Perguntam-me não raras vezes:
- "Qual o livro de José Saramago que mais gostaste de ler?"
A resposta que pode ser dada a cada momento:
- "Impossível de dizer... não sei responder, não seria justo para com outros (livros) não nomeados. Mas uma coisa sempre soube. Uma obra de Saramago, enquanto "pseudo ser vivo" ou com "gente dentro" tem que me raptar, prender-me, não me deixar sair de dentro das suas páginas. Fazer de mim um refém, e só me libertar no final da leitura... mesmo ao chegar à última página. Aí, o "Eu" leitor que se mantém refém, liberta-se da "gente que a obra transporta dentro" e segue o seu caminho.
Mas segue um caminho que se faz caminhando, conjuntamente com mais uma família"

Rui Santos

domingo, 5 de julho de 2015

"Saramago: piedra forjada, sombra de olivo y libro de la tierra" de Laura Panqueva no "El Nuevo Herald" (27/06/2015)

Pode ser consultado e lido, aqui 
em http://www.elnuevoherald.com/vivir-mejor/artes-letras/article25600342.html

De Laura Panqueva (EFE/Reportages)

El tiempo marca la ausencia. La despedida se cuenta en días. Y aun sin observar, el ser sigue presente. José de Sousa Saramago, el escritor de la conciencia, traducido a una veintena de idiomas, es inmortal. Así es para aquellos que, como su esposa, la española Pilar del Río, lo lee casi a diario.

Si bien “El maestro”, como lo llamó el crítico Harold Bloom, ya no se sienta todas las tardes a escribir dos o tres páginas, su obra se redescubre constantemente entre conversatorios, conferencias, homenajes, biografías, entrevistas, eventos culturales, y títulos póstumos como Alabardas, publicado en septiembre del 2014.

(El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura 1998, 
durante una entrevista mantenida en 1999 - Chema Moya EFE/EFE)

"LOS GOBERNANTES DEBERÍAN LEERLO"

El jurista español Baltasar Garzón, muy cercano a Saramago y que se encargó de presentar Alabardas, asegura que todos los gobernante deberían leerlo, porque “desde la ficción refleja muy bien las contradicciones del ser humano y el inmenso poder del dinero para corromper”.

Como esta novela, que reflexiona sobre la industria armamentista, la ausencia de huelgas en fábricas de armas y la ética de quienes trabajan en ellas, han nacido diversos proyectos literarios relacionados con su pensamiento. Esto, gracias a la labor de su viuda, la periodista y traductora Pilar del Río, quien preside la Fundación José Saramago y trabaja constantemente para difundir su legado.

Pero “la presidenta” como llamó Saramago a su esposa alguna vez, muy al contrario de lo que se pensaría, lo siente cerca, vivo. Desde su despacho, ubicado en el corazón de Lisboa, todavía trabaja junto a él, porque –y así lo ha demostrado ella– la complicidad está en la memoria, en las palabras y, también, en los lugares.

Justo en frente de este edificio del siglo XVI, La Casa dos Bicos, reposan las cenizas de su esposo y padre del ensayo que declaró a la ceguera una mal universal y, que algunos años después, respondería con el de la lucidez.

Allí, en el Campo das Cebolas, con vista al río Tajo, en medio de un pequeño jardín, custodiado por un olivo centenario, en una especie de lápida, se leen las palabras tatuadas sobre un banco de piedra que reza: “Pero no subió a las estrellas, si a la tierra pertenecía”.

RECORDANDO, IMAGINANDO, CINCO AÑOS ATRÁS

El viernes 18 de junio de 2010, pasadas las 11 de la mañana, el escritor portugués José Saramago, nieto de los campesinos Jerónimo Melrinho y Josefa Caixinha, dejó de respirar. A los 87 años, el cuerpo arrugado terminaba una larga batalla contra una leucemia crónica. Para ese momento, el novelista portugués ya tocaba otra corriente. La isla de Lanzarote susurraba su adiós.

Algunos días después, en un acto solemne, la capital lusa lo despedía en el Salón de Honor del Ayuntamiento. Amigos, seguidores e intelectuales, entre los que se encontraba el líder del Partido Comunista Portugués Jerónimo de Sousa expresaron el luto, no solo de ellos, sino de “todo el pueblo al que amó y fue fiel”.

Lisboa se arropó con las letras de quien hizo los problemas sociales, suyos. Alguna tarde no muy lejana, decenas de amigos y seguidores de su obra generosa y, a la vez, rebelde, se reunieron en la Casa Fernando Pessoa, para homenajear a quien, según su biógrafo y amigo Fernando Gómez Aguilar, “resuena desde la liberad de su poderosa conciencia incómoda, irremplazable”.

Esa tarde, Pilar del Río se dispuso para compartir, una vez más, como tantas atrás, su eterna experiencia con el autor:.

“Aquí acaba el mar y empieza la tierra”, comenzó… Tras un aire profundo, continuó, “Llueve sobre la ciudad pálida, las aguas del río corren turbias de barro, están inundadas las arboledas de la orilla. Un barco asciende entre el flujo soturno, es el Highland Brigade que va a atracar en el muelle de Alcántara (...)”.

Era el principio de El año del la muerte de Ricardo Reis (1984). la obra que nació algunas décadas atrás, en una biblioteca de la escuela industrial, cuando el joven José aspiraba a mecánico cerrajero.

Su interés oculto por la poesía, lo llevó a descubrir que el nombre de quien firmaba tales versos, era ese y otros más, pero uno en particular: Fernando Pessoa, el mismo Ricardo Reis.

El autor de Manual de pintura y caligrafía (1977) contó este episodio en 1998, cuando recibía el Premio Nobel de Literatura.

Según sus palabras, “mucho, mucho tiempo después el aprendiz de escritor ya con el pelo blanco y un poco más sabio de sus propias sabidurías se atrevió a escribir una novela para mostrar al poeta de las Odas algo de lo que era el espectáculo del mundo en ese año de 1936 en que lo puso a vivir sus últimos días: la ocupación de la Renania por el Ejército nazi, la guerra de Franco contra la República española, la creación por Salazar de las milicias fascistas portuguesas”.

“A Pilar”, dedicó esta y otras tantas novelas que le significaron más que el reconocimiento, y la popularidad, la posibilidad de existir sin callar. Sus más de 30 obras, entre las que resuenan, Levantado del suelo (1982), Memorial del Convento (1982), La balsa de piedra (1986), El evangelio según Jesucristo (1991), Ensayo sobre la ceguera (1995); La caverna (2000), Las intermitencias de la muerte (2005), El viaje del Elefante (2008) y Caín (2009), reflejan la necesidad, diría su creador, de dejar “algo hecho” como “una forma de eternidad”.

LA "CONCIENCIA"

Las historias, declaraciones, inquietudes, alegatos, sentencias y pensamientos que se entretejen en cada uno de sus textos plantean una necesidad, una lucha por contarle a la humanidad sus verdaderas desgracias, aciertos y apocalípticos futuros.

Sus ideas, si bien premonitorias, eran coherentes con la realidad. Ya se había percatado este amante de las letras, que los problemas que aquejan a la humanidad, solamente pueden afrontarse con una sola palabra: “conciencia”.

Si bien su sabiduría representa un triunfo del pensamiento contemporáneo, Saramago nunca se consideró un gran experto, ni un intelectual célebre. Defendía, por el contrario, que su escritura era simplemente el camino para desasosegar.

Quizás, por eso, las palabras con las que agradeció el mayor reconocimiento literario al que puede aspirar un escritor, partían de su origen.

Contaban, con absoluta sencillez, quién era el niño, joven, adulto y anciano que, muy a pesar del tiempo, y en las metáforas mismas de sus historias, continuaba caminando descalzo sobre la tierra, preguntándose la razón, o sin razón, de la vida humana. Ese día de 1998, ya con las canas asomadas, decidió volver a ser el joven humilde que vivía en la aldea de Azinhaga, en Portugal.

Por la década de 1930, el pequeño José ayudaba a su abuelo Jerónimo en sus labores diarias. No le bastaba con cavar la tierra del huerto aledaño a la casa, o con cortar la leña para la lumbre. A veces, también, subía el agua del pozo comunitario y la transportaba al hombro.

Allá, en una sencilla parcela, en medio de la noche y junto a su abuelo, conoció la palabra imaginada. Eran leyendas –contó–, apariciones asombrosas, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que los mantenían despierto, al mismo que suavemente lo acunaban.

Nunca supo –reconoció esa vez– si su abuelo se callaba cuando descubría que se había dormido, o si seguía hablando para no dejar a medias la respuesta a la pregunta que invariablemente él le hacía: “Y después”…

Después... el universo se puso en movimiento. La belleza se reveló en sus sueños. José Saramago se aferró a la literatura, la poesía, el ensayo. Y después de algunos años, se convirtió en un verdadero contador de historias, como su abuelo Jerónimo.

En 1947 publicó su primer título Tierra de Pecado, una historia rural que parte de recuerdos, algo difusos, para narrar lo que surge misteriosamente de la imaginación.

Sería, entonces, ese poder creativo, lo que le permitió hacer memoria, pintar y repintar esa cotidianidad suya, que con el paso del tiempo, sin embargo, fue mutando para derivar en la de otros seres literarios, a quienes catalogó siempre como sus “maestros de vida”. Los que más intensamente le enseñaron el oficio de vivir.

BALTASAR GARZÓN: "EXTRAÑO A SARAMAGO, EL LUCHADOR HONESTO"

El ex juez Baltasar Garzón, relata en esta entrevista una pequeña semblanza del Nobel de Literatura portugués José Saramago, con quien compartió una entrañable amistad y sus ideales de justicia y democracia. El autor del reciente libro El Fango, lo recuerda así.

P.- ¿Qué extraña del escritor José Saramago?

R (B. Garzón).- Le extraño a él, a un luchador honesto, valiente, coherente entre la afirmación y la acción, incluso desde la discrepancia. Siempre al lado de las víctimas e implacable con el poderoso. Yo siempre pienso en él como un defensor de causas justas. «La defensa de los Derechos Humanos no es de derechas ni de izquierdas; la gente honesta puede ponerse de acuerdo», esa frase suya le definía.

Sus opiniones impulsaron a miles de personas a pensar sobre la importancia de la sociedad civil y la corresponsabilidad de todos en una sociedad democrática. Su interés por mí me hizo sentirlo muy adentro, escribió sobre mí cosas bellas que no merecía. Lo tuve por un gran hombre, fue un gran amigo.

