalho ultrapassa tudo isso." 


(José Saramago e Fernando Gómez Aguilera, 
durante a exposição inaugurada em São Paulo, 2008)
Fotogragia via Fundación César Manrique (FCM), aqui

"Polémico e racionalista, sentencioso e imaginativo, original e provocador, político e combativo, sabia articular e mostrar uma refinada autoconsciência sobre seu trabalho, de maneira que, através das suas manifestações, pode-se rastrear uma fina percepção analítica das chaves da sua obra, cujos juízos e informações contribuem para esclarecê-la e compreendê-la. Além de se questionar sobre o papel do escritor, pensava em voz alta sobre a motivação de seus livros, vinculava-se à sua árvore genealógica literária específica, elucidava as relações e diferenças entre História e ficção ou entre Literatura e compromisso, aclarava sua concepção simultaneísta da temporalidade, desmitificava a criação e decifrava seu processo de formalização textual, a singularidade do seu estilo ou as reservas com que se aproxima dos gêneros, enquanto apostava em inovações ou em desenvolvimentos fronteiriços. 
Mas a sua capacidade de ponderação e de penetração no sentido oculto das coisas soube se deslocar da escrita para se pôr a serviço da investigação nas zonas obscuras da História, do ser humano e dos mecanismos de poder, de controle ideológico e de injustiça que condicionam nosso entorno, determinando o sentido da nossa vida. Resistindo às ideias recebidas, afiou seu bisturi, iluminado por uma pertinaz consciência insatisfeita instalada na interrogação permanente, numa confessada desconfiança e num pessimismo voltairianos que lançam um olhar desgostoso, irônico e melancólico sobre o real. Estendeu seus testemunhos, diversificados quanto a seus interesses - não só profissionais, mas, com frequência, sociais e políticos - , ao terreno dos valores éticos e da quebra dos direitos humanos. Censurou o fracasso da razão como moduladora do nosso comportamento individual e coletivo, denunciou o esvaziamento cerimonial da democracia - cujo paradigma contemporâneo ele questionava - e a hegemonia global do poder econômico por exigência de um mercado regido por códigos autoritários e amorais, num mundo que, crescentemente, se faz desumano. Não foram alheios a suas preocupações o tratamento das suas difíceis relações com Portugal, a defesa do iberismo transcontinental, a reprovação da Igreja, a análise severa do papel desempenhado pelos canais de informação, o reconhecimento dos erros do marxismo e a reivindicação, a partir da sua condição de militante comunista, de um novo pensamento de esquerda, construído em tensão com os desafios contemporâneos e capaz de superar as obsoletas fórmulas do passado. Em definitivo, nas observações expressas na imprensa, compartilhou fadigas filosóficas e políticas com a literatura - a qual, como fez Sartre, também não priva desses conteúdos -, ao mesmo tempo que mostrou sua vocação para falar e dialogar franca e polemicamente com seu presente. A prodigalidade com que o autor do Ensaio sobre a cegueira se relacionou com os meios de comunicação, sem levar em conta limites geográficos, serviu-lhe para transladar amplamente ideias e apreciações, apoiado numa viva capacidade de comunicação, num notório didatismo e na inclinação para difundir e compartilhar suas impressões, como se se tratasse de um estrito ato de militância, ou, antes, de pleno exercício da sua liberdade e responsabilidade social. O próprio escritor sempre foi muito consciente da frequência e da amplitude com que se difundia seu pensamento: “Minhas ideias são conhecidíssimas, nunca as disfarcei nem as ocultei. Minha vida é tão pública que se conhece tudo o que pensei sobre cada acontecimento”. Sem dúvida, um mecanismo lubrificado que, por seu colossal volume e ressonância, sustentou uma efusiva relação de atração com o público. José Saramago soube trabalhar os registos comunicativos manejando ideias fortes que problematizam as convenções, favorecidas por uma linguagem acessível, direta, sem aparente elaboração - no entanto, sempre digerida intelectualmente -, filtrada pelas regras do jornalismo e apoiada em grandes metáforas e sugestivas imagens. Além das suas inquietudes morais, sociopolíticas e literárias, em jornais e revistas, rádios e televisões, em encontros e conferências, deixou pormenorizado testemunho da sua biografia, das suas convicções e da sua índole.
Nesta compilação que agora é oferecida ao leitor há um amplo repertório de palavras do escritor português, extraídas exclusivamente de jornais, revistas e livros de entrevistas - cinco publicações de referência para conhecer o escritor, que recolhem suas conversas com Armando Baptista-Bastos, Juan Arias, Carlos Reis, Jorge Halperín e João Céu e Silva, além de uma monografia de Andrés Sorel -, num leque cronológico que abarca da segunda metade dos anos 1970 até março de 2009. Os trechos selecionados foram obtidos a partir da consulta de um vasto corpus de declarações publicadas em diversos países: Portugal, Espanha, Brasil, Itália, Inglaterra, Estados Unidos, Argentina, Cuba, Colômbia, Peru… Naturalmente, a paisagem resultante não pretende nem poderia ser completa, mas é exaustiva e suficientemente significativa do cabedal de atitudes e pensamento com que o prêmio Nobel português exerceu sua fecunda responsabilidade cívica através da mídia, em permanente vigília na hora de meditar e dialogar com seu tempo, construindo um autêntico espaço de resistência com capacidade de ecoar globalmente. Sua vertente de criador de opinião pública fica patente nas páginas que seguem, somente uma metonímia em relação à incomensurável mina de materiais jornalísticos que Saramago gerou mundo afora.
