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"De la estatua a la piedra es un recorrido que José Saramago hizo de su trayectoria literaria. En él reflexiona sobre el oficio de escribir y sobre la transformación que experimentó su narrativa: a partir de Ensayo sobre la ceguera «me di cuenta de que había estado describiendo estatuas. Tuve que entender el mundo nuevo que se me presentaba al abandonar la superficie y pasar al interior de la piedra». En esta guía, al texto de José Saramago le acompaña una introducción de Pilar del Río, un epílogo de Fernando Gómez Aguilera y las primeras páginas de todos sus libros."
"Hoy queremos recordar a José Saramago y lo hacemos con esta guía de lectura gratuita en edición digital que contiene el texto «De la estatua a la piedra. El autor se explica», en el que José Saramago reflexiona sobre su trayectoria literaria, además de una introducción de Pilar del Río, un epílogo de Fernando Gómez Aguilera y las primeras páginas de sus libros."
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Por qué «De la estatua a la piedra»
Pilar del Río
"En abril de 1998 la Universidad italiana de Turín congregó a un grupo de profesores de diversas nacionalidades con el propósito de analizar la obra de José Saramago, quien, pese al pudor que sentía cuando se hablaba de él, asistió como alumno disciplinado a las diversas sesiones, oyó las ponencias a veces asombrado ante el caudal de informaciones que los profesores manejaban sobre sus libros, otras divertido por las atribuciones de que era objeto, otras disconforme con ciertas simplificaciones reductoras, o con exageraciones que consideraba fuera de lugar. En cualquier caso el congreso se celebró en un ambiente extraordinario de pasión por la literatura y celebración de la amistad. Al final estaba prevista la intervención del autor, que optó por no leer ninguna comunicación, tampoco quiso impartir una lección magistral; simplemente, de forma coloquial, fue reflexionando sobre su obra, motivado por algunas ideas lanzadas por los ponentes y dejándose llevar por la música del encuentro, la afabilidad y la inteligencia concitada. Ahí tendría que haber acabado todo, pero no fue así porque hay momentos que deben quedar registrados. Cuando el congreso se clausuró y cada participante volvió a su país y a su casa, en Turín se quedaron los profesores Pablo Luis Ávila y Giancarlo Depretis que decidieron transcribir la sesión en la que José Saramago había reflexionado sobre el oficio de escribir y su trayectoria personal de forma tan íntima como gráfica, y editar luego esas palabras en forma de libro. Así, vio la luz en Italia La estatua y la piedra.
Pasó el tiempo, José Saramago siguió profundizando en la intuición que había tenido en Turín y ofreciendo nuevas novelas que, en el fondo, son ensayos con personajes. Tras el paréntesis que supuso la recepción del Premio Nobel de Literatura y los compromisos posteriores, en el 2000 publicó La caverna, más tarde El hombre duplicado, luego Ensayo sobre la ceguera y en ésas estaba cuando la editorial española le solicitó una actualización de la conferencia de Turín, que finalmente sería editada en 2010. José Saramago volvió a leer la transcripción de los textos, corrigió, añadió, confirmó. Al revisar la traducción española añadió a la ya gráfica imagen de La estatua y la piedra un elemento que haría más comprensible aún el sentido de sus palabras y de su trayectoria literaria: De la estatua a la piedra. Sin embargo, esa anotación, hecha de su puño y letra, se perdió en los vericuetos de la comunicación electrónica, y el libro, tanto en España como después en Portugal, salió obedeciendo el modelo de Italia. Hoy, por fin, se recupera en español la intuición literaria que José Saramago tuvo en Italia: De la estatua a la piedra, una guía para leer a José Saramago.
¿Por qué «intuición»? Porque el escritor que en estas páginas se define como un autor desprogramado no llegó a la conclusión de que algo había cambiado en su forma de abordar la escritura desde la reflexión sistemática, no hizo un alto en el camino para elaborar un diagnóstico de sus modos y sus pretensiones, sino que de forma natural, mientras iba trabajando, observaba que el punto de fuga se le imponía urgiéndole de tal manera que no dejaba espacio para recrearse en algo que no fuera la exigencia de la idea central. Así, sus libros se fueron desnudando, cada vez se hacían más sobrios sin perder la belleza del tiempo en que creía que para explicarse debía narrar lo que veía y también lo que se escondía en los pliegues de las formas. Tras la intuición de Turín supo que lo que le interesaba de verdad era describir el interior de la piedra, en la certeza de que de esta manera las grandes cuestiones podrían ser acometidas y, tal vez, desveladas. Meses antes de morir, José Saramago escribió Caín, una novela sorprendente, línea recta y ficción pura, que recorre aspectos fundamentales de la Biblia narrados con la ambición de que nada quede por decir. El final de ese libro podría ser el final de la trayectoria del escritor José Saramago: «La historia ha acabado, no habrá nada más que contar».
O sí: porque siempre se podrá leer en verano lo que se descubrió en invierno, o en la noche volver a sentir el palpitar de las palabras que durante el día ocuparon al lector. Siempre habrá un abordaje distinto y es bien seguro que habiendo conocido la metáfora de la estatua y la piedra —es decir, tras caminar por las páginas de este libro con José Saramago—, otras perspectivas se evidenciarán que harán más luminoso el espacio compartido.
Decía José Saramago que era necesario tratar con cuidado los libros porque llevan una persona dentro, el autor. Este libro es casa habitada, y de forma superlativa, por el autor. Con él están sus dudas y sus perplejidades, sus desvelos y también la íntima satisfacción que produce ver cómo la obra crece junto al ser humano que un día decidió escribir para comprender y para ser querido. Acogerá también al lector, y eso es lo que a José Saramago se le olvidó decir: que los libros están habitados por los lectores que, como él, leen para comprender, para no estar solos, para recibir respeto. Al final, un libro —sea de ficción, ensayo, poesía— es un compromiso entre dos personas, un matrimonio que puede ser feliz o no. Al encuentro de Turín, hace ya tanto, José Saramago llegó sin condiciones, sincero y abierto. Ahora, querido amigo, se producirá otro encuentro. Piense que es el mapa de la vida literaria de José Saramago lo que va a recorrer y será en compañía. Tal vez sienta algún que otro escalofrío durante la lectura. No importa: ocurre siempre en los momentos de amor y éste es uno de ellos."