P.-¿Por qué los gobernantes deberían leer Alabardas, Alabardas! Espingardas, Espingardas!?

R.-. Saramago utilizó, para ponerlo de manifiesto, esa relación entre el marido amante de las armas y su mujer contraria a ellas. Y es que el tráfico de armas es un capítulo pendiente, no olvidemos que se organizan guerras para promover la venta de armamento.

Los gobernantes deberían analizar las causas, desde el Derecho y la diplomacia, pero claro, es más fácil bombardear un país o una zona determinada de ese país que llevar a cabo esa reflexión. Y ya sabemos que llegar a un gran pacto mundial contra esta industria de la muerte es una pura utopía, pero considero que hay que continuar luchando desde la sociedad civil para conseguirlo.

P.-¿De qué forma se ven reflejados los problemas actuales en la obra póstuma de Saramago?

R.- Él expresó su alegato contra el poder de esta industria de la guerra que mueve miles de millones de dólares y, sin embargo, no resuelve ningún problema. Aquí es donde los Gobiernos deberían reflexionar.

P.-¿Cuál es el libro -o los libros- de Saramago que han tenido mayor influencia en su vida personal y laboral?

R.- Siempre me ha impresionado el argumento duro y clarividente del "Ensayo sobre la Ceguera". Ese recorrido desde el estadio del ser civilizado al puramente animal, a la voluntad de sobrevivir sea como sea. Y la propuesta de Saramago de que es urgente recuperar la lucidez frente al terror de descubrir los impulsos más primitivos. Al final, la pregunta que plantea es la misma que te haces a diario cuando trabajas con lo más sórdido, lo más complejo de la sociedad y no es sino la cuestión de si es factible tener esperanza. La respuesta para mi va en esa línea sugerida, de que el amor y la solidaridad pueden cambiar a las personas y a la sociedad.

P.- ¿Algún aparte de alguno de sus libros, ensayos o discursos que se le haya grabado en la memoria?

R.- Hay una frase muy descriptiva de la realidad en este libro que mencionaba: «Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven. Ciegos que, viendo, no ven...» ¡Qué forma más brillante de definir esa semilla que hace brotar finalmente la maldad y que se basa en el desinterés por los demás y por lo que sucede! «Hablamos mucho de democracia y la practicamos poco», decía Saramago. Es verdad, cuando se alejan las voces críticas, las conciencias se adormecen y aparece el riesgo de la indiferencia.

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"Lo llamamos destino - Una entrevista a José Saramago" de Silvia Lemus - Revista Nexos - México (01/10/2003)

"Lo llamamos destino - Una entrevista a José Saramago" de Silvia Lemus
Revista Nexos - México (01/10/2003)

Pode ser consultada e lida, aqui
em http://www.nexos.com.mx/?p=10900

“En estos momentos me interesa mucho más el individuo, el individuo que está ahí, que es un igual a mí en el sentido de que ambos somos seres humanos, y que está ahí en la calle, y que pasa, y tengo necesidad de saber quién es él, y volvemos a lo mismo: ¿quién es el otro?”.

Su última novela, El hombre duplicado, nos hace pensar en nuestra dualidad como seres humanos. Todos tenemos un yo interno idéntico a nosotros mismos y, al mismo tiempo, distinto de nosotros.

Antes que nada, soy José Saramago, soy escritor y soy portugués. Ahora bien, respondiendo a tu pregunta, yo no lo llamaría, en todo caso, una dualidad, más bien una multiplicidad. Creo que nos hemos puesto de acuerdo en los últimos tiempos en que el yo no existe, no hay nada de constante, de permanente. La vida de cada uno de nosotros es lo que se puede llamar yo si eso no existiera en cada circunstancia y en cada momento de la vida —en la juventud, en la edad madura, en la vejez—, siempre habría algo intacto, inmutado, que sería el yo. Creo que está claro incluso en la obra de unos cuantos autores, y ahora estoy pensando particularmente en Fernando Pessoa, con la creación de una pluralidad de poetas que transportaba dentro y que se expresan de modo distinto para decir cosas distintas, hasta el punto de que a veces uno no sabe muy bien qué es lo que pensaba Fernando Pessoa; sabemos muy claramente qué es lo que pensaban y cómo expresaban lo que pensaban Ricardo Reis, Alvaro de Campos, Alberto Caeiro, Bernardo Soares y Fernando Pessoa. El, Fernando Pessoa, la persona en sí, se queda retrasada; lo que aparece en primer lugar son los otros, para decirlo así, el yo. Ocurre esto: aunque no tengamos la conciencia muy clara de qué es ser así, lo que hacemos a lo largo de toda la vida es buscar una identidad para uso exterior, es decir, entre todo lo que podríamos ser definimos un personaje de nosotros mismos, que es lo que paseamos, lo que llevamos a la calle, es lo que está ahí para tener una relación con los demás; y hacemos un esfuerzo tremendo para que no parezca que podríamos ser otras cosas. Y a veces esto, cuando llega a transformarse en un conflicto, se resuelve por la locura, la gente que no es capaz de dar de sí misma una sola imagen, y se dispersa. Fernando Pessoa lo ha resuelto en esa constelación de otros que en el fondo son manifestaciones de una persona que no tiene efectivamente un yo. Porque, si fuera cierto, cuando yo tenía cinco años tenía un yo que sería el mismo yo de cuando tenía 24 ó 53 ó 79 u 80, que es la edad que tengo ahora, y lo que pasa no es eso. Vamos cambiando. El yo cambia, y con el cambio ya no es yo.

Su novela está llena de humor, pero deja un sabor amargo, ¿porqué?

Sí, lo deja. En el fondo, ahí se presentan dos cuestiones. Una es muy corriente y consiste en preguntarnos quién es el otro. Cada uno es el otro, y ¿qué es lo otro? Yo soy el otro del otro, pero como cada uno de nosotros es el fondo y es el centro del universo —porque tenemos una conciencia, y la conciencia hace que nos pertenezca a nosotros y por eso es conciencia—, interpretamos, para decirlo así, el mundo. Entonces no nos preguntamos tanto quién soy yo sino preguntamos siempre quién es el otro, como si el yo estuviera resuelto, y ya vimos que no está.

En la novela se da la existencia de otras personas exactamente iguales, pero iguales en todo, es decir, incluso si uno tiene un accidente y queda con una cicatriz, el otro tendrá una cicatriz en el mismo miembro y en el mismo lugar; si uno se deja crecer el bigote, el otro, sin saberlo, hará lo mismo. Son doubles authentics, no sencillamente personas que se parecen una a la otra. La pregunta es ésta: ¿cómo puedo soportar la existencia de alguien exactamente igual a mí? El hecho de que uno igual exista, de alguna forma usurpa mi propio lugar en el mundo, me quita espacio. La novela también es un divertimento, el humor está ahí, en las situaciones que se presentan; pero todo eso poco a poco va en dirección de algo que a lo mejor ni el propio autor esperaba al principio, y que el lector no espera: va en dirección a una tragedia, la insoportabilidad de soportar al otro como si fuera el yo. Entonces, la pregunta de quién es el otro no tiene respuesta, y tampoco tiene respuesta la pregunta de quién soy yo. Vamos a vivir, y vamos a vivir lo que tengamos que vivir, y vendrán otros que siempre tendrán motivos para hacer la misma pregunta, y no hay respuesta.

Yo no sé quién soy. Hablando con franqueza total, no sé quién soy. Por qué me dices “¿usted quién es?”. Yo empecé por decir que soy José Saramago, soy escritor y soy portugués, pero ¿qué significa eso? Esas no son respuestas a la pregunta ¿quién soy yo?

¿Cuáles son los límites, entonces, de nuestra duplicidad, de nuestra dualidad?

En una novela mía que llamé Ensayo sobre la ceguera hay un personaje, una chica que en un momento determinado pronuncia estas palabras: “Hay entre nosotros una cosa que no tiene nombre, y esa cosa es lo que somos”. La frase parece un poco extraña. En primer lugar, si no tiene nombre no podemos, obviamente, nombrarla, y el primer problema se encuentra ahí: cómo digo algo de mí mismo si no tengo un nombre para ponerle; nombres para comunicarnos y, además, nombres que sean consensuados, que cuando yo diga algo sea entendido por mi interlocutor. Pero si esa cosa que somos, si el personaje tiene razón —y creo que la tiene—, si esa cosa que somos no tiene nombre, ¿cómo vamos a nombrarla? Es un problema que en el fondo pertenece mucho más a la filosofía que a la literatura, lo que no significa que un escritor, un novelista, no pueda interesarse por el tema y por el problema, y en la medida de sus capacidades expresarlo en un libro que en el fondo es una ficción.

En esta novela se nota que usted se ha despojado de muchos elementos que quizás ha usado en otras anteriores. Digamos, está más desvestida, más desnuda, más directa, ¿lo encuentra así?

Sí, y no sólo en ésta. Yo diría que es una especie de desnudamiento, una especie de aridez, aridez que no es hostil, que no se ha secado. No hay una disciplina, hay una contención. Empezó con Ensayo sobre la ceguera, continuó en Todos los nombres-, en La caverna no sucede tanto. Pero en El hombre duplicado volvió esa especie de sequedad en que las palabras son las que tienen que ser usadas y no otras, es decir, el estilo no tiene adornos, es un estilo mucho más directo. Pero creo que eso tiene que ver con un cambio de estilo a partir de Ensayo sobre la ceguera. A veces digo que hasta El Evangelio según Jesucristo he estado describiendo una estatua, la estatua es la superficie de la piedra, y a partir de El Evangelio según Jesucristo me fui adentrando en la piedra, a ese lugar donde la piedra no sabe que es estatua.

En estos momentos me interesa mucho más el individuo, el individuo que está ahí, que es un igual a mí en el sentido de que ambos somos seres humanos, y que está ahí en la calle, y que pasa, y tengo necesidad de saber quién es él, y volvemos a lo mismo: ¿quién es el otro? Porque quizá para que yo pueda contestar, suponiendo que tiene respuesta la pregunta, quizá necesite empezar por entender quién es el otro, y esto es lo que tiene que ver con la forma narrativa, con el estilo; esto llevó a la preocupación de que la palabra sea exacta, precisa, que no se pierda en ornatos y en fantasías.

No da muchas descripciones en esta novela.