Sempre alerta à hora de interagir com a História e com o contexto, disposto a subverter os grandes relatos e a se manifestar publicamente com a possibilidade de alcançar largas camadas da sociedade, compareceu diante da imprensa sem cansaço e com incomum generosidade, movido pela necessidade imperiosa de exprimir abertamente o que tinha a dizer, sem artifícios, inibições ou duplo linguajar. E essa ampla rede de comunicação que ele teceu serviu-lhe, por sua vez, de incentivo e pretexto para refletir consumada e minuciosamente, também com continuidade, tanto sobre a sua produção como sobre a deriva da sua época. Saramago não sentia preferência pelo diagnóstico bucólico, nem se deve rastrear seu pensamento no espaço acomodado do consenso. Em geral, ele procurava o desassossego, porque entendia as funções criativas como instrumentos a serviço de um projeto cívico e humanizador, cuja fase prévia exige o desmascaramento e a hostilidade crítica que combata o desvio,
o erro. Do mesmo modo que a escrita exige a perturbação do idioma coisificado e da realidade estabelecida mediante a incorporação de novas formas linguísticas e configurações mentais não codificadas até o momento da sua aparição, pensar significa desestabilizar-se interiormente e desestabilizar o discurso consolidado. 
Nesse sentido, o reiterado pessimismo que o caracteriza - provocado pelo malestar com que reagia ante a situação do mundo e a deriva dos seres humanos - deve ser entendido não como uma claudicação, mas como uma energia que questiona a ordem convencional, que penetra e faz cambalear a fachada da aparência e do status quo para modificar a perspectiva e incorporar outros ângulos, leituras e protagonistas. Antecipa, pois, uma sacudida que desencadeia novas reconfigurações, com as quais se procura avançar, melhorar, apesar do ceticismo que envolve sua visão de mundo, mas sem atenazá-la nem estrangulá-la. Como em seu momento Gramsci apontara, trata-se de tornar compatível o pessimismo da razão com o otimismo da vontade. Solidamente ancorado numa arquitetura racional ilustrada, na coerência moral praticada ao longo da sua vida e na reinterpretação das ideias políticas comunistas - matizadas por certa heterodoxia -, Saramago soube alojar sua obra e suas reflexões no lugar do questionamento e da desconstrução do clichê. 
É este, enfim, um livro dos muitos possíveis que poderiam ser propostos sob a orientação que o anima e é, também, uma obra aberta, que não se esgota na literalidade que adota aqui, com a vontade, não obstante, de esboçar uma arquitetura ideológicosocial saramaguiana suficiente, de conformar uma identidade coerente. Os textos se apresentam organizados cronologicamente a partir de etiquetas ou núcleos temáticos que, em si, constituem conceitos recorrentes sobre os quais o escritor se pronunciou e dotou de sentido. Possuem, portanto, a virtualidade de atuar como articulações em torno das quais se desenvolve sua personalidade cultural, anotando alguns dos nódulos inabaláveis do seu mapa literário, intelectual e vital. Por sua vez, essas etiquetas conceituais se apresentam agrupadas em três grandes epígrafes que submergem na identidade de Saramago como pessoa, como escritor e como cidadão engajado. Naturalmente, os compartimentos não são estanques, nem no que concerne à
classificação das citações nem no que se refere à localização das entradas. O leitor talvez se inclinasse por outra ordenação, mas com toda certeza a ordem dos fatores não alteraria o produto final: a imagem fiel que projetam da personagem. Valorizadas com o horizonte que o transcurso dos anos oferece, estas declarações fragmentárias constituem hoje uma valiosa mina de informação e de apresentação de ideias e valores éticos, assim como uma estimulante prática de dissidência e de contestação pública. Nelas está Saramago, o testemunho de um livre-pensador no qual ecoam formidavelmente as tensões, anseios e fracassos de nosso tempo. Mas o mosaico oferecido neste livro também agrega um compêndio de sabedoria. Cada peça desse mosaico supõe um facho de luz e de sentido, configurando a imagem de uma personalidade brilhante e complexa, capaz de radiografar o ser humano e sua circunstância, de diagnosticar seus males e sugerir antídotos ou de confirmar decepções e frustrações. Saramago observa, analisa e tira conclusões poderosas formuladas mediante frases robustas e sugestivas. Essa coleção de agudezas, algumas vezes carregadas de matéria informativa, e outras, por seu fundo sentencioso - como corresponde à atitude grave e irônica com que o autor de Ensaio sobre a cegueira enfrentava a vida -, construídas como aforismos e máximas próprias da literatura paremiológica gnômica, tem o propósito de oferecer uma espécie de levantamento topográfico do pensamento e da visão de mundo do escritor, expresso através de suas próprias palavras, tal como foram recolhidas e publicadas pelas mass media, com o imediatismo, a espontaneidade e a expressividade característicos desse modo de comunicação escrita. Se preferir, o leitor também pode considerar o florilégio como um autorretrato sobre cujo traço é possível perceber os lineamentos maiores de sua fisionomia como romancista, pessoa e cidadão: uma crônica do seu imaginário profissional e vital. Do conjunto, desprende-se um tecido compacto e denso, alinhavado por uma invariável vontade de inteligência, de compreensão e de musculoso diálogo com a realidade,
entre cujos fios não será difícil reunir uma boa representação de perduráveis dicta memorabilia, nascidos da faculdade de aforista do prêmio Nobel português. Tchekhov, que se recusou a trabalhar com heróis e não cessou em seu afã de dessacralizar a literatura e o ofício do escritor - traços compartilhados por Saramago -, afirmou: “A originalidade de um autor se apoia não só em seu estilo, mas também em sua maneira de pensar”.
Fernando Gómez Aguilera

