Perguntam-me não raras vezes:
- "Qual o livro de José Saramago que mais gostaste de ler?"
A resposta que pode ser dada a cada momento:
- "Impossível de dizer... não sei responder, não seria justo para com outros (livros) não nomeados. Mas uma coisa sempre soube. Uma obra de Saramago, enquanto "pseudo ser vivo" ou com "gente dentro" tem que me raptar, prender-me, não me deixar sair de dentro das suas páginas. Fazer de mim um refém, e só me libertar no final da leitura... mesmo ao chegar à última página. Aí, o "Eu" leitor que se mantém refém, liberta-se da "gente que a obra transporta dentro" e segue o seu caminho.
Mas segue um caminho que se faz caminhando, conjuntamente com mais uma família"

Rui Santos

domingo, 21 de junho de 2015

"Textos inéditos de Saramago: su creatividad íntima" de Ferran Bono no "El País" de 19/06/2015

Textos inéditos de Saramago: su creatividad íntima
El Nobel portugués anotaba sus dudas y el proceso de escritura de sus novelas
A los cinco años de su muerte, EL PAÍS publica el ‘making of’ de ‘Ensayo sobre la lucidez’

(José Saramago, na Playa Quemada de Lanzarote, 
2007 / Pedro Walter - El País)

Pode ser consultado e lido, aqui

"Anotaba cuándo se le ocurría una idea para empezar una novela. Podía ser de madrugada o viajando en tren. Expresaba sus dudas sobre la calidad de lo que llevaba escribiendo o manifestaba su desconfianza sobre el interés de una trama cuando él mismo se había hastiado urdiéndola. José Saramago solía apuntar todo, incluso cuando de repente decidía cambiar el título de una novela hasta que el juicio de su mujer, Pilar del Río, le hacía desistir y volvía a su plan original.

Así pasó con Ensayo sobre la lucidez, del que hoy, justo cuando se cumplen cinco años del fallecimiento del premio Nobel de Literatura de 1998, EL PAÍS publica en exclusiva una serie de textos inéditos en castellano (en portugués lo hace la revista Blimunda de la Fundación Saramago). Son notas del autor en 2003 durante la redacción del libro publicado un año después que muestran el proceso creativo del autor, la construcción del relato, el cómo se hizo la novela (lo que en el cine se denomina making of).

Saramago (Santarém, Portugal, 1922-Lanzarote, 2010) narra en Ensayo sobre la lucidez (publicado por Alfaguara) la historia de una ciudad cuyos habitantes deciden votar mayoritariamente en blanco, lo que provoca la reacción virulenta del Gobierno. Estos son algunos fragmentos de las notas del autor traducidas al castellano por Roser Vilagrassa [Los textos íntegros están publicados en un documento adjunto en esta información]:

4 de febrero de 2003
“La noche del 30 al 31 de enero me desperté a las tres de la madrugada con la idea repentina de que, por fin, ya tenía el tema para una nueva novela, que ya andaba buscando de manera más o menos consciente. Se trata de esa “revolución blanca" de la que hablé en Madrid y Barcelona durante la presentación de El hombre duplicado, del voto en blanco como única forma eficaz de protesta contra el loado sistema “democrático” que nos gobierna. Por si fuera poco, también tuve la súbita, la instantánea certeza de que dicho libro, en caso de que llegue a existir, tendría que llevar el título de Ensayo sobre la lucidez, como si el hecho de votar en blanco en la presente situación del mundo fuera un acto exactamente contrario a aquellos, o a la mayoría de aquellos, que se cometían en Ensayo sobre la ceguera. Durante esos días, la convicción de haber acertado de lleno era cada más fuerte (...)”.

17 de marzo
“(...) He llegado a la conclusión de que el título de la novela determina que los personajes sean los mismos que habitaron el otro Ensayo, el de la ceguera. Probablemente no todos. He pensado que la mujer del primer ciego se habría divorciado del marido y que la madre del niño estrábico aparecería y se ocuparía de él. Los demás, la mujer del médico y el marido, la chica con las gafas de sol y el viejo del parche negro se mantienen. También el perro de las lágrimas, que cerrará el libro con la mujer del médico muerta a su lado, asesinada por aquellos que decidieron que todo debía volver a ser como en los buenos viejos tiempos (...)”.