No, nunca, es decir, nunca digo si un personaje es alto o bajo o gordo o flaco, o si es guapo; no me interesa, incluso no me interesan los nombres de los personajes.

Pero pareciera que le interesaran porque Tertuliano Máximo Afonso es un gran nombre.

Sí, lo es, pero insta a acentuar un poco el ridículo de la situación. Es decir, un hombre que tiene un nombre raro, que se llama Tertuliano Máximo Afonso, parece que tiene una interioridad fuerte y se da cuenta de que existe, de que tiene un duplicado. Toda la pompa de ese nombre se convierte en nada, en todo, porque se enfrenta a esa realidad brutal de que no le sirve de nada tener un nombre que no se parece a nadie más si existe alguien que es exactamente igual. El nombre Tertuliano Máximo Afonso me salió así, espontáneamente. Al decir Tertuliano Máximo Afonso parece que estoy diciendo todo lo que hay que decir de ese señor, y al final lo que estoy diciendo es nada, porque tendría que decir algo semejante de alguna otra persona que todavía no está presente y que es duplicado cuando aparece.

Esta novela nos da la impresión de que no termina nunca, que no puede cerrarse, que el protagonista que sobrevive está condenado a encontrar al siguiente doble, ¿es así?

No sabemos qué pasará. Antes hay algo que quizás incluso sea más importante y es el hecho de encontrar un doble. Para todos los efectos, Tertuliano Máximo Afonso está muerto, y porque no tiene otro remedio es una identidad del que ha muerto. En este caso hay alguien que finalmente no puede decir quién es en ninguna circunstancia. Desde el punto de vista civil, burocráticamente hablando, está muerto, pero no puede ser al mismo tiempo el otro aunque tenga que asumir la identidad del otro. Es decir, Tertuliano Máximo Afonso no puede llamarse nunca más Tertuliano Máximo Afonso, el nombre que tiene que usar no es suyo, entonces vive en una especie de limbo: no es lo que antes había sido, ni tampoco puede ser lo que finalmente tiene que ser. Esto parece un poco complicado pero en la lectura se observa con mucha claridad.

¿Tertuliano Máximo Afonso es el espejo de Antonio Claro, o es al revés?

No, cada uno de ellos es espejo del otro. Recordemos que al principio de la novela Tertuliano Máximo Afonso todavía no ha encontrado su doble, se enfrenta con el espejo y de alguna forma se dibuja en el espejo. El primer doble en el fondo es él mismo. Pero hay que romper el espejo, ese es el problema: el espejo nos da una imagen que no es real, pero en este caso el espejo, que es la existencia del otro, es real, concreto. De alguna forma me encuentro conmigo mismo en el espejo a partir del momento en que no me miro; no vivo, el espejo no existe,

es decir, cuando esa imagen se acaba. Se puede decir: “sí, pero usted puede hacer pedazos el espejo”, sí, pero se necesita que no esté ahí. En el caso del doble auténtico, aunque yo no esté con él, sé que existe, ese espejo muestra en cada momento mi propia imagen. La tensión que se crea en este conflicto es tal que la única forma de salir de ahí es romper el espejo, llevar al otro a la muerte aunque esa muerte ocurra por un accidente; de todos modos el conflicto estaba abierto y uno de ellos tendría que desaparecer. En el fondo, todo esto acaba en una tragedia, pero que el lector no se asuste porque de todos modos se va a divertir.

¿Son las mujeres las grandes víctimas, las grandes engañadas en este juego de identidades?

En este caso sí, y la razón es muy sencilla: es porque al hombre, y en este caso concreto Tertuliano Máximo Afonso, le falta la valentía moral para enfrentarse a esa realidad, y hace lo peor que puede hacer, que es usar, manipular a la mujer de quien es novio, llevándola a hacer lo que a él le conviene. Esto no estaría mal si ambos se hubieran puesto de acuerdo, pero él la usa y ella, porque lo quiere, lo hace pero sin conocimiento de causa, y esa es la deslealtad máxima, es decir, él la usa sin decir para qué la usa y sin confiar en ella, y sobre todo sin confiar en sí mismo porque en el fondo, al no confiar en ella, lo que ocurre es que no tiene confianza en sí mismo. No significa que los personajes masculinos sean más fuertes que los femeninos porque ni Antonio Claro ni Tertuliano Máximo Afonso son, efectivamente, personajes fuertes. En el fondo, el personaje fuerte que tiene un papel, por decirlo así, pequeño, es la madre de Tertuliano, Casandra. Lo que teme que ocurra, ocurrirá, de alguna forma ella lo anuncia, pero la máquina está en movimiento; hay una suerte de destino implacable que lleva todo aquello en la misma dirección, incluso cuando parece que se está haciendo algo para que no ocurra, va a ocurrir.

Los personajes no tienen mucha importancia. Mejor dicho: no tienen la importancia que tienen en otras novelas, porque aquí se trata de decir otra cosa para la que los personajes no son muy valiosos. Lo importante es el conflicto.

Es una novela escrita por un hombre muy joven.

¿Por un hombre muy joven? No se puede decir eso, es faltar a la verdad.

Esa es la sensación.

El autor tiene una edad, una edad correcta, pero el autor tiene la suerte y la fortuna de conservar la cabeza bastante sobria.

¿Cuáles son los límites entre la comedia y el drama? Si en una obra literaria o en una obra teatral, por ejemplo, ocurre algo fuera del guión, por llamarlo así, estamos asistiendo a una comedia. Si de repente ocurre algo en el escenario que está fuera del guión pero que pertenece a la realidad, por ejemplo la caída de un actor que puede llevarlo a la muerte, estamos ante un drama; es decir, la intervención súbita de algo que no pertenece a la comedia. Esto puede darse a la inversa: el drama está ahí y de repente se introduce, quién sabe cómo, un elemento cómico. En el fondo, así es la vida misma. Cuántas veces nos hemos encontrado en situaciones difíciles y nos damos cuenta de que algo, un elemento cómico, que puede que no invierta lo que está pasando, de todos modos está ahí. Diría que la comedia y el drama van juntos. Lo que pasa a veces es que uno va más adelantado que otro; en otras el que está retrasado aparece en primer lugar y se invierte algo que pareciera ser orientado en una dirección determinada, y cambia a una distinta. Eso ocurre constantemente en la obra de Shakespeare, en Hamlet, por ejemplo, en los diálogos se da consentimiento a los elementos cómicos pero todos sabemos que lo que está ahí es una tragedia que acabará en un desastre total. Lo cómico está siempre, aparece y desaparece, y nosotros sonreímos a pesar de que presenciamos una tragedia tremenda: al final todo el mundo muere, por el veneno o por la espada.

¿Podríamos hablar aquí de la tragedia de Tertuliano Máximo Afonso?

No es tanto la tragedia de él porque al final sobrevive. La novia se muere, él ocupa el lugar de Antonio Claro. No sabemos cuál será el futuro de esa pareja que se forma en circunstancias realmente extrañas pero que queda ahí formada; no sabemos qué pasará: ¿se van a soportar el uno al otro, incluso llegarán a quererse, llegarán a amarse? Puede ocurrir todo, eso queda en suspenso. Tragedia para los que no han sobrevivido. Es cierto que hay ese momento final, ese encuentro que Tertuliano tendrá con ese otro doble que aparece. No sabemos quién mata a quién, suponiendo que habrá un asesinato. Tertuliano mata al otro para que no tenga más dobles, suponiendo que no hay un tercero, un cuarto, un quinto doble. Cuando nos ponemos entre dos espejos para vernos, la imagen se multiplica hasta el infinito o hasta donde podamos verla. Puede que así ocurra.

Lo importante en la novela, hay otras cosas, o por lo menos espero, es la presencia del destino. No creo en el destino pero a veces estoy con Sancho Panza: no creo en brujas pero de que las hay, las hay. No creo en el destino pero a veces las cosas ocurren como si efectivamente existiera un destino.

Lo llamamos destino…

Lo llamamos destino porque tenemos que nombrar las cosas, si no, no las entendemos. En honor a la chica de las gafas oscuras de El Evangelio según Jesucristo, quizá si pudiéramos darle un nombre empezaríamos a saber quiénes somos finalmente.

Usted siempre ha sido un hombre de ideas políticas claras. ¿Cómo ve el mundo dominado por una sola gran potencia por encima de toda ley?

Tenemos un problema muy serio que, al contrario de lo que ocurre más o menos con todos los problemas que envuelven la vida social, no se discute. Vivimos en un tiempo en que tranquilamente se puede discutir todo en congresos, simposios, coloquios, artículos de periódicos, de revistas, ensayos. Curiosamente hay algo que tiene nombre, eso sí tiene nombre, pero no se discute, y lo único que no se discute es la democracia.

Partimos de un principio —o parece que partimos de un principio—: la democracia es eso que está ahí y por lo tanto no vale la pena discutirlo, porque está ahí, está ahí desde ayer y desde anteayer, y está ahí como una especie de dato adquirido definitivamente. El problema del poder, al que siempre tenemos que volver, es que hay que saber quién lo tiene, hay que saber cómo, por qué lo tiene, cómo ha llegado a tenerlo, para qué lo quiere y para qué le sirve. Se puede decir que los ciudadanos votan, pero los ciudadanos no hacen nada más que eso, y voto en qué: voto en partidos, formo gobiernos, formo parlamentos, y ahí se acabó. Sabemos que el poder real, el poder efectivo, no es ése; no está en el parlamento, no está en el gobierno: está en el poder económico, que no tiene final, es pluricontinental. El determina todo, impone las reglas. Si no puedo cambiar el poder que está más arriba, por encima del poder político, entonces vivo en el engaño, porque me dicen: “usted vive en democracia”. ¿Qué es eso? Usted puede quitar un gobierno y poner otro, y muchas gracias. No puedo hacer nada más, no puedo cambiar el rumbo del mundo porque el rumbo del mundo está en manos de los gobiernos. El reciente caso de la guerra de Irak está clarísimo, es decir, está en las manos de un gobierno en la medida en que ese gobierno está ahí para servir a los intereses del otro poder: se busca el petróleo, se busca el dominio de todo el Oriente Medio. Irak es el puente a Asia, y Estados Unidos sabe muy bien que su rival se llama China; por tal motivo está uniendo sus bases y sus fronteras lo más lejos que se puede de Washington.