IV Premio de Narraciones Cortas José Saramago (A Casa José Saramago - Tías, Lanzarote)


Informação via "A Casa José Saramago", aqui

"Ya tenemos cartel para el IV Premio de Narraciones Cortas José‪ #‎Saramago‬ de Lanzarote, 
que presentaremos oficialmente en la biblioteca de A CASA, en Tías, 
el próximo viernes 4 de marzo, a las 18:00 horas."

Pilar del Río sendo agraciada - Dia da Andaluzia


Pilar del Río
Presidenta da Fundação José Saramago


"A Existência da Memória" - José Saramago na perspectiva da pintora Minela Reis

(...) "Enquanto troco o pincel e dou os dois passos atrás que me permitem enquadrar melhor e clarificar o novelo que sempre é um rosto «para retrato», respondo calado: «sei» e continuo a reconstruir um azul necessário, uma terra qualquer, um branco que fará as vezes da lua que nunca poderei captar." (...)
Manual de Pintura e Caligrafia
Caminho, página 41 (1983)

"A Existência da Memória"

Pintura Acrílica (80*60) - 2015 

Para mais informação, pode ser consultada a página da artista plástica, aqui


Registo pessoal e biográfico das suas influências
"Ser angolana, à partida já me faz ver a vida de uma maneira, que mesmo os anos vividos em Portugal, não fizeram mudar!
O respeito pelo outro, o direito à liberdade e justiça, são valores fundamentais de que não abdico.
Não tenho religião, mas acredito na espiritualidade. 
A família, os amigos, parte integrante da minha vida, condicionam muitas vezes o rumo da minha vida, porque sem eles, nada do que procuro, para a minha felicidade, faria sentido.
UBUNTU… é a palavra que define os passos da minha maneira de estar na vida.A Música, faz parte do meu universo. Ela acompanha-me nos momentos felizes, nos tristes e enquanto crio e é ela que muitas vezes, me inspira e algumas vezes me faz mudar o rumo do que estou a criar, seja no motivo e nas próprias cores, que às vezes são um reflexo do sentimento que a música me provoca.
Alguns cantores entre muitos outros, destacam-se, pela frequência com que me acompanham nos momentos de inspiração. 
Valdemar Bastos; Ouro Negro ; Aline Frazão; Maria Bethânia; Joe Coker…
A Poesia, é um bálsamo para a minha alma. Quisera eu, pôr em palavras o sentimento que procuro nas minhas pinceladas. Agostinho Neto ( cujos poemas dão título a muitas das minhas obras), Graça Arrimar; Amaral Jorge; Charlie Chaplin e muitos outros, inspiram-me sentimentos, muitas vezes direccionando o que crio.
Livros, são o meu vício! Sou uma leitora compulsiva e gosto de todos os estilos.
Mia Couto e José Eduardo Agualusa, estão entre os meus preferidos."