29 de marzo
“El primer capítulo empezará con la descripción (sumaria, claro está) de la tormenta y el viento que cae sobre el país. La televisión y la radio apelan a la conciencia cívica de los electores para que no se queden en casa pese al mal tiempo. Usar la palabrería insustancial propia de las ocasiones patrióticas. Entrar en casa de los personajes principales: la mujer del médico y el marido (también el perro, que vive con ellos), la mujer divorciada del primer ladrón, la chica de las gafas de sol y el viejo del parche negro, y el niño estrábico (la madre nunca llegó a aparecer, ¿o sí?), el escritor y la familia (¿toda?, recuerdo que estaba casado y creo que tenía hijas). A las cuatro de la tarde salen todos para ir a votar (también saldrán los habitantes que aún no habían votado). Descripción de la caminata bajo la lluvia. Barrios inundados, bomberos, barcos. La radio y la televisión se apresuran a transmitir la noticia del inopinado acontecimiento: los electores de la ciudad X están dando un extraordinario ejemplo de civismo, arrostrando la tormenta para cumplir con su sagrado deber (...)”.

19 de abril.
Sobrevolando el Mediterráneo.

“La idea de que los personajes de la Ceguera reaparezcan en Lucidez me parece cada vez mejor. Así como el título del nuevo libro ya sugiere una continuidad, la presencia de los personajes lo confirma definitivamente. En la mente de las autoridades perplejas surgirá la sospecha de que la mujer que no perdió la vista en la Ceguera podría tener algo que ver con el nuevo ‘fenómeno’. Como consecuencia lógica, esta sospecha se extenderá a aquellos a quienes ella había guiado. Así como la novela anterior obedecía escrupulosamente a ‘cierta lógica’, esta no podrá quedar atrás (...)”.

3 de junio.
Día en que Sophia de Mello Breyner gana el Premio Reina Sofía de poesía iberoamericana

“El final no será como se ha descrito más arriba. La mujer del médico será asesinada, pero no en el balcón de la parte de atrás de su casa. La matarán en un jardín donde había llevado a pasear al perro de las lágrimas. El perro empezará a aullar y también lo matarán. Los ciegos se preguntarán: ¿Has oído algo? Dos tiros, Pero también un perro que aullaba, Ya se ha callado, habrá sido el segundo tiro, Menos mal, porque el aullido de los perros me afecta a los nervios”.

Las obras y las ideas del Nobel siguen vivas

JAVIER MARTÍN, LISBOA
A los cinco años de su desaparición, José Saramago está muy presente. En todo el mundo han aumentado los libros sobre él, las representaciones teatrales, las traducciones, las cátedras y las muestra y hasta se publicó, póstumamente, Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas. “Nos llama la atención”, explicó ayer Pilar del Río, viuda del escritor y directora de la Fundación Saramago en Lisboa, “que, sin iniciativa nuestra, muchas televisiones recuerdan esta fecha”. En Italia se prepara una ópera a partir de Las intermitencias de la muerte, y en São Paulo, la mayor muestra sobre el autor en el Museo de la Lengua Portuguesa. Hoy, la Fundación estrena el documental Un humanista por casualidad escritor, del brasileño Leandro Lopes. Y se ultima un guion sobre El fin de la paciencia, una obra jamás representada.
Sus ideas tampoco han muerto. En 1998, el primer premio Nobel portugués propuso en su brindis en la cena de la Academia sueca crear la Declaración Universal de los Deberes Humanos. “No parece que los Gobiernos hayan hecho por los derechos humanos todo aquello a lo que, moralmente, cuando no por fuerza de ley, estaban obligados. Las injusticias se multiplican en el mundo, las desigualdades se agravan, la ignorancia crece, la miseria se extiende”.
Aquel brindis al sol lo ha recogido, 17 años después, la Universidad Autónoma de México, que el próximo miércoles organiza un congreso sobre su idea de los Deberes Humanos. La web Prospectivas del Mundo de la UNAM ha recogido ideas, e intelectuales de todo el mundo debatirán sobre el futuro que nos aguarda o, en su defecto, que nos guardan. “A José no le gustaba que lo clasificaran como intelectual”, recordó Pilar del Río, “él era un humanista, pero un humanista compasivo”."


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