La reconstrucción de Irak es un negocio fabuloso, ¿Quiénes la hacen? Los mismos de siempre. No estamos hablando de democracia, sino de una plutocracia, de un gobierno de los ricos. No es que no haya pobres, cada vez hay más, Casi la mitad de la población mundial vive con menos de dos dólares al día; cada cuatro segundos se muere una persona de hambre, y nada se hace para evitarlo. Entonces, si hay algo que necesitamos es un debate serio, mundial, sobre la democracia. Ya no nos fiemos de los partidos, ni de los gobiernos, La ciudadanía no debe creer ciegamente que vive en democracia. Hay que mirar las cosas más de cerca; cuando lo hacemos nos damos cuenta que la realidad es otra.

Se inició mal el siglo XXI, ¿tiene esperanza?

No vale la pena ni tener esperanza ni tener desesperanza. Los hechos están ahí y hay que luchar contra los hechos. Puedo, incluso, no tener ninguna esperanza y aun así seguir luchando contra lo que pasa, Sería un esfuerzo infinito para mí y para los otros si nuestras esperanzas se cumplieran en nuestra vida, pero ninguna esperanza, sobre todo esperanza de este tipo, de esta dimensión, se cumple en nuestra vida. Vamos de guerra en guerra, de crisis en crisis, de hambruna en hambruna, de enfermedad en enfermedad, de desastre ecológico en desastre ecológico… El mundo es realmente un lugar de horror, no hay otro lugar de horror. El infierno no son los otros, como decía Sartre. El infierno somos nosotros mismos." 

Silvia Lemus
Revista Nexus 
México, 01/10/2003

"Impulsará Pilar del Río Carta de deberes humanos de Saramago" de Fabiola Palapa Quijas no "Periódico La Jornada" (28 de junio de 2015)

Pode ser consultado e lido, aqui

"Con un conversatorio recuerdan al Nobel a cinco años de su muerte

Impulsará Pilar del Río Carta de deberes humanos de Saramago

Puede parecer ridículo, pero lo es más que millones de personas en el mundo estén condenadas a una vida miserable, señaló la periodista"
Fabiola Palapa Quijas
Periódico La Jornada (28 de junio de 2015)


(La periodista española y compañera del escritor 
José Saramago en la Biblioteca Vasconcelos
Foto María Luisa Severiano)

"A cinco años del fallecimiento del escritor lusitano José Saramago (1922-2010), su idea de reivindicar los deberes de la humanidad que planteó en su discurso al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1998 fue el tema del conversatorio que se realizó el pasado viernes en la Biblioteca Vasconcelos, el cual contó con la participación de la periodista española Pilar del Río.

La traductora y compañera del autor de Ensayo sobre la ceguera explicó que la idea de Saramago de elaborar una Carta de deberes humanos semejante a la Declaración universal de los derechos humanos, surgió en México a partir de la exposición La consistencia de los sueños, que se exhibió en 2011 en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Frente a los lectores del Nobel portugués, reunidos en la megabiblioteca, Del Río expresó que lanzar dicha iniciativa, que llegara a la conciencia de las personas y a la Organización de la Naciones Unidas, puede parecer utópico o ridículo, pero lo que es ridículo, patético y absurdo es la situación que vivimos millones de personas en el mundo, condenadas a una vida miserable para llegar a una muerte miserable, y citó al homenajeado: Siempre acabamos llegando adonde nos esperan.

La presidenta de la Fundación Saramago argumentó que exigir una vida mejor no es absurdo ni ridículo en estos momentos en que el poder económico está acabando con la humanidad. Como ciudadanos, tendríamos que exigir que se cumplan derechos como la sanidad, la vivienda, el trabajo, la ética, la participación política, la libertad de expresión y el acceso a medios que no sean exclusivamente privados.

Poder frente al miedo

Afirmó que en estos días, ecologistas, científicos e intelectuales analizan la necesidad de formular una carta de deberes del ser humano, como la que el Nobel propuso cuando recibió el galardón, y que coincidió con el 50 aniversario de la Declaración universal de los derechos humanos. Todo lo dicho se va a articular, va a pasar por distintos foros; se pretende que en un futuro muy próximo esté en marcha, se lance y se lleve a las tribunas convenientes, precisó Del Río.

La Carta de deberes humanos, consideró Del Río, permitirá el “empoderamiento de los ciudadanos”, sobre todo ahora que prevalece el miedo de perder lo poco que se tiene. La resignación es la gran doctrina, y me parece que eso está redefiniendo a nuestra sociedad. Ya no tenemos esperanza en el futuro, tenemos miedo de cómo va ser esto o cómo vamos a salir. Empezamos a tener miedo y ante eso nos vamos echando para atrás y nos vamos haciendo conservadores, de la nada.

Pilar del Río volvió citar a Saramago: En el interior de cada país está su destino.

En el conversatorio, al que también asistió Jorge F. Hernández, el director de la Biblioteca Vasconcelos, Daniel Goldin, sostuvo que el tema de los deberes del hombre y de las mujeres es pionero, sobre el que pocos se atreven a reflexionar.

Fabiola Palapa Quijas
Periódico La Jornada (28 de junio de 2015)"

"O ano de 1993, de José Saramago" de Kellen Pavão através "Universo dos Leitores" (02/07/2015)

Pode ser consultado e lido, aqui
em http://www.universodosleitores.com/2015/07/o-ano-de-1993.html

"O ano de 1993, de José Saramago". por Kellen Pavão

"E porque os antigos deuses haviam morrido por inúteis os homens descobriram outros que sempre tinham existido encobertos pela não necessidade."

(Imagem da capa da obra "O Ano de 1993", edição da Companhia das Letras)

Quando eu pensava que José Saramago já havia me surpreendido o bastante, percebi que ainda não conhecia o livro "O ano de 1993". O livro que em 2015 completa 40 anos de publicação, traz difere da maioria de seus romances e destaca o ótimo trabalho do escritor se aventurando no gênero fantasia . O romancista português, que é conhecido por sua capacidade quase camaleônica de se comunicar, já publicou ensaios, romances, distopias e até passeou pelo universo infantil. 

Desta vez Saramago ousou e provou sua originalidade em uma distópica previsão do ano de 1993. A história traça um futuro hipotético onde os humanos caminham em um mundo devastado e dominado por forças ocultas, que utilizam a violência para manter homens e mulheres sob controle. Animais mecanicamente modificados são utilizados para guardar e aterrorizar as hordas humanas que perambulam sem destino e sem objetivo.

O inimigo é "invisível" e os humanos já não conseguem identificar o que há por trás dos ameaçadores animais mecânicos, permanecendo oprimidos por táticas de guerra que massacram, devastam e violam em favor do governo.

"Todas as calamidades já haviam caído sobre a tribo a ponto de falar da morte com esperança."

Há violência, angústia e medo em meio ao caos, o que impossibilita grandes perspectivas com relação ao futuro. A perda da intimidade, da privacidade, o retorno a hábitos primitivos, e a relação dos humanos com a sexualidade são alguns dos efeitos de tanta repressão. 

Entretanto, apesar de todo caos e das baixas perspectivas também há esperança alimentada pelo instinto de sobrevivência.


É interessante observar que Saramago constrói sua história com elementos de épocas bem distintas: máquinas e tecnologia avançada contrastam com a volta do homem às cavernas, em um looping que nos faz refletir sobre o destino da humanidade e a relatividade do tempo, além de nos fazer questionar as "influências invisíveis" às quais estamos submetidos. A linha que separa os humanos de outras espécies torna-se bastante tênue e o homem retorna à hábitos primitivos diante da ausência de referências e da necessidade de sobrevivência.

Vale lembrar que o livro foi escrito pouco depois da Revolução dos Cravos e acaba consagrando-se como uma forte crítica aos regimes ditatoriais e a todo tipo de repressão. 

"Gostar é provavelmente a melhor maneira de ter, ter deve ser a pior maneira de gostar."

A história, que faz fronteira entre frase e verso, é bastante peculiar e combina situações e personagens inverossímeis. Por isto, apesar das frases curtas e do texto aparentemente simples, não recomendo O Ano de 1933 para um primeiro contato com os livros de Saramago, já que a narrativa peculiar pode dificultar as primeiras impressões sobre as obras escritor. No entanto o livro é um grande presente aos admiradores do vencedor português do Nobel de literatura e certamente agradará aos fãs de fantasia por meio ao cenário apocalíptico singular imaginado por Saramago.

Kellen Pavão
"28 anos, administradora do blog Universo dos leitores, apaixonada por leitura, formada em direito e servidora pública nas horas vagas. Gostaria de ter leitura dinâmica e tem extrema dificuldade em falar de si mesma na terceira pessoa. Enquanto ainda não tem tempo e dinheiro para conhecer o mundo viajando, conhece pessoas e lugares através dos livros, e acredita que desta forma pode ir para onde quiser. Nutre um imenso fascínio por pequenos prazeres e manias, e se encanta com as formas poéticas de descrever a vida, o que inclui a música, literatura, dança, cinema e artes. Tem imaginação fértil, já quis ser bailarina e astronauta. Não gosta de arte moderna, adora aprender, não vê a hora de começar o curso de letras e não vai esperar se aposentar pra fazer todas as graduações que tem vontade de fazer."

"E pur si muove" no Blog/Livro "O Caderno 2" - das descobertas de Galileu Galilei e da União Ibérica

A propósito das conturbações politicas que se vivem na Grécia e um pouco por toda a Europa, sob risco de se alastrar a outras paragens, trago o presente texto. Aborda a necessidade de olhar para as evoluções, para as movimentações das massas e suas necessidades. O que hoje se discute não será mais do que a concretização do que acontecerá no futuro.