Contactos: 
934 144 636 / minelareis@hotmail.com






sexta-feira, 26 de fevereiro de 2016

Helder Macedo e os poemas sobre o libertino Dom João (que remete para a obra "Os Poemas Possíveis" de 1966)

"Os Caminhos do amor: Dom João a Caim"

(...) "Ao representar as mulheres - simultaneamente idealizadas e realisticamente caracterizadas - como agentes ativos correspondentes ao princípio do desassossego na análise social marxista, Saramago recupera o conceito originário de «liberdade» para o entendimento de um «libertino» que não seja apenas um amador de mulheres mas também, por amor delas, um amante da humana liberdade a todos devida. Foi dessa perspetiva libertária que escreveu três poemas (não menos transpostamente autobiográficos do que várias passagens dos seus romances) na persona do arquetipal libertino Dom João. Os poemas intitulam-se «Orgulho de D. João no Inferno»«Lamento de D. João no Inferno» e «Sarcasmo de D. João no Inferno»

"Orgulho de D. João no inferno"

"Bem sei que para sempre: onde caí
Não há perdão ou letra de resgate.
Mas fui, quando vivi, o sal da terra,
A flor azul, o cetro de escarlate.
Aqui, se condenado, não esqueci,
Nem morto estou sequer: torno a ser eu
No sangue da mulher que, acesa, pede
Aquele modo de amar que foi o meu."
in, "Os poemas possíveis"
A 1.ª edição foi publicada em 1966, pela Portugália Editora
Porto Editora, 1994, página 97

--*--

«Lamento de D. João no Inferno» 

"Das ameaças do céu me não temi
Quando da terra as leis desafiei:
O lugar dos castigos é aqui,
Do céu nada conheço, nada sei.
O cilício do Diabo não me cinge,
Ném a mercê de Deus aqui me segue:
A chama mais ardente é a que finge
Este cheiro de mulher que me persegue."
in, "Os poemas possíveis"
A 1.ª edição foi publicada em 1966, pela Portugália Editora
Porto Editora, 1994, página 98

--*--

«Sarcasmo de D. João no Inferno»

"Contra mim, D. João, que pode o inferno,
Que pode o céu e todo o mais que houver?
Nem Deus nem o Diabo amaram nunca
Desse amor que junta o homem e a mulher:
De pura inveja premeiam ou castigam,
Acredite, no resto, quem quiser."
in, "Os poemas possíveis"
A 1.ª edição foi publicada em 1966, pela Portugália Editora
Porto Editora, 1994, página 99

(Nota de edição: 
Os presentes versos são referidos pelo autor do texto, 
e aqui junto para acompanhamento da leitura)

No primeiro, D. João celebra o seu modo de amar perenemente renovado «no sangue da mulher». No segundo, caracteriza a ausência física da mulher como sendo «a chama mais ardente» do inferno por ser um fingimento que o persegue. No terceiro, afirmando que «nem Deus nem o Diabo amaram nunca / desse amor que junta homem a mulher», conclui que só por isso «de pura inveja premeiam ou castigam». São poemas que recuperam a velha tradição do «inferno dos namorados», derivada de Dante e patente, por exemplo, no Cancioneiro Geral de Garcia de Resende. Mas, partindo de uma perspetiva autoral não-teológica, caracterizam o inferno como a carência da sexualidade que torna a humanidade humana, numa aliás característica transposição de metáforas religiosas para a significação laica que lhes subjaz. Saramago, leitor de Camões, também desejaria que o «amor ardente» vivido na terra pudesse perpetuar-se no «assento etéreo» (ou não assim tão etéreo) que houvesse depois da morte." (...)

de Helder Macedo
Texto "Os Caminhos do amor: Dom João a Caim"


Inserido na obra de Óscar Aranda
"Aprende, aprende o meu corpo. Sobre o amor na obra de José Saramago"
Fundação José Saramago, páginas 13 e 14