Pode ser consultado e lido, aqui

(Iluminura de Galileu Galilei)

"E pur si muove"
"Com os dados da sondagem ainda quentes, o jornal “El País” já me estava a pedir um comentário sobre a eventual união dos povos que compõem a Península Ibérica. O que vem a seguir é o que enviei a Madrid acerca deste melindroso assunto. Melindroso, delicado, polémico e conflitivo assunto em que não tem sido impossível chegar a acordo ao menos para discuti-lo seriamente.
“E no entanto move-se”. Estas palavras tê-las-ia dito num sussurro quase inaudível Galileu Galilei ao terminar a leitura da abjuração a que havia sido forçado pelos inquisidores-gerais da Igreja Católica em 22 de Junho de 1633. Tratou-se, como se sabe, de obrigá-lo a desmentir, condenar e repudiar publicamente o que tinha sido e continuava a ser sua profunda convicção, isto é, a verdade científica do sistema coperniciano, segundo o qual é a Terra que gira à volta do Sol e não o Sol à volta da Terra. O estudo do texto da abjuração de Galileu deveria fazer-se com a conveniente atenção em todos os estabelecimentos de ensino do planeta, fosse qual fosse a religião dominante, não tanto para confirmar o que hoje já é uma evidência para toda gente, que o Sol está parado e a Terra se move ao redor dele, mas como maneira de prevenir a formação de superstições, lavagens de cérebro, ideias feitas e outros atentados contra a inteligência e o senso comum.
Não é, porém, Galileu o objecto primeiro deste texto, mas algo mais próximo de nós no tempo e no espaço. Refiro-me ao Barómetro Hispano-Luso do Centro de Análise Social da Universidade de Salamanca, hoje publicado, sobre as eventuais possibilidades de criação de uma união entre os dois países da Ibéria com vista à formação de uma Federação hispano-portuguesa. Os leitores que acompanham regularmente estes e outros comentários meus estarão lembrados da polémica, adornada com uns quantos insultos escolhidos e umas quantas acusações de traição à pátria, que o meu prognóstico de uma união desse tipo suscitou há tempos. Ora, de acordo com a sondagem da Universidade de Salamanca, 39,9% dos portugueses e 30,3% dos espanhóis apoiariam essa união. As percentagens mostram um sensível avanço, quer num país quer no outro, em relação a cálculos feitos nessa altura. Os que rejeitam a ideia constituem um pouco mais de 30% das pessoas consultadas, isto é, 260 dos 876 cidadãos para o efeito entrevistados nos meses de Abril e Maio deste ano.
Ao contrário do que geralmente se diz, o futuro já está escrito, nós é que não temos ainda a ciência necessária para o ler. Os protestos de hoje podem tornar-se em concordâncias amanhã, também o contrário poderá suceder, mas uma coisa é certa e a frase de Galileu tem aqui perfeito cabimento. Sim, a Ibéria. E pur si muove. (29 de Julho de 2009)"

Revista Blimunda #2 - Mês de Julho 2012 - Recordação

Neste mês de Julho, recordamos o #2 da Revista Blimunda 
Pode ser descarregada gratuitamente, aqui
em http://blimunda.josesaramago.org/2012/07/20/blimunda-2-julho-2012/

(Capa edição do #2 - Revista Blimunda)

Sinopre da edição
"O segundo número da revista Blimunda coincide com o mês em que terminou mais um Europeu de Futebol. Atenta ao que a rodeia, aBlimunda não poderia deixar de abordar este tema, não de um ponto de vista desportivo mas sim analisando a forma como o futebol, esse fenómeno de massas, afeta a sociedade, condiciona resultados políticos ou é tratado pela literatura. Tudo isto se pôde confirmar este ano nos jogos que opuseram equipas como a Alemanha a outras como Portugal, Espanha ou Grécia, momentos que significaram mais do que simples jogos de futebol, momentos que motivaram inúmeras discussões políticas, económicas e sociais. Ainda no dossier sobre este tema, aBlimunda recupera um texto de Fernando Assis Pacheco e outro do colombiano Jairo Aníbal Niño, aqui em formato de som, numa edição da Boca – palavras que alimentam, mostrando que muitas das nossas mais fortes memórias caminham para a par com a bola, de pano ou de pele, jogada na rua ou no campo de futebol da nossa imaginação. A secção Saramaguiana recupera uma entrevista de José Saramago dada à revista A Bola Magazine no ano de 1998. Vamos falar de futebol é o título do conjunto de respostas em que José Saramago aborda temas que partem do futebol e do desporto em geral e que passam pelo Iberismo ou pela luta dos mais fracos contra os mais fortes.

O segundo número da revista Blimunda chega aos seus leitores poucos dias depois de se ter assinalado o primeiro mês de abertura ao público da sede da Fundação na Casa dos Bicos.

Ao longo destes trinta dias, mais de 10.800 pessoas já visitaram este espaço que, desta forma, vai cumprindo um dos objectivos que presidiu à sua abertura, o de devolver à cidade um espaço que em mais de quatro séculos de vida só agora passa a estar aberto de forma permanente. A Fundação José Saramago, cumprindo o que ficou estabelecido, deu-lhe conteúdo, tornou-a habitada pelo espólio, pelo espírito de Saramago. Passada a avalanche de visitas nos primeiros dias, a Casa pode agora ser visitada de forma mais tranquila, permitindo um contacto mais próximo com a profundidade da exposição José Saramago. A semente e os frutos ou com a coleção de 1.as edições das obras de José Saramago em traduções de todo o mundo. E como a Casa se quer viva e vivida, já a 10 de agosto a Fundação organiza uma homenagem a Jorge Amado, pela passagem do centenário do seu nascimento. Num dia que se quer de festa, estará presente a Baía que foi sua, como presentes estarão também os seus textos, os seus livros e a música que a partir deles se criou. E também uma mostra de fotografias de Zélia Gattai, companheira de vida do grande escrito e que com a sua câmara fotográfica foi registando momentos únicos e inesquecíveis. Fica, portanto, o convite."

"Um jantar com Saramago" por José Rentes de Carvalho... um episódio com memória

Pode ser consultado e lido,

(Arti et Amititiae)

(*) Publicado no nr. 136 da LER

"São sem conta as maneiras de arruinar um jantar, e o que devia ser um civilizado convívio de gente de boas maneiras resulta, por vezes, numa desagradável refeição.
Ao anoitecer de 6 de Outubro de 1998, num restaurante italiano de Amsterdam, sentavam-se à mesa José Saramago; a baronesa Chantal d'Aulnis de Bourouil, directora de Meulenhoff, a editora holandesa de Saramago; Laurens van Krevelen, antigo director da mesma, bom amigo que se arriscara a publicar Com os Holandeses; Ray Güte-Mertin, celebrada agente literária alemã; e este que assina.
A mesa era redonda. José Saramago, que já antes notara que Ray Güte-Mertin e eu nos calhávamos menos que pouco, sentou-se entre nós, tomando a si a função de pára-choques. De nada adiantou, pois o que eu afirmava, dirigindo-me a um dos outros convivas, rebatia-o ela com azedume. Defendia a senhora uma ou outra ideia sobre a literatura portuguesa, caía-lhe eu em cima ridicularizando o seu ponto de vista.
Saramago ouvia sem intervir, os anfitriões faziam o possível por desviar a conversa para a probabilidade dele, dois dias depois receber o Nobel e, despachada a sobremesa, bebido o café, desfez-se a companhia. A alemã despediu-se dos holandeses, de Saramago, e fazendo o que eu já tinha feito,  voltou-me as costas.
-E agora? – perguntou Saramago.
A noite apenas começara, estava serena, fazíamo-nos boa companhia, e como se  alguém o sussurrasse do alto ouvi-me a dizer:
- Vamos homenagear a "Ramalhal figura".
Concordou ele, e porque era mesmo ao lado, começámos por visitarHet Begijnhof, o retiro de beguinas que data de 1389 e é ali um oásis de paz. Seguindo Ramalho, aquando da sua visita à cidade, onde então se realizava a  Exposition Internationale & Coloniale, fomos pela Kalverstraat, desembocámos na Praça do Dam e, logo ao lado, entrámos como ele no  Wijnand Fockink, diminuto espaço onde desde 1679 se bebe licor ou genebra e, por tradição, se enchem os copos tão à borda que o cliente tem de se curvar para chupar o primeiro gole.
O prédio vizinho é agora hotel de luxo, mas em 1883 Ramalho Ortigão maravilhou-se com o Jardim de Inverno do que então era café e mantém o nome de Krasnapolsky. "Vinte bilhares, lugares para duas mil pessoas, iluminação a luz eléctrica e grande orquestra às horas de jantar". Demos uma vista de olhos ao que continua a ser uma sala espectacular e, de novo na praça, deixando perto os canais de boa e má fama, rumamos castamente pelo Rokin.
Parámos no cruzamento dessa avenida com a Spui, julgando o futuro Nobel que nos despedíamos ali. Assim não foi, porque enquanto deambulávamos me tinha ocorrido a possibilidade de terminar o passeio, se não en beauté, pelo menos de modo a que José Saramago guardasse dele boa memória. E guardou, como com uma pontinha de emoção gravemente disse, quando horas depois nos separámos e eu lhe desejei boa estadia em Frankfurt.
Explicando: em meados de 1976, com dois livros publicados na Holanda, um de  inesperado êxito e outro que me marcou com o ferrete de "inimigo do povo e traidor da Revolução", surpreendeu-me o convite de me tornar sócio de Arti et Amititiae, sociedade de intelectuais e artistas fundada em 1839, um pouco no género dos clubes londrinos, com razoável restaurante, boa conversa,  excelente bar e, ao invés desses outros, com companhia feminina.
Quando lá entrei a primeira vez esperava-me uma surpresa: dando-me boas-vindas, o presidente anunciou-me ser eu o segundo sócio português. O nome do primeiro, feito sócio honorário em 1883, era de difícil de pronúncia, mas ia mostrar-mo no livro de registos que eu acabava de assinar. De facto, ao abrir no ano correspondente, lá estava, robusto e floreado o autógrafo de José Duarte Ramalho Ortigão.
Isso contava eu a Saramago, parados ambos no hall de entrada e, posso enganar-me, mas nele como que dei conta de um ligeiro cepticismo. Entrámos, assinámos o livro de presenças e sentámo-nos a aguardar que nos viessem atender. Havia bastante gente, mas a algazarra tornou-se um murmúrio, quando uma senhora se foi sentar ao piano da sala e, de certeza profissional, começou a tocar Bach.
José Saramago ouvia calado, observando o ambiente, os lambris, os candelabros, as estátuas, os sofás de couro. Os duzentos e tal quadros de mestre que Ramalho admirara, acham-se na galeria do primeiro andar, a essa hora fechada, mas havia ali um vintena deles, entre outros um retrato de Erasmo, lendo o seu Elogio da Loucura a Thomas More, uma Lição de Anatomia, de Rembrandt, de 1632;  batalhas navais, retratos de burgomestres, um de Herman Boerhave (1668-1738), médico famoso e mestre do nosso não menos ilustre clínico António Nunes Ribeiro Sanches (1699-1783) natural de Penamacor e médico de Catarina da Rússia.
- Então o Ramalho esteve aqui?
A pergunta parecia encerrar uma ponta de suspeita, e foi o que me fez levantar à procura do gerente. Expliquei quem era o meu convidado e o que provavelmente ia acontecer em Frankfurt, poderia ele fazer-me um favor? Trazer do escritório o registo dos sócios?
A última memória que guardo dessa noite é a de Saramago olhando à vez para o autógrafo da "Ramalhal figura" e para mim, como que a perguntar-se se seria apenas acaso o termos ido ali."

(*) Publicado no nr. 136 da LER

Entrevista a José Saramago por J. Rentes de Carvalho, em 9 de Fevereiro de 1989

Pode ser aqui consultada e lida,
em http://tempocontado.blogspot.com.es/2013/11/jose-saramago-1989.html

(*) Traduzida em neerlandês, esta entrevista foi publicada em Amsterdam no matutino  De Volkskrant, a 10 de Março de 1989. 
Link do jornal em, http://www.volkskrant.nl/

Mencionado na página da Fundação José Saramago, na "Bibliografia Passiva", aqui
em http://www.josesaramago.org/entrevistas/






"Entrevista a José Saramago por J. Rentes de Carvalho em 9 de Fevereiro de 1989 (*)"

"Aos sessenta e seis anos José Saramago vive confortavelmente a dois passos da residência oficial do primeiro-ministro, sorri divertido quando lhe pergunto qual é a sensação de, quase do dia para a noite, se ver liberto de tantas pressões e ser considerado como the grand old man das letras portuguesas: 
«Se o êxito tivesse vindo quando eu tinha uns trinta ou quarenta, anos, é possível que, depois de viver muito tempo com semelhante aura, eu estivesse imbuído dum sentimento de importância e caminhasse pelas ruas de Lisboa com um ar de patriarca e glória nacional. Daqui a cinco ou dez anos, se tiver tempo para escrever o que ainda penso escrever, talvez o possam dizer. Mas hoje não tiro daí nenhum sentimento de vaidade ou de orgulho, não me tomo por importante, e quando ouço afirmações tão simpáticas como essa, a minha tentação, sinceramente, é olhar para o lado, a ver se estão a falar com outra pessoa.»

- Quais são, na sua opinião, as circunstâncias que promoveram em Portugal o actual interesse do público pelo realismo mágico e o romance histórico?
«Eu não sei se haverá de facto um interesse do público orientado para essas duas áreas, se exactamente é verdade existir esse interesse. O que sim, acontece, é um fenómeno bastante mais geral e eventualmente positivo: depois do 25 de Abril, uma data que vai ficar como uma inevitável referência no plano cultural e no plano literário, aconteceu qualquer coisa que é novo nesta terra, e que foi o súbito - porque efectivamente foi como que uma espécie de explosão, de erupção - o súbito interesse do público português pelos seus escritores. Quer dizer: não é que antes não existisse um interesse, mas digamos que a atenção do público se dispersava mais pelas obras traduzidas. Quando dois ou três anos depois começaram efectivamente a aparecer obras, e refiro-me especialmente ao romance, houve de facto como que uma descoberta dos romancistas portugueses por parte dos leitores portugueses, e que, julgo eu que tem que ver muito com - eu não quero cair na velha questão da perda da identidade nacional, o que creio ser um falso problema - tem a ver, enfim, com o regresso à pátria, ao nosso ponto de partida. Parece notar-se desde então como que uma espécie de regresso do interesse dos portugueses a si próprios. Quer dizer: passaram a interessar-se por si próprios e, consequentemente, passaram a interessar-se mais pela sua história e pela sua cultura, como uma descoberta de si mesmos no plano histórico e cultural geral.»

Mas no seu caso…
«No meu caso, penso que isso tem a ver com uma atitude minha em relação à história e à cultura, e sobretudo em relação à história, que é o eu não separar o ontem do hoje, e também para quase não separar o amanhã do hoje e do ontem. Para mim o tempo é qualquer coisa onde eu estou, não onde eu me movo, porque é o tempo que se move comigo, ou eu me movo com o tempo, eu não me movo no tempo, e esta ideia dum tempo que é uno e que não se pode dividir em passado, presente e futuro, faz com que, ao escrever, por exemplo, o Memorial do Convento, eu o tenha feito, não com a consciência de estar a escrever um romance histórico, mas com a consciência de estar a tomar uma parte do tempo, que tanto faz que seja anterior ou posterior, ou de agora, ou de amanhã, e que contém - não quero dizer que contenha uma lição, porque não vou buscar lições à história para dar essas lições às pessoas de hoje - mas que tem pelo menos uma constância para mim, a constância do sonho do homem, do trabalho do homem, da aventura do homem no tempo. Para mim estão tão perto de mim o D. João V do Memorial do Convento como o primeiro-ministro Cavaco Silva. Eu não tenho a consciência de estar a escrever um romance histórico. Quanto à questão do realismo mágico, ou real maravilhoso, tudo isso, essas pequenas etiquetas que tentam definir, enquadrar, um modo de ver a realidade, eu acho que tem mais que ver, no meu caso, com aquilo a que eu chamaria uma espécie de sobrenaturalização da realidade. O tomar toda a realidade como sobrenatural. Ou melhor: ao escrever, sobrenaturalizar a realidade.»

Mas ao sobrenaturalizar a realidade, não se corre o risco de lhe dar assim como que um cheiro de religioso?
«Não, não acho, sinceramente que não. É realmente verdade que há como que uma espécie de atitude religiosa minha em relação a tudo isto. Quer dizer: em relação ao mundo, em relação à sociedade, ao homem, à criação, seja ela qual for - a criação literária, a criação artística. Há uma atitude de profundo respeito de mim em relação a esta coisa que é o ser humano, e esta coisa que envolve o ser humano, mas sem qualquer sobrenatural ou transcendência. Não tenho nenhuma relação com a transcendência. Sou ateu confesso, declarado e imperturbável. A morte não me tira o sono e o além não me traz nenhuma preocupação particular e não creio na vida futura. Tenho essa atitude em relação à vida, mas à vida que eu sou, à vida que eu tenho, à vida que é dos outros, onde eu estou. Então, quando eu falo em sobrenaturalização da realidade, no fundo talvez isso não se afaste muito de qualquer coisa que não tem nada que ver com a religião - e quando eu digo que não se afasta muito não é em relação aos fins, não é em relação aos resultados, digamos que é em relação à atitude. Uma atitude próxima da atitude surrealista.»

De que modo é que o seu ser comunista se enquadra nessa forma literária que, como diz, se aproxima do surrealismo?
«Eu acho que se enquadra muito bem, pacificamente, sem nenhuma dificuldade. Creio que tudo isso assenta num preconceito, que consistiria nisto: se o escritor x. é comunista deve escrever desta maneira e deve tratar estes temas, como se todo o resto lhe estivesse vedado. O facto de, em certas épocas, ter havido orientações de carácter geralmente vindas de ideólogos-funcionários, ou de funcionários-ideólogos, como se lhes queira chamar, e que eram geralmente gente sem nenhuma sensibilidade artística, e decidiam no seu foro particular que a arte ou a literatura se deviam fazer de determinada maneira, e se esses funcionários encontraram escritores ou artistas que acataram essas ordens, ou essas orientações, então eu direi que o mal aí se divide pelas aldeias, e tanta culpa têm uns como têm outros. O que me parece é que a limitação exterior da capacidade imaginativa, criativa, especulativa, é, seria com certeza, um atentado contra a minha própria liberdade pessoal e, tão grave como isso, contra a liberdade que reivindico de criar conforme eu entenda. E é-me completamente indiferente, mas rigorosamente indiferente que, eventualmente, à direcção do Partido Comunista Português ou algumas das pessoas da direcção do meu partido - coisa que aliás nunca aconteceu, é preciso acrescentar, mas pode ter acontecido dentro deles próprios e não mo terem dito - não tenha agradado particularmente, ou que continue a não lhes agradar particularmente o tipo de literatura que eu faço. Se isso acontece é-me completamente indiferente, porque nem eles ficam mais comunistas pelo facto de pensarem assim, nem eu fico menos comunista pelo facto de escrever como escrevo.»

Embora Portugal seja um país onde uma grande parte da população continua a viver mal, na literatura portuguesa nota-se uma espécie de enfado, um desinteresse em relação aos acontecimentos da sociedade em que vivem. E não me refiro somente aos acontecimentos políticos. Enquanto o neo-realismo esteve na moda, tinha-se a impressão de que os escritores se sentiam solidários com aqueles que viviam menos bem. Hoje tem-se a impressão que essa solidariedade desapareceu para dar lugar a preocupações exclusivamente estéticas.
«Bom, eu não sei exactamente… Eu diria que esse fenómeno não é exclusivamente nosso. Eu creio que isso a que chamávamos o romance social, para falar só do romance, evidentemente, está "desacreditado" em toda a parte. Eu dou-lhe um exemplo, até aqui ao lado, na nossa vizinha Espanha, um romance meu publicado em 1980, o Levantado do chão, e que é o quarto livro meu que se publicou em Espanha, depois d’O ano da morte de Ricardo Reis, o Memorial do Convento e A jangada de pedra, embora tendo sido bem recebido pela crítica, essa crítica não deixou de estranhar que, num tempo como o de hoje, esse romance abordasse duma maneira tão crua questões como a fome, o desemprego, a luta pelo pão e tudo isso, o que se considera - e é natural que sim, que se considere - que agora no quadro da felicidade que vem aí pela porta da CEE, todas essas questões não têm mais sentido. Portanto não é apenas aqui em Portugal que esse fenómeno se dá, eu creio que é um fenómeno europeu. Não sei como é que as coisas se passam na Holanda, mas se calhar não andarão muito longe disso, a não ser que a Holanda já seja um país tão feliz, tão feliz, que os seus escritores não precisem de preocupar-se com essas questões.
Estas coisas estão todas ligadas umas às outras, e talvez haja uma razão de carácter sociológico para que a literatura se esteja a afastar, ou se tenha afastado de temas que, ainda há vinte anos ou coisa que o valha, eram temas que o escritor se sentia como que obrigado a tratar.» 

E hoje não?
«Eu julgo que isso tem que ver com a difusão maciça das imagens, com a televisão, que enche as nossas casas de tudo quanto até há algum tempo era campo quase exclusivo de tratamento para os escritores. O mal social, neste caso a fome, a droga, tudo, a televisão, pelo menos a televisão portuguesa, dá-me todos os dias uma dose maciça de fome em África, de tudo quanto são carências, oferece-me tudo limpo e a cores. Então, quer dizer, a brutalidade dessa informação e o efeito de analgésico são de tal ordem que acabam por produzir o cansaço da repetição. E tenho a impressão de que o escritor acaba por chegar a esta conclusão: não vale a pena estar eu a escrever sobre aquilo que está constantemente a ser visto. Penso que esta pode ser, enfim, uma razão. De qualquer maneira não creio que se esteja a cair numa espécie de esteticismo, de vazio. Antes me parece que estamos todos um pouco angustiados.»

De olhos abertos para o ecrã da televisão, mas fechados para a realidade circundante?
"É o fim duma civilização, a entrada noutro tempo que nenhum de nós é capaz de imaginar o que vai ser. Esse bombardeamento maciço de canais de televisão está a encher as casas de tudo quanto é mensagem, de tudo quanto é imagem e informação, e nós não sabemos o que vamos fazer com elas. Eu neste momento não sei o que é que faço com o acumular de informação que, se eu abrir a porta, me entra pela porta dentro. Então, eu julgo que no nosso caso particular, aqui, com um desenvolvimento tecnológico que não tem comparação nem sequer com o dos vizinhos mais próximos - eu julgo que a atitude dos escritores portugueses hoje… Mas não quero falar em nome dos meus colegas, tenho de falar em meu próprio nome, eu sinto que o meu dever neste momento, neste momento em que um certo Portugal vai morrer, inevitavelmente vai desaparecer, é como se eu tentasse, e tentasse é mesmo a palavra, escrever algumas linhas de um testamento que vamos ter de deixar neste tempo da nossa história. Eu julgo que todos os meus livros têm no fundo um carácter testamentário.»

E de mensagem?
«Não lhe chamaria mensagem. É por um lado uma palavra demasiado cheia e por outro lado demasiado vazia. O que eu quero dizer é como se fosse um acto de reflexão. Pensar por um lado na minha própria vida pessoal, o que fiz, o que fui, o que sou, mas sobretudo pensar nisso não em termos autistas, mas sim em termos de parte de uma colectividade, de uma sociedade, dum país, dum povo que é este. E sempre com a consciência de que estou também a dizer algumas das últimas palavras de um país que, duma certa maneira, vai dar lugar a outro país. Dentro de vinte, trinta anos, Portugal não terá nada que ver, ou pouco terá - e eventualmente em aspectos positivos, mas quem sabe se também em aspectos negativos - não terá que ver com o Portugal do século 19 que só agora é que está nas vascas da agonia. O Portugal do século 19 está a morrer agora. Então digamos que os escritores deste tempo talvez sejam os últimos escritores do século 19.»

Li com alguma surpresa o seu romance A jangada de pedra, e ainda com mais surpresa li um artigo seu demonstrando uma certa irritação para com a ideia da Comunidade Europeia, a Europa de nós todos, aquela casa europeia em que vamos ser obrigados a viver, sem meios para pagar o aluguer. Acha que a nossa adesão à CEE acabará por nos fazer culturalmente mal?
«Eu não posso ser evidentemente contra as permutas culturais. A cultura dos homens fez-se da criação própria e da permuta com os outros e não se trata de buscar uma espécie de isolacionismo cultural. Simplesmente, quando se diz que uma posição como a minha é uma posição que está, digamos, contaminada de nacionalismos, e neste caso de nacionalismo literário, de nacionalismo cultural, a minha resposta é sempre esta: quando a mim me acusam de nacionalismo é porque, ou melhor, quem me acusa de nacionalismo está, no fundo, a defender o seu próprio nacionalismo.»

Espere aí! Além de também ser português, eu de maneira nenhuma o acuso de nacionalismo.
«Não, não é você que me acusa, são as pessoas que dizem ah! mas agora nesta altura, e fazendo já parte da Europa, para que é que vamos estar a incomodar-nos com isso? E dizem que não faz sentido. Ora eu digo que faz sentido. Porque vamos lá ver: o que é a CEE, o que é o Mercado Comum? Bom, eu sou ignorante de todas essas questões, mas não sou completamente ignorante da história. E as guerras na Europa sempre tiveram um único motivo: a disputa da hegemonia sobre a Europa. Depois destas duas guerras terríveis, eu penso que, mais ou menos conscientemente, as grandes potências europeias deverão ter chegado à conclusão de que não é possível alcançar a hegemonia sobre a Europa através duma guerra. E isso é positivo. Então as duas ou três maiores potências europeias puseram-se de acordo para, conjuntamente, administrarem a Europa. O que se está a passar é a administração da Europa. E eu não posso esquecer nunca, não esquecerei nunca, que de facto este nosso pequeno país foi literalmente desprezado, ignorado, humilhado algumas vezes, até pelos seus próprios aliados, como é o caso da Grã-Bretanha. E não tenhamos ilusões, o desdém continua, os pequenos países da Europa vão continuar a ser pequenos países e tratados como pequenos países. Essa ideia de doze parceiros iguais é uma mentira. Se a política económica portuguesa já não é resolvida aqui, se na distribuição europeia do trabalho nem sequer sabemos que parte é que nos vai caber, começamos a suspeitar. Quando o ministro da agricultura português declara que a nossa vocação florestal é um trunfo junto da CEE, está a dizer que na divisão da produção europeia, a nós cabe-nos apenas sermos uma floresta para fornecimento de celulose.»

Afinal você mostra ter uma preocupação política e social, enquanto que no seu romance A jangada de pedra...
"Quando eu n' A jangada de pedra entro nessa utopia de separar a Península Ibérica da Europa não é, isso não significa o corte da Península Ibérica em relação à Europa, significa que a Europa deve ser arrastada, levada para o sul, é dizer: atenção Europa, há mais coisas no mundo do que tentar ser um terceiro bloco económico entre os Estados Unidos e o Japão. E no plano cultural o que eu não quero é que este país desapareça culturalmente. Mas esse risco existe, precisamente com todos os meios e todas as pressões de ordem económica e o processo de implantação das multinacionais. Essa alegria da circulação dos capitais dentro da Europa não vai significar que os capitais portugueses se irão instalar na Holanda ou na Alemanha, mas que os capitais holandeses e alemães se vão instalar aqui. E os espanhóis, os franceses, todos mais. Ora a partir do momento em que o capital está instalado não precisa de mandar tropas, não precisa de obrigar toda a gente a falar alemão ou holandês. Quer dizer: é a própria força das coisas que vai fazendo como acontece com um queijo que é cortado pelo lado de baixo, e olhando assim de cima parece que o queijo está intacto. Nós vamos ser cortados em fatias finíssimas pelo lado de baixo, e um dia destes nós não teremos queijo, ou teremos um queijo completamente reduzido à casca. Mas o que também felizmente acontece é que as pessoas e as culturas têm uma grande capacidade de defesa. O homem sabe que morre, que tem de morrer, mas insiste em deixar a marca da sua presença. E assim, ao mesmo tempo que assistimos a um processo de globalização cultural, assistimos também à inssurreição das pequenas culturas e das pequenas nacionalidade que, justamente, não querem desaparecer.»

Mas como explica então que em Portugal se recomece a falar a sério da possibilidade de uma União Ibérica, do iberismo, a fusão do nosso país com a Espanha?
«Aí há as velhas histórias do medo da Espanha. Temos um medo incrível de tudo quanto vem de Espanha, até inventamos o ditado de que da Espanha não vem bom vento nem bom casamento. O que acontece é que, ao olharmos para a Europa, podemos ver que há um certo ar de família dos Pirinéus para cá. Para além das diferenças que não são só entre Portugal e a Espanha, porque existem dentro da própria Espanha, e eu creio que nalguns aspectos as diferenças no interior da Espanha podem até ser maiores do que aquelas que há entre nós e os espanhóis tomados nos seu conjunto. A Catalunha não é a Andaluzia, a Andaluzia não é a Galiza, e assim por diante. Aqui em Portugal o espanhol é sempre o inimigo puro por definição. Não importa que outros nos tenham tratado da pior maneira, que os franceses nos tenham invadido por três vezes, que os ingleses nos tenham humilhado profundamente. Em Portugal, a atitude no fundo resume-se a que toda a gente continua a encarar a Espanha com desconfiança, se bem que eu julgue que há alguns sinais de mudança. A União Ibérica não faz sentido nenhum, e eu próprio, que tenho a fama de ser iberista, não vejo que haja qualquer viabilidade nessa ideia. O que me parece, contudo, é que embora o iberismo esteja morto, nós não podemos viver sem um iberismo, uma ideia ibérica. E afinal de contas, se é possível uma ideia europeia, se é possível o maior, porque é que não há-de ser possível o menor?»

Enquanto que você parece recear que muita coisa vai desaparecer da nossa cultura e literatura, ao ler a imprensa portuguesa eu noto que existe um certo contentamento entre os escritores portugueses, um sentimento de dinamismo, ouve-se afirmar com seriedade e frequência que a literatura portuguesa está num auge, que é neste momento uma das grandes da Europa, das mais dinâmicas. Qual é o seu comentário a isso?
«Eu não posso ler tudo aquilo que se escreve por essa Europa, e às vezes a gente faz certas afirmações sem grandes fundamento objectivo, mas enfim, são coisas que começam a ser ditas e a partir de certa altura repetem-se sem sentido crítico, não é? Mas parece que há de facto a ideia de que neste momento, e eu penso que pode haver alguma verdade nisso ouvindo os críticos estrangeiros, a literatura portuguesa, e especialmente o romance, são, talvez, dos mais originais, dos que têm mais interesse. Eu creio que isso é perfeitamente compatível com uma situação de fim, que é esta nossa. Eu não quero entrar pelas metáforas, mas a verdade é que, até a chama duma vela, no momento exacto em que vai extinguir-se, tem um clarão súbito, e depois é que se extingue. Isto não significa, evidentemente, que eu pense que depois deste clarão a literatura portuguesa se extinga. Enfim, não vai acabar, não vai morrer, mas estamos de facto numa altura em que as manifestações literárias talvez não dependam da atitude pessimista ou optimista do autor, mas antes das próprias circunstâncias. Constata-se entre nós uma atmosfera de expectativa. Toda gente hoje fala na Europa, espera coisas da Europa, e essa atitude é muito nossa, porque estamos sempre à espera do que há-de vir de fora, seja o ouro do Brasil, ou o que não chegou a vir de África. Mas a verdade é que por baixo de todo esse aparente optimismo começa a haver também uma preocupação, à qual as pessoas ainda não estão a dar voz. De repente tem-se a consciência de que a Europa não nos dá nada, que a Europa não tem nada que nos dar - e porque é que havia de dar? nós é que temos de fazer o nosso próprio país - então assiste-se agora como que a uma espécie de demissão dos portugueses em relação ao seu próprio país.»

Também por parte dos escritores?
«Os escritores no fundo afastaram-se muito da vida social, da vida política. Viraram muito as costas a todas essas coisas, e estão eventualmente a fazer grandes livros, mas com um ou duas excepções, nunca os escritores portugueses intervieram tão pouco na vida do quotidiano do país, através do artigo, da opinião, da polémica. Nunca aconteceu tão pouco como acontece agora. É um mau sinal. Eventualmente será uma situação transitória, mas é realmente preocupante. Eu acho que não tardará muito a que começaremos a sentir-nos preocupados, já não em relação a toda essa questão da economia, que provavelmente é irreversível, mas quanto às consequências no plano cultural com que de certeza vamos sofrer. E por favor não me falem em consenso cultural europeu, porque isso é coisa que não existe. A cultura europeia não existe. A cultura europeia sempre foi, e felizmente, o conjunto das culturas dos povos da Europa. Isso é que fez a sua riqueza, a sua diversidade, a sua fertilidade. Quando me falam em projectos europeus de vária ordem, no fundo aquilo que eu vejo é que nunca se falou tanto em indústria de cultura. Do ponto de vista tecnocrático a cultura é meramente uma indústria e sob esse ponto de vista a cultura será tanto melhor quanto mais render. E cultura que não rende não tem interesse para as multinacionais, para a banca internacional. De forma que hoje somos meros números dentro dum computador.»
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(*) Traduzida em neerlandês, esta entrevista foi publicada em Amsterdam no matutino  De Volkskrant, a 10 de Março de 1989.
(**) Com o título Memoriaal van het Klooster, a tradução neerlandesa foi editada pela De Arbeiderspers no Outono de 1989."

Actualização da "Biblioteca" com referência ao estudo da obra de José Saramago

Actualização da "Biblioteca" com referência ao estudo da obra de José Saramago
Data 01/07/2015

(Autografo de José Saramago na obra de teatro
"Que Farei com Este Livro?", a 17/05/1998)

Livros referentes à temática "Saramaguiana"
Democracia e Universidade – Ensaio (Fundação José Saramago e ed.ufpa – 2013)
Chamo-me… José Saramago – Infantil - Cidália Fernandes (Didáctica Editora – 2010)
Conversas com José Saramago – Entrevistas – José Carlos de Vasconcelos (JL – 2010)
José Saramago da Cegueira à Lucidez – António José Borges (Zéfiro – 2010)
José Saramago Nas suas Palavras – Fernando Gómez Aguillera (Caminho – 2010)
Correspondência 1959-1971 José Saramago | José Rodrigues Miguéis (Caminho 2010)
Lanzarote A Janela de Saramago – João Vilhena (Porto Editora – 2014)
Biografia de José Saramago – João Marques Lopes (Guerra e Paz – 2011)
José e Pilar Conversas Inéditas – Miguel Gonçalves Mendes (Quetzal – 2011)
Saramago: A Consistência dos Sonhos – Fernando Gómez Aguilera (Caminho - 2008)
Revista de Estudos Saramaguianos - (Patuá Editora – Novembro 2014)
Dicionário de Personagens da Obra de José Saramago – Salma Ferraz (Edifurb – 2012)
Colóquio Letras, n.º 151/152 (01-06/1999) – José Saramago o Ano de 1998
Palavras para Saramago – (Caminho e Fundação José Saramago – 2011)
A Viagem do Elefante Banda Desenhada – João Amaral (Porto Editora – 2014)
Uma Longa Viagem com José Saramago – João Céu e Silva (Porto Editora – 2009)
"Apontamentos sobre a cidade saramaguiana" - Horácio Costa (Universidade de São Paulo)
José Saramago e a tradição do romance histórico em Portugal - Horácio Costa (Revista USP, São Paulo, dez./fev. 1998/99)
Lucerna, n.º 0, (04/2014) Versão digital impressa – dará lugar a “Blimunda” no n.º 1
"Um ensaio itinerante para ler José Saramago - paisagens", de Pedro Fernandes
Caderno-revista de poesia (07/2011) "Variações de um mesmo tom: diálogos sobre a poesia de José Saramago"
Caderno-revista de poesia (07/2011) Encarte "Um ensaio itinerante para ler José Saramago, paisagens"
A Espiritualidade Clandestina de José Saramago - Manuel Frias Martins (Fundação José Saramago)
Retratos para a Construção do Feminino na Prosa de José Saramago - Pedro Fernandes (Editora Appris)
O essencial sobre José Saramago - Maria Alzira Seixo (INCM)
Diálogos com José Saramago - Carlos Reis (Porto Editora, 2015 reedição do original de 1998, via Caminho)
José Saramago A luz e o Sombreado - Fernando Venâncio (Campo das Letras, 2000)
A Viagem do Elefante por Viseu Dão Lafões (2014)
"José Saramago El viaje del elefante - diseño e ilustraciones de Manuel Estrada" - Alfaguara 2010 (Tradução de Pilar del Río)

(Selo emitido pelos CTT, em homenagem à atribuição do Prémio Nobel, 
como valor facial de 200$00 - Dez./1998)

Revistas e Jornais
A Bola Magazine, n.º 138 – 11/1998 – Entrevista “Vamos lá falar de futebol”
Actual Expresso, n.º 1965 – (26/06/2010) – Reportagem
Actual Expresso, n.º 2014 – (03/06/2011) – Entrevista a Pilar del Río
Actual Expresso, n.º 2187 – (27/09/2014) – Reportagem sobre o inédito “Alabardas Alabardas”
Actual Expresso, recorte (20/04/2013) – “Um movimento de escavação”
Actual expresso, recorte (30/08/2014) – Lídia Jorge em análise a “Alabardas Alabardas…”
Actual Expresso, recorte, (30/12/2010) – “O Ano da Morte de José Saramago” de J. Mário Silva
Actual Expresso, recorte, (não datado) – Cartaz promoção do filme “José e Pilar”
Blimunda, Edição Impressa Junho 2014 (autografada por Pilar del Río)
Camões Revista de Letras, n.º 3 – (1998) – Estudo sobre Saramago
Caras, recorte (não datado) – Reportagem no lançamento de “A Claraboia”
Courrier Internacional, n.º 127 – (07/09/2007) – Reportagem no “The New York Times”
DN, (16/11/2012) – Ensaio Inédito – “Verdade e Ilusão Democrática”
DN, n.º 51.572 – (19/06/2010) – Reportagem
DN, n.º 51.574 – (21/06/2010) – Reportagem
DN, n.º 51.622 – (08/08/2010) – Entrevista a Pilar del Río
DN, recorte, 12/11/2014 – João Amaral e “A Viagem do Elefante” em BD
Expresso - Grandes Entrevistas da História, n.º 6 (1991-2006) Entrevista de Clara Ferreira Alves em (2/11/1991)
Expresso, recorte (não datado) – Inês Pedrosa “A aliança”
Fnac, recorte (não datado) – Entrevista a Pilar del Río, lançamento de “A Claraboia”
JL / Visão, 19/06/2010 – Edição conjunta – Número especial
Jornal de Letras, n.º 1000 – (28/01/2009) - Edição comemorativa – Crónica “Esperança”
Jornal de Letras, n.º 1073 – (16/11/2011) – “José e Pilar – Saramago continua”
Jornal de Letras, n.º 1147 – (17/09/2014) - Reportagem sobre o inédito “Alabardas Alabardas”
Jornal de Letras, nº 1037 – (30/06/2010) - Reportagem
Jornal de Letras, nº 704 – (08/10/1997) – Reportagem “Portugal em Frankfurt”
Jornal de Letras, nº 800 – (30/05/2001) – “Harold Bloom em Portugal com Saramago”
Jornal de Letras, nº 841 – (24/12/2002) – Crónica de Carlos Reis
LIV do Jornal I, recorte (10/04/2014) – Reportagem “Estrada fora na Lanzarote de Saramago”
LIV do Jornal I, recorte (16/10/2010) – Entrevista a Pilar del Río
Notícias Magazine, n.º 1039 – 22/04/2012 – “Pilar sem Saramago”
Playboy Portugal, n.º 16 – 07/2010 – Entrevista de Humberto Werneck”
Público Suplemento P2, (26/06/2010) – Reportagem
Público, n.º 7380 (19/06/2010) – Reportagem
Público, n.º 7381 (20/06/2010) – Reportagem
Público, recorte (26/06/2010) – Notícia de Isabel Coutinho
Revista Caras, recorte, 04/03/2012 – Entrevista a Pilar del Río
Revista DN (150 anos), n.º 4 - "José Saramago - O Verão Quente do Diário de Notícias"
Revista Expresso "100 Portugueses 4.º Volume" - de Luísa Mellid-Franco "José Saramago - A serenidade do conhecimento das coisas"
Revista Expresso Única, n.º 1818 – 1/09/2007 – “Pilar de Saramago”
Revista Expresso Única, n.º 1876 – 11/10/2008 – “Pilar del Río entrevista José Saramago”
Revista Expresso, n.º 1355 – 17/10/1998 – Diversos “Prémio Nobel 1998)
Revista Flash, recorte (??/11/2010) – Entrevista a Pilar del Río
Revista Ler, n.º 43 - 1.º Edição Verão/Outono 1998
Revista Ler, n.º 70 – 06/1998 – “O Nobel é uma invenção diabólica”
Revista Ler, n.º 93 – 07/08 2010 – “O autor está no livro todo”
Revista Tabu, n.º 84 – 19/04/2008 – “José Saramago Sou um sentimental”
Revista VIP, recorte (??/06/2011) – Reportagem “Um ano sem Saramago”
Sábado, n.º 321 – 24/06/2010 – Número especial
Todos os Nomes do Homem Duplicado ou o Caos é uma Ordem por Decifrar de Eula Carvalho Pinheiro
Vértice, n.º 14, II Série, 05/1989 - Entrevista com José Saramago (diálogo com Manuel Gusmão)
Vértice, n.º 168, II Série, 07-09/2013 – Estudo e Projecto “Oficina Saramago”
VidaMundial, n.º 10 (11/1998) - Linguagem e História segundo José Saramago de Manual Gusmão